Los descubrimientos de los primeros científicos en pisar la fajana de La Palma: “Las playas son aún inestables y peligrosas”

Emma Liu y  Matthew James Pankhurst, los primeros en pisar el nuevo territorio español. / FOTO: INVOLCAN

Karen Estévez

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El investigador del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) Matthew James Pankhurst y la vulcanólga Emma Liu han sido los primeros humanos en pisar el nuevo territorio español: el delta lávico que se ha formado en La Palma tras la erupción de récord que arrasó con kilómetros de carreteras, miles de viviendas y hectáreas de terrenos agrícolas hasta llegar al mar.

Emma y Matthew se adentraron en una de las nuevas playas de arena negra, formada donde antes los surfistas cogían olas en el suroeste de la Isla Bonita, en la extinta playa de Los Guirres. “Me sentí muy honrado de ser parte del primer grupo en pisar el nuevo territorio, pero también muy consciente de los peligros y concentrado en el trabajo”, arranca su relato Matt, como le conocen todos. Él es geoquímico isotópico, petrólogo, vulcanólogo y geólogo y desarrolla nuevas técnicas para monitorear volcanes. Estas incluyen imágenes de rayos X en 3D y otras técnicas de rayos X y haces de electrones.

Gracias a la colaboración de la Reserva Marina de La Palma y a un kayak prestado por la empresa Aquahobby, tanto Matt como Emma pudieron tomar muestras del territorio inexplorado, documentando sus principales características y descubriendo varios rasgos interesantes en las estructuras de escape de gas o en las rocas y materiales magmáticos. En esta primera incursión no reportaron nuevos charcos ni cuevas, pero sí pequeñas y aún inestables calas.

Son justamente esas playas las que llaman la atención de los canarios, que ya se imaginan tomando el sol y disfrutando del Atlántico en los días de verano, un sueño que tardará tiempo en hacerse realidad. “Por ahora no lo recomiendo. Es incómodo tomar el sol con una máscara de gas”, bromea Matt. “¿Tal vez en un futuro lejano?, el tiempo dirá”, comparte.

De hecho, explica, la aventura estuvo llena de peligros por la cantidad de gases que sigue expulsando el terreno, pero también por la presencia de rocas muy afiladas, suelos inestable y acantilados escarpados que dificultan cualquier incursión más allá de la costa. “Los profesionales estamos capacitados y equipados, con equipos que nos mantienen seguros, aún así, existen peligros graves”, enfatiza.

Por todo ello, actualmente no hay planes sobre la mesa para volver a visitar la fajana, aunque se evaluará a medida que se analicen los datos de la primera visita, agrega. Tampoco se han llevado a cabo hasta ahora excursiones al segundo delta, aunque adelanta que en este caso sí se está valorando que los científicos puedan llegar a ese territorio nuevo.

Matt no puede estar más agradecido por la oportunidad, ni más orgulloso del impecable trabajo científico que se está realizando tras la erupción del volcán en Cumbre Vieja. “Fue un honor y también una gran responsabilidad documentar cuidadosamente el delta lávico para apoyar los esfuerzos científicos españoles e internacionales. Estos esfuerzos finalmente mejorarán la relación entre los humanos y los procesos volcánicos”, concluyó.

La fajana explorada comenzó a formarse el 29 de septiembre, diez días después de que comenzara la erupción, y se extiende por al menos 43,46 hectáreas sobre el océano. Así las cosas, fue la colada primigenia la que surtió de material magmático a este nuevo territorio del Estado español. Ya a principios de noviembre, gracias a un vídeo compartido por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la ciudadanía pudo conocer los arenales y comenzar a construir el sueño de visitar un nuevo y paradisíaco territorio volcánico.

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