“El fenómeno de la intoxicación por ciguatera en Canarias está bien controlado”

El palmero José Javier Fernández Castro es catedrático del Departamento de Química Orgánica de la Universidad de La Laguna (ULL) y subdirector del Instituto Universitario de Bio-Orgánica Antonio González.

Justo Pérez Cruz

Santa Cruz de La Palma —

Continuamos con un apartado más de la sección Scientia Palmensis dedicada a científicos nacidos o que realizan su actividad en la Isla de La Palma, con una entrevista al doctor José Javier Fernández Castro, catedrático del Departamento de Química Orgánica de la Universidad de La Laguna (ULL) y subdirector del Instituto Universitario de Bio-Orgánica Antonio González. El doctor Fernández Castro, natural de Garafía, estudió el bachillerato en el Instituto Alonso Pérez Díaz de Santa Cruz de La Palma, se licenció en Farmacia en la Universidad de La Laguna en 1982 donde obtuvo el grado de doctor en Farmacia en 1987 bajo la dirección de los doctores Julio Delgado y Manuel Norte. Su investigación se ha centrado en el estudio de productos naturales con actividad biológica aislados e identificados en fuentes marinas, abarcando aspectos como la determinación estructural y el estudio de los mecanismos de acción. En los últimos años, su interés ha derivado hacia las biotoxinas marinas, principalmente las que causan los síndromes diarreicos y las implicadas en los episodios de ciguatera. Estos trabajos incluyen tanto el cultivo de microalgas productoras, como la identificación de nuevas toxinas y la determinación de los procesos biológicos por los cuales son preparadas dichas toxinas por las microalgas. Es coautor de más de ciento veinte trabajos científicos, varios capítulos de libros e investigador en proyectos nacionales e internacionales. Recientemente ha sido elegido presidente del Grupo Especializado en Química de Productos Naturales de la Real Sociedad Española de Química. 

-Doctor Fernández, desarrolla usted su investigación en un área multidisciplinar de alto interés cubriendo tanto las Ciencias Experimentales como las Ciencias de la Salud. ¿Cuáles son los grandes retos que afronta su campo de investigación en este arranque del siglo XXI? 

-Nuestro grupo de investigación de Productos Marinos está integrado en el Instituto Universitario de Bio-Orgánica Antonio González y el área de trabajo es fundamentalmente la química de los productos naturales marinos; pero también hacemos cultivos de microalgas, fundamentalmente dinoflagelados y otros microorganismos, para poder estudiar sus toxinas y los metabolitos bioactivos de interés. Nuestro grupo está consolidado y desarrolla su labor desde hace más de 30 años. Nuestras líneas de trabajo tienen un carácter multidisciplinar, implicando áreas tales como la Química Orgánica, la Biología y la Biomedicina. Actualmente, contamos en él con doctores con una excelente formación en estos campos como son Manuel Norte, José Gavín, María Luisa Souto, Ana Raquel Díaz y el también palmero Antonio H. Daranas. Hoy en día, la investigación no se puede hacer en solitario, sino en colaboración con otros grupos que complementen y potencien nuestra labor. Los trabajos relacionados con las microalgas los hacemos en colaboración con el Grupo de Ingeniería de Bioprocesos de la Universidad de Almería. Además, en estos momentos, tenemos una línea de colaboración en marcha con el Instituto de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias en un proyecto sobre el problema de la ciguatera que se está introduciendo en el Archipiélago, y en la búsqueda de nuevas moléculas marinas que se puedan usar para el tratamiento de enfermedades causadas por parásitos. También con el grupo de Tecnología Farmacéutica trabajamos para valorar el uso de unos alcaloides aislados de un celentéreo de Punta del Hidalgo en la regeneración ósea y de cartílago. Otra colaboración importante en curso es con el área de Química-Física de la ULL, ellos nos ayudan con la microscopía de fuerza atómica (AFM) para investigar en los mecanismos de acción de las sustancias que presentan actividad biológica.  También, en un proyecto dentro del Programa Agustín de Betancourt con apoyo de la empresa farmacéutica PharmaMar, estamos llevando a cabo una bio-prospección de bacterias marinas en zonas de especial interés. En Canarias en la zona de erupción volcánica reciente de El Hierro, en el volcán submarino Tagoro, y también en muestras de manglares de la costa de Ecuador. El fin es el aislamiento de cepas bacterianas particulares que sean productoras de moléculas con actividad antitumoral o con actividad antifouling. 

-Vemos que buena parte de su investigación está relacionada con el mundo marino, en cuestiones que interesan mucho al ciudadano como las toxinas marinas, las microalgas o incluso las incrustaciones en el casco de los barcos. ¿Cuál es la situación de La Palma actualmente en este campo?  

-Dentro de los trabajos que tenemos actualmente en curso, el más cercano a La Palma está relacionado con los problemas vinculados con la ciguatera. Este es un proyecto financiado con fondos europeos, el Biotransfer 2, liderado por el Cabildo de Tenerife y que se está realizando en colaboración con el Instituto de Enfermedades Tropicales de la ULL. La ciguatera es una intoxicación alimentaria que aparece en humanos cuando se consume pescado que ha ingerido y acumulado unas toxinas denominadas ciguatoxinas producidas por microalgas. Es un problema complejo porque son muchos los factores que intervienen y hay una gran diversidad de toxinas implicadas. La intoxicación en humanos causa dolor abdominal, vómitos y muchos desequilibrios nerviosos. En Canarias, es un fenómeno que se ha detectado en los últimos años asociado a peces de tamaño medio y grande (medregales, meros, etc.), pero que afortunadamente está bien controlado por las autoridades sanitarias tanto de salud pública como por la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca. En nuestro caso, estamos intentando desarrollar un kit de análisis rápido y sencillo, que permita acortar los tiempos de espera entre el momento de la captura y la comercialización de las piezas de consumo. 

-Mirar al mar, al cielo o a la naturaleza y principalmente desde La Palma, dan ganas inmediatas de ponerse a estudiarlo. ¿Que recomendaría usted a los jóvenes palmeros que tienen interés en dedicar su futuro profesional a la ciencia?  

-Dedicarse a la investigación, en todas las épocas, ha sido una carrera larga que se basa en conseguir una buena formación y sobre todo en dedicarle mucho esfuerzo, tiempo y entusiasmo. En Canarias hay una excelente red de centros de investigación y de reconocido prestigio tanto nacional como internacional en todos esos campos de la ciencia. En ellos, los jóvenes investigadores se pueden formar, y también tomarlos como plataforma para desarrollar sus estudios fuera de las Islas debido a la buena red de contactos internacionales que tienen. De esta forma podrán completar su formación en otros centros nacionales o extranjeros. Por otro lado, una carrera científica tiene enormes recompensas porque permite seguir aprendiendo y mantenerse en constante formación a lo largo de toda la vida. Lo importante es conseguir un campo de trabajo en el que te sientes bien, y haciendo en todo momento trabajos que te apasionan y mantienen tu interés por seguir profundizando y adquiriendo cada vez más conocimiento. Animo a todos los jóvenes palmeros que estén interesados en ciencia a que, por lo menos, no dejen de intentarlo.

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