“Según comiste ayer serás hoy, según comas hoy serás mañana”
El griego Hipócrates, considerado el ‘padre’ de la medicina, es el autor del famoso aforismo “que tu alimento sea tu medicina, y que tu medicina sea tu alimento”, una máxima que Filiberto Rodríguez Pérez (El Tablado, Garafía, 1936) sigue a rajatabla. “Según comiste ayer serás hoy, según comas hoy serás mañana”, asegura en el primer libro que acaba de publicar, ‘Ayudas alternativas’, después de 30 años dedicados al estudio y la investigación de las terapias naturales. “La medicina sí cura, pero no la de laboratorio, porque esa es pura química, es droga fuerte, cura matando, mata las células enfermas y también las del entorno; en definitiva, que mata el cuerpo”, ha asegurado a LA PALMA AHORA este hombre enjuto, ágil y jovial que calza zapatillas deportivas y que se toma la vida con calma. “Tú no te preocupes si llegas tarde a la cita, porque yo mientras te espero estoy meditando, así que no te apures que te vas a enfermar de tanto correr”, le aconsejó a esta redactora, a la que le hizo al final de la entrevista una terapia ‘express’ de imposición de manos con evidentes efectos sedantes.
Filiberto Rodríguez, que emigró con 20 años a Venezuela, donde cursó estudios de terapias alternativas de tradición oriental, tiene muy claro que los dos pilares fundamentales de la salud son la alimentación y la depuración. “Según comiste ayer serás hoy, según comas hoy serás mañana; es decir, las consecuencias, en base a cómo te alimentes, serán buenas o serán malas”, explica. “Y la depuración no es menos importante, porque es vital eliminar los tóxicos que proceden de los alimentos, los medicamentos, el agua o el aire”, puntualiza. “El origen de la mayoría de las enfermedades está en la alimentación, porque la norma del cuerpo es ser saludable, lo que sucede es que el medioambiente lo va hundiendo en el fango de la enfermedad y las medicinas”, sostiene. La práctica del ejercicio, el fortalecimiento del sistema inmunológico y la meditación y la oración, asegura Filiberto, también son clave para mantener un cuerpo sano. “La oración no es rezar, aunque es algo parecido; es hablar con el dios que cada uno tenga, lo que cada uno crea que es dios, porque eso es espíritu, y esa espiritualidad te da calma”.
Un libro para ayudar a conservar la salud
El primer libro que Filiberto acaba de publicar “oficialmente” –“los otros han sido ensayos caseros en el ordenador”, dice- no tiene fines lucrativos, muy al contrario. “En ‘Ayudas alternativas’ lo que abordo es lo que siempre me ha preocupado: cómo hacer llegar a la gente una perspectiva diferente de cómo tener buena salud, porque la salud no se obtiene con las imposiciones de las farmacéuticas, que se inventan una medicina para cada enfermedad y así poder vender más; yo no consumo medicamentos, eso es un negocio”, asevera. “Yo estoy en esta onda desde que tengo uso de razón, pero nunca la había exteriorizado porque no tenía la base de conocimientos que tengo ahora ni el apoyo de entidades y amigos”, reconoce. “Soy un lector incansable, pero no solo leo y estudio, sino que también investigo, y eso me permite tener mayor sabiduría y poder hablar del tema con propiedad”.
El espíritu, para Filiberto, es “la energía de la vida” y para demostrar esa afirmación pone como ejemplo el propio fallecimiento de su padre. “Murió con 97 años, conversando conmigo y bebiendo un agüita, y de repente dejó de hablar y me miró fijo. Le di el agua y se le derramó; le miré a los ojos y había muerto; la vida simplemente es espíritu, energía pura, una onda de energía”, recalca. “La energía es la vida, el cuerpo no, y cuando muere se une a otra materia”.
Filiberto, que también sana con sus manos, tuvo un cáncer de piel que, según afirma, él mismo combatió. “Me queda algún empeine, pero el cuerpo se ha curado con lo que he hecho”. De todos modos, es realista, y en tono humorístico apunta que “en las personas mayores yo no uso la palabra ‘curar’ porque en la medida en que vamos sanando, el almanaque lo va jorobando, no podemos salir airosos”.
Vida sana y ordenada
Este naturista garafiano, que reside en La Cuesta, en Tenerife, lleva una vida sana y ordenada. “Me levanto a las cinco de la madrugada y me acuesto a las diez de la noche, o antes”. Desayuna fruta y un “chupito de café, sin azúcar, con unas gotas de licor 43, que le da una sabor diferente; pero no una copa, solo unas gotas”, aclara. A media mañana se come una manzana o “un ‘sandwichito’ con rodajitas de tomate y un poquito de queso de cabra, que es el más adecuado para la digestión, porque el cuerpo asimila mejor la leche de cabra que la de vaca”. Filiberto no come carne roja, solo ave “pero que sea de campo, y si es pavo, mejor”. De los pescados recomienda “la sardina, el chicharro, la caballa, la cabrilla, la vieja y poco más, porque los peces grandes tienen mercurio y otros tóxicos”. Para el almuerzo, su mujer le prepara “un cocido, que es el plato fuerte, con calabaza, calabacín, boniato… y demás verduras”. Por la tarde, hace “merienda-cena”.
Las aguas de manantial, afirma, también tienen efectos “sanadores”, particularmente la de Carabaña, o la de la Fuente Santa, sin olvidar “las hierbitas de las abuelas: agüita de toronjil, de sidrera, hierbabuena…”. Los suplementos de vitaminas y minerales contribuyen asimismo, en su opinión, a fortalecer la salud.
Otro de los ‘trucos’ para mantenerse en forma es “caminar”. “Hago unos 40 kilómetros a la semana; vivo en La Cuesta y cuando tengo que ir a Santa Cruz o a La Laguna voy a pie; mi lema es que donde yo puedo ir a pie no llevo coche”.
En ‘Ayudas alternativas’, propone terapias naturales para la mayoría de las enfermedades -aunque advierte que sus técnicas “no sustituyen al médico profesional”- y ofrece reflexiones a sus lectores, algunas con un punto de humor: “Comer por comer no es alimento, la figura se engorda y se hace obesa, y si le pones un poquito de pereza, pon a tu lado una silla de ruedas”. El objetivo de Filiberto es “ayudar a la gente” porque “un cuerpo en forma puede producir melodías, pero si está enfermo solo se escuchan quejidos desafinados que entristecen el alma”.