Espacio de opinión de Canarias Ahora
Siempre Canarias
Este 30 de Mayo, Día de Canarias, ha tenido connotaciones muy especiales. Ha estado indefectiblemente marcado por la pandemia del Covid-19 que venimos sufriendo desde hace varios meses y que, hasta ahora, ha ocasionado la muerte de unas 160 personas en las Islas y más de 27.000 en el Estado español, superando ya los 5,8 millones de contagiados y 360.000 fallecidos en el mundo. Por eso, la solidaridad y el afecto hacia las familias de las personas fallecidas y hacia los enfermos, así como el reconocimiento al denodado trabajo de nuestros profesionales sanitarios y de otros sectores (alimentación, seguridad, limpieza, transporte…) que nos han facilitado la vida cotidiana en esta larga etapa de confinamiento, es lo primero que procede.
Esas circunstancias tan dolorosas influyen de manera decidida en el ambiente que ha rodeado el 30M. Y, asimismo, condicionan los actos de la festividad, limitados, y que han realizado, fundamentalmente, a través de los medios de comunicación y de las redes sociales, sin presencia directa de la ciudadanía.
Estamos ante una pandemia con consecuencias económicas y sociales mucho más graves en la Comunidad canaria que en el resto del Estado. Contenida parcialmente hasta ahora por los ERTE y por las ayudas a los autónomos. A la que también contribuimos desde Canarias manteniendo y potenciando los servicios públicos, con ayudas al alquiler de viviendas a más de16.000 familias y con el apoyo a la liquidez de nuestras pymes y autónomos, mediante préstamos de Aval Canarias, entre otras medidas.
Considero positiva la instauración de una renta mínima estatal, que comenzará a implementarse estos días, aliviando la situación de los más vulnerables, de los que carecen de ingresos o estos son tan bajos que impiden cubrir sus necesidades personales y familiares más básicas. Renta que pueden complementar las prestaciones de las comunidades autónomas, insistiendo además en impedir los desahucios y en garantizar el derecho a la vivienda.
Otra notable diferencia con relación a la anterior crisis ha sido la reacción de la Unión Europea. En esta ocasión con propuestas y planes de reconstrucción que incluyen transferencias y créditos, y que apuntan en la buena dirección.
Pacto para la Reactivación
Resulta muy relevante el destrozo que ha causado a la economía y al empleo el parón de buena parte de la actividad al que ha obligado la pandemia para poder proteger la salud de la población y evitar más contagios y fallecimientos; paralizando por completo el sector turístico, el de mayor peso en la riqueza y en el empleo en las Islas, que no se recuperará de manera inmediata. Aunque nuestros datos sanitarios sean positivos y aunque nuestros apartamentos y hoteles ofrezcan los niveles máximos de seguridad, dependemos también de que se reanude la movilidad aérea, que para restablecer la confianza debe disponer de plenas garantías sanitarias.
Podemos perder este año 2020 más del 20% del PIB y buena parte del tejido empresarial de las islas. Las cifras de desempleo pueden alcanzar el 40%, duplicando las actuales. Se incrementará sensiblemente el porcentaje de personas en situación de pobreza o en riesgo de exclusión social, que ya eran elevados antes de la crisis sanitaria.
Frente a esa situación, estamos obligados a ofrecer respuestas de país, desde la unidad de todos los sectores de la sociedad canaria, desde la generosidad, desde la creatividad y el talento. En ese plano se enmarca el Pacto para la Reactivación Social y Económica de Canarias, promovido por el Gobierno canario y en el que hemos venido trabajando desde hace dos meses. Para superar esta difícil coyuntura y construir una nacionalidad canaria más sostenible, con mejores servicios públicos, con mayor equidad, con perspectivas de futuro. Dimensionando adecuadamente la sanidad en profesionales, tecnología e infraestructuras. Trabajando por una educación inclusiva y promotora de igualdad que combata la brecha educativa -que no es solo digital- y aborde prioritariamente la educación 0-3 años y la Formación Profesional, así como la atención a la diversidad.
Aprovechando la crisis para intentar dar un salto cualitativo en asuntos que debieron ser abordados más decididamente en el pasado reciente. La extensión de las energías renovables y sus posibilidades de empleo. La apuesta por una movilidad sostenible desde la transformación humanizadora de nuestras urbes. El impulso a las tareas de cuidados a nuestros mayores y dependientes. La relevancia de lo público en el bienestar colectivo. El apoyo a nuestra industria y sector primario La potenciación de la I+D+i como valor añadido indemne a la insularidad y/o la lejanía. La revalorización de la cultura como vector de enriquecimiento social, también en el plano económico.
Sociedad civil
Las dificultades reales a las que nos enfrentamos no deben llevarnos al desánimo. Deben servir para mostrar nuestras virtudes como pueblo esforzado y solidario que a lo largo de su historia ha afrontado situaciones muy difíciles que, en varias ocasiones, se tradujeron en obligadas migraciones masivas hacia otros lugares del mundo, especialmente de América Latina. Hoy tenemos mejores condiciones que en otras etapas. Con instituciones democráticas. Con autogobierno. Con una sociedad civil organizada. Con tecnologías que nos conectan con el mundo. Con personas formadas.
Es la hora de los compromisos individuales y colectivos. De la superación de corporativismos y estériles burocracias. De plantear qué puede y debe hacer Canarias por cada uno de sus hombres y mujeres, que debe ser mucho, desde una visión de lo público centrada en alcanzar los máximos niveles de equidad en todos los territorios del Archipiélago. De plantear, asimismo, qué podemos hacer cada uno de nosotros y nosotras para contribuir al incremento del bienestar colectivo de la sociedad canaria.
Con especial énfasis en nuestros mayores, a quienes tanto debemos. Pero también en los niños y niñas y en los jóvenes cuyo futuro se verá condicionado por el mayor o menor acierto en las decisiones y acciones que se tomen hoy. Siendo la educación un instrumento esencial de su desarrollo humano y de sus expectativas laborales, así como del progreso colectivo de este pueblo.
Celebrar la festividad de nuestra nacionalidad es hacerlo convencidos de nuestra fortaleza como pueblo, de nuestra dinámica sociedad civil. De la trascendencia del autogobierno. De la importancia de nuestras instituciones, Gobierno de Canarias, cabildos y ayuntamientos, las más cercanas a la gente y las que mejor pueden conocer y resolver sus necesidades; y de la seguridad de que se encuentra en nuestras manos diseñar la Canarias del futuro desde el amor a la tierra, el respeto al territorio y al medioambiente, el reconocimiento a nuestra identidad, así como el compromiso firme con el bienestar de sus hombres y mujeres. Siempre Canarias.
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