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El cartero Feijóo llama más de dos veces

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Feijóo ya se está barruntando que en este año electoral al PP le va a costar mucho poder gobernar si no es con el apoyo de Vox, un partido que está muy mal visto no solo por muchos populares españoles sino también europeos, como se ha explicitado en varias ocasiones en los debates del Europarlamento. 

Como sabe que en las próximas elecciones locales y autonómicas de mayo va a necesitar a Vox para poder gobernar en muchas instituciones, el gallego ha empezado a poner la venda antes de la herida para convencer al resto de partidos que debe gobernar el que más votos saque. Los populares tienen la esperanza de ser primeros en muchas instituciones pero ya tienen menos seguridad que puedan hacerlo por mayoría. 

Después de la debacle de Ciudadanos y de que la mayoría del partido naranja se haya refugiado en el propio PP, es harto complicado que los populares puedan ganar las elecciones por mayoría absoluta, y ya no solo en mayo sino también en diciembre, cuando se celebren los comicios generales.

Sí esta propuesta de ahora de Feijóo tuviese carácter retroactivo, hoy no estarían gobernando en Madrid ni Almeida ni Ayuso ya que ambos perdieron en 2019 frente a Manuela Carmena y Ángel Gabilondo, respectivamente. Fue precisamente gracias al apoyo de Ciudadanos y Vox que hoy haya muchas instituciones importantes presididas por el PP. Tampoco en 2019 el PP fue la fuerza más votada en Andalucía, la Región de Murcia y Castilla y León, por lo que los presidentes populares que accedieron a la presidencia tendrían que haber estado desde entonces en la oposición. 

La propia ministra de Educación y portavoz nacional del PSOE, Pilar Alegría, le tiró esta semana de las orejas a Feijóo, recordándole que sus correligionarios de Orense hicieron que la tercera fuerza política de la ciudad lograra la alcaldía en detrimento de los socialistas, que fueron los más votados. En este caso el PP prefirió dar la Alcaldía a una polémica fuerza independiente liderada por un controvertido empresario que dejar que la lograra la lista más votada. 

Es más, la propia ministra ganó las elecciones últimas en Zaragoza pero el PP pactó con otras fuerzas perdedoras para arrebatarle la alcaldía. A pesar de que el PP tuvo incluso menos apoyo que en las elecciones anteriores de 2015, los populares se unieron a Ciudadanos para evitar que la actual ministra fuera alcaldesa de Zaragoza. 

La propuesta de Feijóo es bastante ligera e inconsistente ya que para ello habría que cambiar la Constitución puesto que nuestro sistema electoral exige a los diputados elegir al presidente o a los concejales designar al alcalde. Si un partido no consigue la mayoría absoluta, no hay más remedio que pactar entre dos o más para lograr la gobernabilidad de una comunidad autónoma o de un ayuntamiento. 

En el programa de intenciones firmado por el propio Feijóo esta misma semana se dice que los gobiernos no podrán nombrar a ciertas personas de su partido para puestos institucionales, entre los que incluye la presidencia de Correos, casualmente un cargo que ostentó el actual líder de la oposición cuando Mariano Rajoy era presidente del Gobierno. 

Feijóo, que fue designado por su paisano M. Rajoy, ahora propone de forma ventajista que esas cosas no vuelvan a ocurrir para asegurarse su hipotética elección de manera automática. Es una incoherencia absoluta y un oportunismo detestable que ahora propugne medidas que en su momento le habrían perjudicado, tanto a él como a los suyos, mientras que ahora, si se cambiara la norma, se podría beneficiar de ellas de manera partidista. 

Feijóo ha criticado en el mismo Senado que el gobierno de Sánchez nombrara al presidente de Correos cuando precisamente él fue designado a dedo por el Gobierno de Rajoy en ese mismo puesto. Es jugar con trampas inventarse unas medidas que le pueden beneficiar ahora pero que en el pasado le habrían claramente perjudicado. 

Feijóo dice ahora que los cargos deben ser ostentados por profesionales de la materia que conozcan bien el percal, por lo que Pedro Sánchez le contestó irónicamente que no sabía que el presidente del PP tuviera experiencia como cartero para acceder a dedo a la Dirección de Correos. 

El cartero siempre llama dos veces pero Feijóo es tan insistente que llama tres, cuatro y hasta cinco veces, las que hagan falta para lograr sus propósitos partidistas y tocar el cielo, donde al parecer no hay buzones ni direcciones postales.

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