Espacio de opinión de Canarias Ahora
Soluciones colectivas
Miércoles 4 de diciembre, me conecto a Radio Club Tenerife y me enganchó justo en un debate sobre una noticia que había salido esa misma mañana, “La criminalidad en Canarias aumenta un 7% hasta las 71.763 infracciones penales”. En el debate se expone una teoría parcialmente cierta. Se debate la teoría de que las/los jóvenes somos más agresivos que hace 30 o 40 años. Me revuelvo, me invaden las preguntas y presto atención.
Es en ese momento en el que escucho cómo se expone que la influencia de las series, programas de televisión, videojuegos influyen en la educación que están recibiendo los adolescentes, que, posteriormente, se convierten en personas adultas. Se debate el clásico Barcelona - Real Madrid, qué agente sociológico influye más en la vida de las personas, la familia o la cultura y los medios de comunicación. Durante el breve tiempo en el que se mantuvo el debate se expresó que ya las personas no nos enfrentamos a los mismos problemas que en la Edad Media. Cierto.
Sin embargo, hay un factor que no se tocó en todo el debate, la precariedad y la pobreza. No podemos interpretar las noticias quedándonos solo con el titular más llamativo, solo con la superficie. Y es que con las noticias sobre los índices de criminalidad ocurre lo mismo que ocurre con las noticias sobre el consumo de drogas. Detectamos un repunte, pero no vamos al origen del problema. El nivel de estrés y ansiedad que provoca tener trabajos precarios que impiden compatibilizar o, simplemente, tener una vida personal sana, también, se traduce en agresividad y enfado. El enfado y la frustración de no poder disfrutar de tu pareja, de tu familia y amigos, de no llegar a pagar el alquiler y de una serie de desencadenantes que vienen dados por el empobrecimiento. Los problemas colectivos, los que tiene el 90% de la población, no se pueden interpretar desde la misma perspectiva que se interpretaban hace 30 años, porque las preocupaciones de los jóvenes de ahora no son, ni por asomo, las mismas que tenían los jóvenes de hace 30 o 40 años. Y, mucho menos, se pueden atajar con soluciones individualistas.
Esa es uno de los principales triunfos del capitalismo, convertirnos en seres autómatas que viven para trabajar, que se creen clase media y, aún, teniendo mil problemas y preocupaciones que comparte con su vecina o vecino sigue considerando que la solución a sus problemas son soluciones individuales y no colectivas.
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