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Fotografías inéditas de los marqueses de la Eliseda en La Palma

Fotografía inédita de los marqueses de Eliseda en La Palma en  junio de 1943.

Jesús Manuel Lorenzo / Manuel Garrido Abolafia

Santa Cruz de La Palma —

Del 1 al 25 de junio de 2015, en la sala de exposiciones de la Sociedad La Investigadora de Santa Cruz de La Palma, pudo contemplarse una muestra que fue complementada por una publicación que llevaba como título Las maletas de Atadell y el marqués de la Eliseda en La Palma.

La historia de estos dos personajes, el chequista Agapito García Atadell y Francisco de Asís Moreno y de Herrera, marqués de la Eliseda, tan dispares en ideología y actuaciones, coinciden sorpresivamente en un momento determinado en La Palma, aunque en años diferentes. A uno, Atadell, lo detienen en Santa Cruz de La Palma en 1936 camino de Cuba. Portaba, al parecer, un fabuloso tesoro en su equipaje, fruto de los saqueos perpetrados en las checas del Madrid sitiado por las fuerzas franquistas, riquezas que desaparecerían misteriosamente en la Isla ya que nunca fueron encontradas por las autoridades competentes.

El otro, el marqués, desterrado por orden del general Franco a La Palma en 1943, por participar en un manifiesto en el que se solicitaba la vuelta de la Monarquía en España.

La casualidad por la que se entremezclan ambos personajes, de una manera rocambolesca, acaece cuando una noche, el marqués, junto con su esposa, fueron invitados a una fiesta en uno de los salones recreativos de la capital. De repente contemplaron sorprendidos cómo una señora isleña lucía en su cuello una esplendida joya, un pendentif de esmeraldas, propiedad precisamente de María Teresa de Arteaga, XII marquesa de la Eliseda.

¿Cómo es posible que sea idéntico al que, hace algún tiempo, le fue sustraído en los años de las checas de Madrid al iniciarse la guerra civil? ¿cómo pudo llegar la valiosa y significativa joya hasta este lugar remoto de la geografía española y ostentarlo una dama isleña?

Por su interés, ya que se describe de forma peculiar la Isla en los años cuarenta del siglo pasado, reproducimos en este trabajo uno de los capítulos de la publicación referida. También, unas fotos a las que hemos tenido acceso recientemente de los marqueses en alguna de su excursiones por la Isla.

Deportación y estancia del marqués de la Eliseda en La Palma

La llegada y estancia de Francisco de Asís Moreno y de Herrera en Santa Cruz de La Palma, podemos conocerla relativamente pormenorizada, al menos de  junio a octubre de 1943, gracias a una carta de  su esposa, Teresa de Arteaga y Falguera, marquesa de la Eliseda, a la prima de su marido Gabriela Maura de Herrera el 24 de octubre de 1943[1].

En ella se especifica cómo “Paco salió de Madrid atosigado por el miedo incomprensible de los que aquí lo mandaron… la orden fue que saliera de Madrid enseguida, por eso estuvo unos días, creo que tres, en Jerez esperando que saliera de Cádiz un barco hacia aquí.”  Y más tarde dice que “el Dr .Camacho le tuvo viviendo hasta que yo llegué en julio – es decir un mes – en su clínica hasta que encontrara alojamiento…”.

Por lo tanto el marqués debió llegar desterrado a la isla de La Palma a primeros del mes de junio de 1943, permaneciendo en la isla alrededor de siete meses y medio,  hasta el 18 de enero de 1944[2].

La elección de La Palma como lugar de destierro para el marqués, y según fuentes orales, apuntan inexorablemente a la mediación del ministro de la Gobernación del régimen de Franco,  el palmero Blas Pérez González[3].

La marquesa sigue con su relato de su estancia en la isla: “Todas las fondas del pueblo o villa de Sta. Cruz, la capital de la isla, eran infectas y llenas de porquería y bichos. La población no esta mal. Consta de una calle muy larga, creo que tiene tres kilómetros, con tiendas, cafés, el Banco, Ayuntamiento, Iglesia, casino etc… es decir todo lo importante a lo largo de ella, y una porción de callejas transversales y en cuesta muy pina donde están las casas de viviendas. Hay unos 8 mil habitantes, dos cines, tres iglesias - pero dos de ellas cerradas casi siempre - y el puerto que es pequeño.

Nosotros vivíamos en un hotel a dos kilómetros de la población en el siguiente valle. Si es que se puede dar ese nombre tan amplio y manso a esos trocitos de llano entre riscos“.

