Operations manual

Por estos lares y tiempos se está procediendo y se procederá al estreno de ciertos sillones que, de forma aparente, ofrecen grandes cantidades de poder y resonancia. Los diferentes plenos o parlamentos, municipales, insulares, autonómicos o nacionales, harán acomodo de nuevos inquilinos o, también puede suceder, que son las mismas personas, pero en posiciones diferentes. Sea como fuere tienen una meta crucial, como es la puesta en marcha de todas aquellas iniciativas necesarias con la finalidad de dejar las cosas mejor que como se las encontraron. Para ello deben tener un manual procedimental que, a riesgo de parecer presuntuoso, se deja por aquí por si se estima que pueda ser aprovechado.

En primer lugar, hay que ser, parecer y ejercer un liderazgo responsable con la finalidad de incluir a todas las partes. Tener una visión clara del territorio te permite definir metas realistas y alcanzables que impulsen el progreso sostenible y mejoren la calidad de vida de la ciudadanía. A partir de ahí, hay que actuar con honestidad, transparencia y ética para fomentar la confianza para que, en un hipotético caso de necesitar un esfuerzo adicional, no se haría a regañadientes. Por esa razón hay que practicar la escucha activa y empatía hacia las preocupaciones y necesidades del entorno y no pensar que se tiene la verdad absoluta. Y para que haya confianza debe haber transparencia, por lo que hay que proporcionar acceso a la información gubernamental de manera abierta y accesible, como son informes financieros, datos relevantes y toma decisiones basadas en evidencias sólidas. De esta forma se fomentaría la participación en el proceso de toma de decisiones, creando mecanismos efectivos para recopilar las opiniones, de modo que se podrá rendir cuentas como aportación adicional a un sistema de control y supervisión para evitar la corrupción y garantizar el buen uso de los recursos públicos.

Si nos centramos no solo en cómo hay que hacerlo sino en qué hay que hacer, la implementación de políticas que promuevan el crecimiento económico, la generación de empleo y la reducción de la desigualdad se muestra como tareas prioritarias, fomentando la inversión en sectores estratégicos y la diversificación económica. Claro está que, para tener la respuesta social adecuada a las oportunidades que puedan surgir, habrá que priorizar la inversión en educación y formación para asegurar una sociedad instruida y capacitada a través del desarrollo de programas que fomenten la igualdad de oportunidades. Y gracias a todo esto, se podrán ofrecer políticas y programas que garanticen la protección social a través del apoyo a grupos vulnerables. De esta forma se reduciría la pobreza y mejoraría la calidad de vida de toda la ciudadanía.

Ahora bien, si todo esto parece aburrido o de difícil consecución se puede apostar por lanzar promesas imposibles, como declarar el día de la siesta eterna o implementar legislación en donde se prohíba el caminar hacia atrás los jueves. Para tal cuestión qué mejor que generar departamentos extravagantes, como puede ser el de “Escaleras sin peldaños (ESP)”, a través de una creación previa de su comisión correspondiente. Y si se quiere llegar a algún acuerdo, en lugar de utilizar reuniones y tratados, se han de proponer juegos de mesa o apuestas. Y para más disparate, se puede plantear la incorporación de una nueva moneda, como bien podrían ser los millos o los garbanzos secos, como si estuviéramos jugando al envite. A partir de aquí, solo hay que elegir un procedimiento, asumiendo que, se ostente el cargo que se ostente y se coja un procedimiento u otro, hay personas que se ponen un traje con zapato y calcetín negro, pero, en su cabeza, los calcetines nunca dejarán de ser blancos.