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El Tenerife sobrevive a la expulsión de Mellot con una victoria sufrida

Elady remata en la acción del primer gol del Tenerife

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —
10 de octubre de 2021 23:15 h

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Un ejercicio colectivo de sufrimiento en inferioridad recordó al CD Tenerife que la Liga de Segunda regala nada y reserva victorias más espesas que lucidas en las que nadar y guardar la ropa acaba por tener premio. El de este domingo, previo al clásico en el Estadio de Gran Canaria a seis días vista, tuvo el premio de los puntos frente a un Amorebieta abonado a la estrategia y el juego directo y favorecido por la expulsión de Mellot cuando ya andaban los de Ramis en ventaja.

Las dos tarjetas al lateral francés vinieron de la frustración: la primera después de un caño con el que le sacaron los colores y la definitiva tras incorporarse al juego –después de que el Amorebieta no echara el balón fuera, pese a estar lesionado– pegando una patada innecesaria como reacción a la indiferencia del contrario. La consecuencia fue una auto expulsión impropia en este nivel y el debut inesperado del canterano David Rodríguez, una hora notable, de menos a más, madurando en lo que el partido se iba complicando.

Porque el Tenerife se había encontrado con un choque de mayor exigencia táctica que los anteriores, impedido de jugar como más le gusta y obligado a imaginar alternativas frente al despliegue físico y la línea de cinco atrás –reconvertida en cinco atacantes cuando los laterales se proyectaban– que cerró espacios a los locales y casi no permitió que jugaran entre líneas a los espacios.

Sufrió el grupo de Ramis siempre y solo tuvo premio cuando consiguió sacar de la comodidad al Amorebieta. Antes en una vuelta conducida por Corredera que le cogió mal escalonado, permitió que Pomares la pusiera el área con la pierna mala y la rematara Elady –con la espalda, que también vale– lo justo para sorprender a Santamaría a media salida.

El 1-0 vino a tranquilizar a un Tenerife al borde de la frustración después de media hora jugando contra un muro, sin salida desde atrás con los medios, sin conexión con Shashoua, incapaz Elady para enganchar la pelota cuando iba hacia los centrales. Y caminaba hacia la mansedumbre cuando vino a complicarlo, sin justificación, el arrebato de Mellot.

Con uno menos y otra hora por jugarse, el Tenerife fue cumpliendo objetivos parciales. El primero, irse al descanso en ventaja. A la vuelta de la pausa, manteniendo la tensión en la salida del vestuario y encontrando fruto en una segunda jugada tras un córner. Se jugó la cabeza Sipcic ante Irazabal, no vio el árbitro ni juego peligroso ni penalti, pero le advirtió después de tres minutos de deliberación el VAR, que convirtió en pena máxima la infracción. Plantado ante Saizar, compareció Shashoua para aprovechar el único tiro franco que tuvo. El inglés no perdonó y puso un 2-0 que otro día, sin inferioridad, habría sellado el resultado.

En otro momento y en otro partido. En este, al Amorebieta le quedaba tiempo y recursos para no irse de vacío de su debut en el Heliodoro. El Tenerife se fio a jugar en veinticinco metros para evitar la tragedia y los vizcaínos percutieron una y otra vez por los flancos, ahora por el de David –el muchacho lo hizo notablemente, sin perder el sitio, potente en las pugnas, ni un error grueso–, cuando no por el de Pomares. Y siempre que pudo, metiendo balones al área, donde realmente sufrieron los isleños.

Y aunque había avisado en el 69 con un disparo con veneno de Irazabal, bien respondido por Soriano, tuvo que ser con una pelota colgada como terminó hiperventilando la grada. Un centro mansito que tomó con la guardia baja a Mollejo y con la atención suficiente a Etxaburu para superar al portero con un cabezazo inalcanzable.

Hasta el final, el Tenerife hizo un ejercicio de fe premiado con su quinta victoria del curso. Sufrió más de la cuenta en las jugadas a balón parado o cuando metió a toda la tropa en el área defendiendo con una sola línea, pero no cometió fallos groseros con valor de gol. Y hasta tuvo una contra limpia en el 90 para el 3-1 en la que Mollejo no se decidió por el último pase y mal resolvió con un tiro forzado.

Al cabo, el resultado –sin hacer un ejercicio defensivo sobresaliente– deja un poso de autoestima que le hará llegar al derbi por encima de la Unión Deportiva y con el crédito intacto. Sin Mellot, seguro, pero con un chico de la cantera que no lo hizo peor que el peor de los profesionales. Que también iba de eso el partido.

(2) CD TENERIFE: Soriano; Mellot, Sipcic, José León, Pomares; Rubén Díez (Michel Herrero, m.58), Aitor Sanz (Sergio González, m.84), Álex Corredera, Bermejo (David, m.41); Shashoua (Álex Muñoz, m.84) y Elady (Mollejo, m.58).

(1) SD AMOREBIETA: Santamaría (Saizar, m.34); Lozano, Arregi (Etxaburu, m.67), Irazabal; Larrazabal, Olaetxea (Iker Bilbao, m.55), Larru, Álvaro Peña, Ozkoidi; Guruzeta (Amorrortu, m.55) y Koldo (Íñigo Orozco, m.67).

GOLES: 1-0. Elady (m.29). 2-0. Shashoua, de penalti (m.64). 2-1. Etxaburu (m.70).

ÁRBITRO: Víctor García Verdura (Comité catalán). Expulsó a Mellot por doble amonestación (m.33 y m.38). Amonestó a Aitor Sanz (m.39), Sergio González (90+3 y Shashoua (m.90+3, en el banquillo) y a los visitantes Olaetxea (m.27) e Irazabal (m.64).

INCIDENCIAS: Partido de la 9ª jornada de LaLiga SmartBank 21-22, jugado en el Estadio Heliodoro Rodríguez López. 12.525 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Domingo García, exsecretario general, y Manuel Rojas, exjugador y exdirectivo, del CD Tenerife.

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