Menos mal que tenemos el Gobierno que tenemos, que se preocupa por potenciar una alimentación sana y equilibrada. Como la que se engloba en lo que se ha dado en llamar la dieta mediterránea. Ahí tienen las históricas imágenes de cuatro consejeras del Gobierno, cuatro, firmando un convenio para “promocionar los productos agrarios, agroalimentarios y pesqueros producidos en las Islas y que formen parte de la dieta mediterránea, dados los efectos beneficiosos que comportan para los sectores agrario y pesquero, así como las ventajas que su consumo proporciona para la salud, especialmente en la etapa infantil y juvenil”, dicen las crónicas. O sea, que está justificada la presencia de las consejeras de Agricultura y de Sanidad. Tiene un pase que lo esté la de Educación por eso de la etapa infantil y juvenil. Pero, ¿qué demonios pinta en ese convenio la consejera de Turismo? ¿Se aburría en su despacho? ¿Es ella en sí misma un ejemplo de los buenos efectos de la dieta mediterránea? ¿Tiene relación con esa dieta su tratamiento de acupuntura, con notable presencia de agujas en las orejas?