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Todo para setiembre

23 de julio de 2025 12:09 h

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El gobierno de España se deja asignaturas, la reforma judicial, esperada y justa, entre otras. Casi todas las castañas son para el ministro Bolaños, al que siempre deseo salud y suerte. No sé si tiene algo que ver con Casa África, pero allí ha renovado de nuevo su director, una buena persona, tan ponderada como afín a sí mismo: no daré su nombre porque no le gusta y porque es un gran solidario y fraterno compañero. Me alegro.

La que se subió a la silla, y a la mesa, fue la ministra de las defensas y los mares exteriores porque le quitan el control de los secretos, ella que tan bien los ha guardado. Otra tarea para Bolaños, pobre, no sabe cómo decir que no, pero, en fin, uno está para lo que le reclamen aunque pida cobijo, como en la canción de los Stones, pero carece de Lisa que le cante los coros. Por eso compré unas entradas para Ana, mi lectora especial de manuscritos, unas entradas para Nick Lowe para noviembre en los conciertos del botánico de Madrid, que no son en el botánico y sí son en Madrid. Me bajaré del tren coruñés, subiré al ático de Chamartín, y volveré al tren si Ana no me encarga nada, lo cual espero que haga. Un compromiso en un hotel para escuchar a una cantante de blues de veintidós años, por ejemplo, un compromiso así de jazz-punk.rock-new, yo qué sé. Ana sabe música, como todas las hermanas Cruz, qué suerte y qué padres. Hubo una que también sabía música, piano en Bilbao, y me entregó a los leones rastreros del teatro Real de Madrid. Son las cosas que tienen las incandescencias no controladas. Días después vienen los Psychedelic Furs, todavía hay tiempo para mercar billetes, eso creo. Y casi no puedo invitar a la misma. O sí. Puedo invitar a mi querido pintor Marcos Palazzi, muy amigo de estas músicas, y de Inmaculate y de The Clash y los Talking Heads, sobre todo de estos, una y otra vez en el pequeño radiocasete azul turquesa/azafata en el estudio de clos de sant francesc. Rescataba por las tardes a Steely Dan ante su espanto, y a Leonard Cohen. Nos reíamos mucho. Una vez su madre, su encantadora y simpática madre, trajo a una amiga neoyorquina que me preguntó qué tipo de poesía escribía. No había palos ni sombrajo que se pudieran caer.

Como decíamos ayer, el director de Casa África en Las Palmas de Gran Canaria renueva. Supongo que Joan seguirá siendo su eficaz director de comunicación. Lo recuerdo en Venezuela, en febrero de 2000, haciendo fotos a la devastación de las riadas, de los diluvios. ¿Cuántos cadáveres puede haber aquí enterrados, bajo estas ruinas que crecen y superan las alturas de las casas que no se ven? Y yo qué sé, nunca hay registros de los desgraciados y más si son iberoamericanos. Joan Tusell seguro que guarda los negativos. Era muy bueno.

Casi nunca me acuerdo de que fui algo jefe de departamentos de comunicación institucionales. Muchas mujeres pero con pocos galones. La mejor, sin duda, Pilar Román: en los peores momentos personales suyos, era capaz de cubrir mis impotentes e involuntarias ausencias en las catástrofes más inesperadas: la bomba de la T4, un descarrilamiento en Palencia o cosas peores. Hace poco nos vimos en una excelsa actuación intelectual de su padre. Ya lo conté.

Como le digo siempre a otra hermana Cruz, Whwn you Smile aunque Roberta se haya muerto. Así me lo dijo también el indio al que le compré los cascos: “¡Sony, sony, sony!”. Sony forever, le dije, como si fuera un beatle.

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