La Caldera de Taburiente cumple 69 años como Parque Nacional
Este viernes, 6 de octubre, se cumplen 69 años de la declaración de La Caldera de Taburiente como Parque Nacional “a instancias de un grupo de artistas y hombres de estudio” , recuerdan desde el principal espacio natural protegido de La Palma. El objetivo era “proteger una depresión calderiforme única, que alberga un ecosistema de pinar canario excepcional, con especies de flora y fauna endémicas”.
El Parque Nacional de La Caldera de Taburiente, se explica en la web del Gobierno de Canarias, “es producto de grandes deslizamientos de tierras a través de múltiples erupciones volcánicas acaecidas a lo largo de los siglos”. La geología del principal espacio natural protegido de La Palma “queda conformada por un extraordinario circo de más de 8 kilómetros de diámetro con forma de caldera de la que toma su nombre”.
El 6 de octubre de 1954 se promulgó el decreto para la declaración de La Caldera de Taburiente como Parque Nacional. Fue la segunda área protegida de Canarias y en la cuarta de España en recibir esta designación. Con una extensión de 4.690 hectáreas, este pulmón verde La Palma, enclavado en el municipio de El Paso, es un espacio natural protegido de enorme biodiversidad donde conviven variedad de especies endémicas vegetales y animales. De origen volcánico, constituye el cráter emergido más grande del mundo con más de 8 kilómetros de diámetro, donde la fuerza erosiva del agua y los grandes deslizamientos han modelado su espectacular geomorfología, que cuenta con más 2.000 metros de desnivel.
La belleza de sus paisajes, atravesados por riachuelos y cascadas, junto a sus señalizados caminos, convierte el Parque en un referente para los amantes del senderismo.
El objetivo básico de todo Parque Nacional “es asegurar la conservación de sus valores naturales, por lo que lleva aparejado un régimen jurídico especial al objeto de asegurar la investigación y el aumento del conocimiento científico”. No obstante, un segundo objetivo “es el de compatibilizar la conservación con el uso y disfrute por parte la ciudadanía de los valores naturales contenidos en ellos”. Expresamente indicada está su contribución “a la concienciación ambiental de la sociedad y a la implantación de modelos de desarrollo sostenible en su entorno. Una interacción con la sociedad que se materializa a distintos niveles: visitantes de los parques nacionales, población local de su área de influencia socioeconómica, docentes, comunidad científica, etc”.
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