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“Hice a Adolfo Suárez fumador de puros palmeros”

M.m. / M.m.

Adolfo Suárez, ex presidente del Gobierno de España y uno de los principales artífices de la Transición de la dictadura a la Democracia, fallecido el domingo en Madrid a los 81 años de edad, visitó en dos ocasiones La Palma. La primera, hace 36 años, en 1978, en el trascurso de un viaje oficial al Archipiélago como titular del Ejecutivo central y, la segunda, en 1983, como líder del Centro Democrático y Social (CDS), en el marco de una campaña electoral.

Juan Julio Fernández, natural de Santa Cruz de La Palma, conoció de cerca al insigne dirigente político. Fernández, en 1978, era secretario provincial de Unión de Centro Democrático (UCD), cargo que ejerció entre 1976 y 1979. Asimismo, desde 1979 a 1982, además de desempeñar el puesto de presidente regional de UCD, ocupó un escaño en el Congreso de los Diputados.

Tras la restructuración que se hizo en el hemiciclo después de la dimisión de Adolfo Suárez, “me pusieron, detrás de la bancada azul de los ministros, a su lado, y tuve la oportunidad de hablar mucho con él”

Los recuerdos de esa época se le agolpan. En la Cámara Baja, apunta, tras la restructuración que se hizo en el hemiciclo después de la dimisión de Adolfo Suárez, “me pusieron, detrás de la bancada azul de los ministros, a su lado, y tuve la oportunidad de hablar mucho con él”, según ha manifestado este lunes a LA PALMA AHORA. Al efecto asegura que, “en un momento dado, hice fumador de puros palmeros a Suárez”. Señala que el ex presidente del Gobierno de España, por aquellos entonces, “fumaba Cohibas que le mandaba directamente Fidel Castro desde Cuba. Un día le ofrecí un puro artesanal de La Palma y lo fumó con mucho entusiasmo y, además comprobó lo bien que quemaba”. Seguidamente, añade, “hablé con Enrique Vargas, de Tabacos Vargas, y le preparó una caja especial para él”.

Según expone Juan Julio Fernandez, “se notaba que estaba desilusionado y no era fácil entablar conversación con él, pero al final fue posible cuando haciendo honor a su condición de fumador de puros ?entonces no sólo estaba permitido sino que se fumaba en demasía en la Cámara- le pregunté si el que fumaba era un Cohiba, cosa que me confirmó, explicándome que había sido un regalo de Fidel y ofreciéndome uno. Yo, que entonces también fumaba algún que otro puro, le dije que mis preferidos eran los de La Palma, a lo que me comentó que los conocía pero que prefería los cubanos. Acepté su ofrecimiento y encendí el mío y confieso que me fui a un escaño de los más altos porque se me apagaba continuamente y acabé mintiéndole cuando me preguntó si me había gustado”.

“Al día siguiente le llevé uno de los míos y, deferentemente, lo cogió, lo encendió y empezó a fumarlo y quemaba tan bien, manteniendo su corona de ceniza blanca, que opté por volver a retirarme y desde el alejado escaño, empecé a notar su deleite. Cuando terminó, volví a sentarme a su lado y le pregunté por el puro, a lo que me contestó que no le pareció malo, pero a los pocos minutos me dijo ”¿No tendrás otro purito de La Palma?“ No lo tenía, pero prometí llevárselo. Así lo hice y no uno, sino una caja, con anillas de ”Especiales para Adolfo Suárez“ que, más que encantado al conocer la anécdota, me preparó ?y regaló- Enrique Vargas, quien, como otros paisanos, era un maestro en el arte de fabricar puros de más que probada calidad”.

“Al rato entró Tejero y le puso, según me comentó, en plan chulo, una pistola en la sien”. No pudo aguantar aquella actitud del golpista y, rememora Juan Julio Fernández, “le ordenó de forma enérgica al teniente coronel que se pusiera firme; Tejero no dijo nada y se marchó”.

Juan Julio Fernández, ex presidente del Colegio de Arquitectos y actual máximo responsable en Canarias de la Asociación Española Contra el Cáncer, continúa haciendo memoria y relata que Suárez le contó cuando, durante el golpe de Estado del 23-F, “se lo llevaron al cuarto de los conserjes del Congreso de los Diputados” mientras que a otros líderes políticos “los pusieron todos juntos en un despacho”. “Me dijo”, prosigue, “que lo sentaron sobre una mesa con los pies encima de ella; al rato entró Tejero y le puso, según me comentó, en plan chulo, una pistola en la sien”. No pudo aguantar aquella actitud del golpista y, rememora Juan Julio Fernández, “le ordenó de forma enérgica al teniente coronel que se pusiera firme; Tejero no dijo nada y se marchó”.

La visita oficial realizada a La Palma en 1978 dentro de un viaje institucional realizado a Canarias, en el que recorrió las siete islas, se centró en el programa fijado en la apretada agenda protocolaria, pero dejó patente su carisma innato en las reuniones que mantuvo con las autoridades locales y en los contactos con los palmeros.

Años más tarde, en 1983, después de dejar UCD, volvió para presentar el CDS (Centro Democrático y Social) y se organizó un acto en el Club Náutico que, en cuanto a asistencia, “no tuvo mucho éxito la convocatoria”, rememora por su parte Gregorio Guadalupe, presidente de Cabildo en aquella legislatura.

Antonio Sosa, otro dirigente centrista de la época, señala que Adolfo Suárez se retrató con todos los candidatos del CDS en La Palma a las alcaldías para la cartelería de la campaña de las elecciones municipales.

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