Un añorado compañero de trabajo ya fallecido solía decir “cierto clima” cuando el tiempo se ponía raro, y en la mañana de este viernes en Los Cancajos cuando el ‘ventoleo’ moderado de que hablan los pronósticos me llevó el sombrero sin el menor respeto a mis años y mi calva yo también dije “cierto clima”, aunque podría decirse que el clima se ha puesto cada vez más incierto. Los ‘cabañuelos’ pronostican grandes lluvias a partir de diciembre en medio de esta ‘calufa’ que hemos padecido aquí en la terrenal mansión del jubilado. Veo en internet las calles de Santiago de Compostela anegadas de agua en plan Venecia y me dicen que Madrid tuvo las mayores lluvias en cien años y así en muchas zonas de la Península. Me preguntaron el otro día, en plena ‘calufa’, si no me parecía esto una prueba más del cambio climático y le respondí que yo el clima de La Palma no lo cambio por nada. Y ya puestos y por fastidiar añadí que cambio climático sería ver aparecer en el horizonte un iceberg en plan ‘Titanic’, lo cual apunta a la teoría que habla de una futura glaciación, que no me parecería tan mal si abaratara el precio de los helados. Después de todo y hablando de cierto clima vi no hace tanto tiempo caer una enorme granizada aquí en Santa Cruz que pintó la Calle Real de un precioso color blanco. Lo que no cabe duda es que el clima cambia constantemente porque el clima se dedica a eso, a cambiar, al contrario que los seres humanos, que si cambiamos un poquito es simplemente para que no digan. En fin.