Las autoridades piden extremar las precauciones a la población confinada de La Palma tras detectar niveles altos de dióxido de azufre

El delta de lava, visto desde El Charco, en La Palma

Canarias Ahora

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El comité director del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca) ha pedido a la población más cercana al volcán de La Palma que extreme las precauciones ante un previsible deterioro en la calidad del aire, sobre todo a partir del viernes, por un posible cambio en el régimen de vientos. Está previsto que estos soplen con fuerza desde el noreste, lo que podrá empujar las columnas de cenizas y gases por la costa isleña.

En el municipio de Tazacorte, donde desemboca el río de lava que alcanzó el mar el martes por la noche, se han medido puntualmente valores altos de dióxido de azufre que superan las normativas sobre calidad del aire y hay olor a “huevos podridos”, situación que puede extenderse el viernes a Los Llanos de Aridane y El Paso.

Aunque de momento las mediciones no representan peligro para la salud, las autoridades recomiendan mantener especiales precauciones, como permanecer en interiores salvo necesidad y utilizar mascarillas FFP2, sobre todo las personas con afecciones respiratorias, los mayores, los niños y las mujeres embarazadas.

En cuanto a la colada principal de lava, desde que el magma alcanzó el mar hay “cierta estabilidad”, con “desbordes en algunos puntos” y “algún dedo que se ha separado del eje principal”, pero la tendencia es hacia la canalización del magma, explicó Rubén Fernández, director técnico del Pevolca en sustitución temporal de Miguel Ángel Morcuende. 

Por ahora se mantiene el confinamiento de las poblaciones de La Condesa, Marina Alta, Marina Baja y San Borondón.

Los últimos datos ofrecidos por el satélite Copernicus cifran en 981 las edificaciones afectadas por la lava, de las que 855 están totalmente destruidas.

Coladas de lava

El magma fluye al mar en un caudal continuo, que cae en forma de cascada y ha formado en la base del acantilado un delta con un frente amplio que ha alcanzado la cota de 24 metros en profundidad marina, explicó María José Blanco, directora del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en Canarias.

En el área de contacto se produce una nube de vapor de agua y gases posiblemente tóxicos que forman lo que los científicos han bautizado como penacho marino, y que de momento se concentra en una pequeña área alrededor de la zona de contacto, por lo que no es alarmante pero “hay que prestar atención” en caso de cambios en los vientos.

De momento, aparte del confinamiento, se mantiene la zona exclusión de 2,5 kilómetros alrededor del cono volcánico y la zona de exclusión de 2 millas marinas.

En Tazacorte se han medido 500 microgramos de dióxido de azufre por metro cúbico en el promedio horario de las ocho de la mañana, aunque en estos momentos ha bajado a 300, y en Los Llanos de Aridane los valores se sitúan en 100, especificó María José Blanco.

Este aumento de las mediciones coincide con un incremento de las emisiones de SO2 desde el volcán, que han subido a 7.149 toneladas diarias, un valor relativamente alto.

La previsión meteorológica indica que el viento podría dispersar gases y cenizas desde el cono volcánico hacia el norte-noroeste, afectando principalmente a la vertiente oeste de la isla. “Son condiciones desfavorables desde el punto de vista de calidad del aire”, puntualizó.

Normalidad en el proceso eruptivo

El proceso eruptivo sigue su actividad, pero el resto de coladas están prácticamente inactivas, dijo Blanco, quien especificó que desde esta mañana se ha constatado la aparición de un campo fumarólico en el flanco noreste.

Blanco indicó que la sismicidad se mantiene en la misma zona de días anteriores y a profundidades de más de diez kilómetros, con un terremoto de magnitud 3,3 sentido con intensidad 2 como medición máxima, y también hay movimientos más superficiales en torno al núcleo de la erupción. El tremor es estable aunque en algunas zonas cercanas al cono es de alta frecuencia y las deformaciones mantienen un patrón estable.

La estabilidad en la colada ha permitido facilitar las entradas de agricultores a sus fincas, siempre fuera del perímetro de exclusión, así como el regreso puntual de algunos de los evacuados a sus casas por razones de urgencia a recoger alguna cosa. También han podido acceder a alimentar animales fuera del perímetro y siempre en convoyes organizados.

De los alrededor de 6.000 evacuados, 186 siguen siendo atendidos por Cruz Roja en el hotel de Fuencaliente.

Las autoridades locales han agradecido la solidaridad exterior con la isla y las entregas de ropa, enseres y otros productos, pero han subrayado que ya no hace falta más material y que lo que se precisa es ayuda económica a través de las cuentas oficiales del Cabildo y los ayuntamientos. 

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