Se refiere a la Hacienda de Bajamar, y el hotel no es otro que el Florida, cerrado desde hace muchos años (1934-1938) pero que aún se conserva en pie casi en su totalidad.

Teresa de Arteaga incluso describe en su carta el túnel de Bajamar[4], que separa la ciudad de Santa Cruz de La Palma del Hotel Florida “…un túnel de 300 metros que minaron para defender la isla de un posible ataque aliado, con tal habilidad que hundieron un buen trozo de túnel. Pero como este de trecho en trecho tiene grandes ventanas al mar, saliendo por una de estas sobre las rocas que habían caído con el hundimiento y volviendo a entrar por otra se pasaba mal que bien, aunque mas bien mal, y rompiéndose los zapatos. El hotel estaba cerrado y de guardas había un matrimonio viejísimo que, más bien mal que bien, nos guisaba y servía.”

Sigue relatando, por ejemplo, que no había agua caliente, que el cine era solo de noche y tenían que andar dos kilómetros a lo largo del mar y cruzar el túnel con una linterna. Que en el platanal que rodeaba el hotel criaba hormigas “monstruosas” y que acudían “en batallones a la casa, se suben a las camas, comen la ropa y todo lo que encuentren guardado o no. Pero con todas sus incomodidades era esto preferible a los bichitos de la fonda Patria…”.

Por último también estuvieron instalados,  por poco tiempo, en un piso que les dejaron en la calle San Sebastián, con jardín y cerca de la capital, moderna y limpia, pero sin baño ni agua caliente, quejándose también aquí de los bichitos. “Hay nubes de cucarachas que vuelan para colmo, coloradas y que dejan chicas a las más grandes de la península…”.

Continua la marquesa en su escrito: “La vida que hacemos es tranquila y consiste principalmente en bajar a comer y almorzar al bar Plata[5], leer y charlar”.[5]

Al final de la carta cuenta cómo realizó excursiones a El Paso, a Puerto Naos y Tazacorte; se queja de que el pescado es escasísimo así como las legumbres, siendo lo que les gusta comer a los palmeros es “carne de cerdo, huevos y patatas con una salsa picantísima que se llama mojo… pero de lo que viven principalmente es de gofio, una masa de trigo y cebada y maíz tostados y molidos que comen con todo”.

Posteriormente al mes de octubre, y en lo que respecta a correspondencia epistolar del marqués de la Eliseda, encontramos una carta que dirige, el 17 de diciembre de 1943, desde La Palma, a su tío Gabriel Maura y Gamazo[6] donde, entre otras cosas, dice: “También recuerdo que alternábamos el uso del uniforme militar con el atuendo de cocinero. Desde luego creo mucho más fácil que un buen cocinero sea gran general que no que un general pueda ser un buen político. Perdón Sr. Académico, pero no puedo menos de reconocer que en otros tiempos si era esto posible. Me dejo llevar demasiado por la impresión del momento…”.

Más adelante continua: “Los muchos amigos[7] que aquí tengo siguen invitándonos de vez en cuando. Nefandos agasajos según el responsable de mi estancia aquí… pretextos absurdos para justificar a medias mi situación”.[7]

Una vez finalizado el confinamiento de Francisco Moreno en la Isla, los marqueses de  la Eliseda abandonan para siempre La Palma el 18 de enero de 1944.

NOTAS

 [1] Gabriela Maura de Herrera (1904-1972)  III duquesa de Maura, hija de Gabriel Maura y Gamazo.

Fondo G .Maura-F. Antonio Maura, Caja nº2 carp.nº1 (del Infantado) sección privado, de correspondencia particular.

[2] Esta noche regresa a Madrid en unión de su distinguida esposa el Excelentísimo Sr. Marqués de la Eliseda. Diario de Avisos, 18 de enero de 1944.

[3] Blas Pérez González nace el 13 de agosto de 1898 en Santa Cruz de La Palma, y muere en Madrid el 7 de febrero de 1978.  Abogado, jurista y catedrático de Universidad, fue ministro de la Gobernación  en el régimen de Franco entre 1942 y 1957.

[4] Se refiere al antiguo túnel, hoy clausurado y sustituido por el actual en servicio, unos metros más adentro del risco de La Concepción.. 

[5] El bar La Plata se hallaba donde actualmente se encuentra Muebles Sánchez, en los bajos de la pensión La Cubana, en la calle Real (O,Daly) de Santa Cruz de La Palma.

[6] F. G. M. Gamazo-F. Antonio Maura  Caja nº4 carp.8.S. Privado.

[7] Estos amigos, entre otros, eran don Frasco Lugo, don Luis La Mona, para nosotros El Mono.

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