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Cómo es posible que Mariano Rajoy siga siendo el presidente del Gobierno

Nicolás Melini

Rajoy es un presidente del Gobierno que, como poco, ha dirigido un partido político, el PP, a lo largo de una década en la que dicho partido no dejó de acumular dinero negro, presuntamente de donaciones ilegales realizadas por constructores y grandes empresas a cambio de concesiones (dinero público), y una gran parte de ese dinero público ennegrecido acabó en cuentas en paraísos fiscales de personas concretas, además de financiar al partido –sobresueldos, obras en sedes, mítines, pagos a prensa, regalos caros...—, y la única explicación de eso, que es gravísimo, que yo le he escuchado a ese presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, fue un escueto (con la boca pequeña, además con voz tímida, baja y balbuceante): “Ahí unos... dirigíamos el partido y otros... hicieron lo que hicieron”.

(No es literal, hablo de memoria, pero teniendo en cuenta lo poco que sirve ahora la verdad, qué más da, ¿no? En cualquier caso, se trata de una explicación a todas luces insuficiente; es más, inaceptable, después de todo lo sucedido.)

Y a pesar de ello, Rajoy sigue siendo el presidente del Gobierno y, a día de hoy, como si hubiésemos olvidado todo eso –lo mencionado de lo ocurrido y más que hay y más que sigue apareciendo—, ni siquiera parece que nos cuestionemos que deba seguir siéndolo; al contrario, liderará al partido durante las próximas elecciones europeas y se presentará a las próximas elecciones generales y, quién sabe... Ni en los peores sueños de un ciudadano consciente de los problemas del país podría colarse semejante pesadilla de situación política: observamos atónitos la corrupción del partido que gobierna y aún no sabemos si el Gobierno continúa ahí –como si nada— porque a pesar de todo es lo legítimo, porque la impunidad política en este país alcanza cotas inconmensurables y no importa, o porque el espectáculo es tal que queremos que continúe (el espectáculo).

La oposición, encabezada por los representantes del Psoe, ya ha demostrado de sobra que no está interesada en obligar a Rajoy y a su partido a asumir la menor responsabilidad política por Bárcenas, Gürtel y demás dineros (sustraídos a la arcas del Estado), entre otras cosas porque no le conviene atacar de muerte al bipartidismo, que luego, se supone, le toca el turno a ellos –y, por cierto, bien pensado, mejor que Rajoy haga el trabajo sucio de los recortes que ya si eso luego... ya...–. Cinismo puro y duro.

La estabilidad es muy bonita, deberíamos estar agradecidos al bipartidismo. Ellos quebraron el país haciendo lo que han hecho y permitiendo lo que han permitido –deuda privada descomunal que con la crisis financiera e inmobiliaria han convertido en pública, quebrando el país y obligando a tamaños recortes sociales— y ellos mismos gestionan la “recuperación”, nos enseñan la luz al final de túnel cuando aún no somos capaces de verla, y apechugan con el mal rollo que nos han generado (a ver si vamos a creernos que les gusta mandar a los antidisturbios a reventar manifestaciones pacíficas y velar por la seguridad nuestra y del Estado de Derecho; claro que no).

Era mucho mejor cuando los suyos capitaneaban las cajas de ahorros ahora quebradas, entre ellas CajaMadrid –muchas de ellas concurrieron en Bankia, que es la que finalmente ha puesto de rodillas al país, esto es, al pie de los caballos de la Troika—. Ese partido político, por cierto, el que lideraba esa caja de ahorros que salió a bolsa ocultando su situación y acabó por darle la puntilla a la economía española, es también el partido del presidente, el mismo partido y conducido por él en ese tiempo, cuando desde esa caja liderada por su partido se estaban perpetrando estafas como las de las preferentes; pero no importa, la responsabilidad queda convenientemente repartida entre el ramillete de partidos y sindicatos que tenían algún voto ahí dentro y, al fin y al cabo, el Psoe gobernaba el país cuando el Banco de España no supervisó esa y otras cajas con el suficiente celo; aunque los dineros, todo hay que decirlo, en quienes se invirtió legal e ilegalmente hasta el despilfarro fue en los primeros. Y qué Comunidad Autónoma mintió sobre su déficit hasta un extremo tal que resultaba que era de las menos endeudadas mientras resultó estar entre las que más: la de Madrid de Esperanza Aguirre. A qué partido pertenecen los políticos que se van destapando con cuentas en Suiza: al PP. Qué partido es el responsable de la liberalización de las radiales que ha resultado un pufo para el país de proporciones extraordinarias, el PP. Quién concedía los dineros públicos que debían servir para cursos de formación en Madrid que ni siquiera se realizaron, el PP. Y no es por exonerar al Psoe, que tiene los ERE de Andalucía, cuya implicación en los cursos de formación estafados en Andalucía apenas ha empezado a apuntarse en estas fechas, y que bastante culpa porta en todo lo que ha pasado al ser el partido que ha gobernado con-contra el PP a lo largo de tres décadas: partido político, el Psoe, cómplice total de la burbuja inmobiliaria, que encima negó la crisis y no la afrontó permitiendo que se agravara, mostrando una incapacidad de gobierno que rayó la cobardía. El PP de Rajoy, cuando Rajoy era líder de la oposición y máxima figura del partido, pagó las obras de su sede de Génova con dinero negro que era dinero público que acabó en paraísos fiscales. La Gürtel es una trama que convierte dinero público en dinero del PP (y de unos pocos que se enriquecen colocando sus fortunas en paraísos fiscales). No producían nada, extraían, de las arcas de todos y para su uso y disfrute colectivo e individual. Y quiénes utilizaban la mafia china para evadir dinero a paraísos fiscales, ¿eran esos malditos rojos?

Parece que hay muestras más que evidentes de que en España existe una casta de extractores de riqueza del país, egoísta, insolidaria y delincuente; es una casta ensoberbecida, maleducada, que se cree por encima de todos nosotros. Ni siquiera es una cuestión ideológica. Es por soberbia, es por casta. El presidente Rajoy se ha encontrado y se encuentra a la cabeza de esa casta, viviendo en ella, de ella. Es inconcebible que continúe ahí. Pero (hay un pero maravilloso) en el inconsciente colectivo parece que cuaja la intuición de que esta purga mediática y judicial, está limpia del país que tan nauseabunda e hipnótica nos resulta, se está produciendo durante su mandato, no contra sus intereses y los intereses de su partido, sino, más bien, porque él lo quiere. Por lo visto, mientras se siga publicando, investigando y enjuiciando a los responsables del PP, mejor que siga Rajoy. Más, mientras Rajoy garantice una cierta recuperación macroeconómica del país, mejor la estabilidad que esa recuperación macroeconómica proporciona que la inestabilidad de que Rajoy caiga. La economía, primero; no es de extrañar, el dinero es nuestro valor principal. Y los de los dineros del país –Bancos y empresas del IBEX—, que son los que realmente podrían pedir la cabeza de Rajoy y conseguirla, no nosotros, han estado ahí junto a PP y Psoe todos estos años, antes en las maduras de la corrupción, y ahora en las duras de los ajustes. Incluyamos a la monarquía, que también tiene lo suyo en todo esto y, además, ahora se encuentra convenientemente arrumbada, moralmente incapacitada para intervenir. Y aun me olvidaba de la Troika y de quien llamó a Zapatero para que finalmente doblegara su brazo e iniciara los recortes: Obama. Rajoy ha trabajado tan bien para ellos.

Artículo publicado en el digital El Cotidiano

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