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Al carajo la vela, Sr. Rajoy

Carlos Juma / Carlos Juma

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Pero es que además, tampoco es la del JM que tiene primer apellido de ciudad y de segundo neutro de pez. El prefiere los aires de anfideños del mar.

Si bien JM tiene en común con Ánsar el bigote, las gafas, el ademán y las teñideras, con usted, señor Rajoy disfruta de la complicidad del hábito ticoso.

Sus párpados le traicionan al igual que a Alfonso I el Guerrista cuando se le caía el superior derecho en hablando de su querido hermano Juan el “dadivoso”.

Por mucho que se maquille, señor Rajoy, y aunque el pelo de su suculenta cabeza se lo tiña, usted no puede evitar, al igual que el camaleón de la isla (a) el “zeñorito” como fue bautizado por el inolvidable columnista de este periódico digital el fallecido Roy, que los tics se adueñen de sus gestos y convierta su expresión en una marioneta cuyos hilos mueve aquel que iba a resolver el problema de Palestina con la guerra de Irak (échale cojinetes al asunto)

En el debate del Estado de la Nación, es decir en la coña marinera de siempre, usted, señor Rajoy se ha mostrado como el esperpéntico jugador de póker que con una pareja de ases se cree ganador. Y le han dado en los morros, y una soberana lección de cómo viran los botes de vela latina según sople el viento. Aquí no hay más cáscaras para navegar, a ser posible que no sea proa al marisco, y estamos escapando locos que diría mi gente de El Refugio.

No cabe preguntar quién ha ganado el debate del estado de preñez de la nación. De Cospedal, antes Lola Cospedal y esa rabiosa aplaudidora que es la Poyeya Soraya de España, y el come pantallas Arenas Bocanegra se daban de leches por aparecer en la tele calentándose las manos sin perder de vista al presunto líder, registrador de la propiedad, que aún no tiene tracto político registrado; permanece en estado yacente pendiente de que Ánsar le adjudique su tercio de legítima corta. Y aquel, mano derecha alzada, respondía a sus muchachos/as, con un “tranquilos que ya están las listas electorales”.

Y los socialistas para no ser menos se reventaron las manos pero su jefe de filas permaneció modestamente sentado, sabedor del leñazo que le espetó con el desafío de la moción de censura. Una leve diferencia a tener en cuenta.

Don Mariano, no me molesta que no haya asistido a la segunda jornada del debate. Se lo agradezco pues claro queda su criterio respecto a las minorías.

Don Mariano, usted ha convertido al presidente de gobierno en un mago de la política adaptada a los tiempos que le ha tocado gobernar, antes “gran estadista” que diríamos.

Le guste o no, y supongo que no, prefiero a un Rodríguez Zapatero que se preocupa por las sandalias de los desfavorecidos capaz de renunciar a ideas que a usted y sus muchachos que se vanaglorian de un patrioterismo que aún no sabe que son cinco los dedos de una misma mano y que entre ellos reina la distinción. Tozudamente, no hay más mentiroso que aquel que proclama continuamente la mentira de los demás. Mucho debe saber de ello usted Sr. Rajoy.

El señor presidente del gobierno de España, Rodríguez Zapatero, es mejor que usted, políticamente hablando, claro está, con la venia y con la arteria de Ánsar de la Pradera, el de los montes lejanos, matrona de partos soriásicos y otros de cuyo quijotesco nombre prefiero no mencionar.

Haga el favor de decirme si sube o baja, señor Rajoy que no sé en que planta estamos con su ascensor; apriete el botón y déjese de pamplinas. Sr. Rajoy váyase al carajo, sensu estricto, y atisbe horizontes de mejoras para los españoles; y si no sabe subirse al carajo de la vela, váyase Sr. Rajoy y prepare nuevas oposiciones pero esta vez a notaría.

Usted, al igual que la Unión Deportiva Las Palmas, resucita a los muertos.

Las minorías le importan un carajo; le pasarán factura por el desprecio.

Seguimos apreciando la modestia y la cortesía, el talante del bueno y el señorío.

Seguro que usted es un señor, don Mariano pero cuídese de los propios por aquello de “cuerpo a tierra que vienen los nuestros”. Usted ha llenado de aire una sopladera gracias a los sabios de su consejo político.

Antes socialistas que marxistas, dijo Felipe. Antes que el PSOE y yo mismo, España, dijo Rodríguez Zapatero. Usted a lo suyo, a pedir elecciones que lo mismo le toca el reintegro.

Carlos Juma

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