La catástrofe por el volcán de La Palma, un estrés postraumático que puede durar años

Uno de los damnificados por el volcán de La Palma

EFE

23 de septiembre de 2021 10:24 h

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Que tu vivienda haya sido devorada por la lava de un volcán y con ello tus recuerdos, tus fotos de familia, tus documentos y tus objetos más personales supone un drama personal, pero también, advierten expertos en psicología y psiquiatría, genera un estrés postraumático que puede dejar huella durante muchos años.

Lo explica el psicólogo clínico Rafael Santandreu, quien advierte de que las adversidades naturales como tsunamis, terremotos, lluvias torrenciales o erupciones volcánicas como la ocurrida en La Palma, causan estrés postraumático y dejan durante años cuadros de ansiedad, ataques de pánico y depresión secundaria.

Santandreu, exprofesor de la Universidad Ramón Lluch, en Barcelona, detalla que el estrés postraumático por una catástrofe natural se comporta peor que en otros casos, como atracos o incluso conflictos bélicos, ya que arrastra la idea de que el individuo está totalmente indefenso ante cualquier fenómeno natural y genera un estado de alerta permanente y ansiedad ante cuestiones menores.

Y advierte de que ese estado de alerta mantenido en el tiempo acaba derivando en depresión y puede llegar a ser totalmente invalidante para la persona que lo padece.

Santandreu, autor del libro Sin miedo, insiste en que los evacuados no deben “guardarse el trauma ni intentar evitarlo” porque hacerlo empeora el trastorno y “crea un fantasma de dimensiones increíbles” que, finalmente, acarrea graves consecuencias a largo plazo.

Y aconseja a los evacuados y afectados por el volcán de La Palma a recurrir a psicólogos. “El susto por un hecho natural es mayor porque atávicamente da un miedo especial, y si la naturaleza te falla genera un terror incontrolado”, advierte.

Además de la ayuda profesional, Santandreu apela a la colectividad y al apoyo de la red social que tenga cada individuo e insta a las autoridades de la isla a ejercer ese apoyo comunitario. “Todo eso es muy sanador”, dice.

Por su parte, la presidenta de la Federación Española de Psiquiatría y Salud Mental, Ana González-Pinto, pone el foco en la “incertidumbre” de las familias que han perdido la vivienda.

Una situación que genera “un estrés agudo y depresión en los casos de los más vulnerables”, que son aquellos con tendencia a padecer un trastorno mental y que en la población española representan aproximadamente el 15%.

González-Pinto habla de “duelo” ante la pérdida de la vivienda y de tus pertenencias más íntimas, porque “cuando pierdes tu hogar te quedas sin una parte de tus raíces”.

Pero también de “trauma” porque lo que supone de estrés, en este caso es en relación con un fenómeno de la naturaleza.

Y sobre la gestión de ese duelo, esta psiquiatra considera que en el caso de La Palma las soluciones son también “políticas y sociales” y dependerán de si el Gobierno concede ayudas u otra vivienda y de si los afectados tienen una red social de apoyo.

En ese trabajo, González-Pinto valora la labor de los grupos de intervención psicológica en emergencias y catástrofes porque “ponen palabras a lo que sientes y ayudan a gestionar la situación. Son realmente útiles”.

Admite que se puede salir de ese estrés agudo y el problema reside especialmente en los que son más vulnerables, con tendencia a padecer una enfermedad mental. Ellos sí pueden caer fácilmente en el trastorno depresivo. 

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