El humor que todo lo puede

Aarón Gómez es en la actualidad uno de los humoristas más activos del panorama canario. Sus espectáculos de improvisación se han convertido en todo un fenómeno.

Erick Canino

Santa Cruz de Tenerife —

De repente, los teatros en las Islas se llenan con actuaciones de cómicos canarios. Se agotan las entradas, se doblan las funciones; surgen nuevas figuras cómicas que llenan locales, que ocupan espacio en los medios de comunicación y que cuentan por miles sus seguidores en las redes sociales.

De repente, el trabajo pausado y detallado de años anteriores termina por estallar en una fuente de éxito y felicidad compartida en la que el buen humor y la risa se convierten en el único camino. Y está pasando ahora, en tiempo presente, jóvenes artistas que están triunfando y haciendo de lo cómico su profesión. Un buena muestra de esta germinación de la risa tendrá lugar el próximo 12 de octubre con el espectáculo La hora golfa, que unirá sobre el escenario del Auditorio Teobaldo Power de La Orotava a cuatro de los principales representantes del humor que han venido a completar con éxito una escena en la que desde hace mucho tiempo brillan artistas como Manolo Vieira, Juan Luis Calero o Piedra Pómez. Ese lunes del puente de El Pilar puede ser mucho más festivo aún si en el micrófono están Aarón Gómez, Kike Pérez, Darío López e Ignatius Farray.

La noche golfa no es una secuencia de monólogos al uso. En el espectáculo los artistas forman parte de un todo. Será nota común la interacción entre los protagonistas en el desarrollo de una propuesta cómica que tendrá como hilo conductor a Darío López, el creador e ideólogo de P’alante Producciones.

En los últimos años, Tenerife, y en buena medida el resto de las Islas Canarias, ha vivido una revolución en la escena del humor, con artistas locales que han encontrado una enorme receptividad por parte del público y que se han convertido también en un fenómeno mediático. Sus actuaciones, además, se cuentan por llenos casi en cada teatro o sala a la que acuden. La noche golfa ha logrado reunir a cuatro de sus máximos exponentes. Desde Ignatius Farray, granadillero de origen que ha logrado hacerse con un importante hueco en las principales producciones cómicas de ámbito nacional, hasta el versátil Darío López, pasando dos de los artistas que más seguidores arrastran en estos momentos en el efervescente circuito del humor canario: Kike Pérez y Aarón Gómez.

Antes de este encuentro común en La Orotava nos tomamos un café con tres de ellos y a modo cuestionario retratamos parte de este robusto movimiento que nace, crece y se reproduce alrededor de lo que la RAE define como “movimiento de la boca y otras partes del rostro, que demuestra alegría”: la risa. 

P: ¿Cuáles son las sensaciones cuando agarra un micrófono ante cientos de personas?

- Aarón Gómez: “Pues sobre todo una sensación de respeto. Al final, aunque este oficio se basa en jugar para que la gente ría, hay una responsabilidad en la felicidad de los demás, sobre todo si te la confían a ti. Pero es un gustazo”.

- Kike Pérez: “Creo que debe ser la misma sensación que sienten los paracaidistas; te lanzas al vacío, al silencio, en nuestro caso a la observación del público, tienes un paracaídas que son tus textos, si eres capaz de abrirlo caerás plácidamente sobre hierba fresquita; si se te queda atascado, prepárate para el golpe contra los duros árboles. Algo así”.

- Darío López: “Me sube la bilirrubina a lo Juan Luis Guerra y también la adrenalina y se juntan algunos nervios, pero con las primeras risas todo coge su rumbo y ritmo y se disfruta mucho. Siento que la gente conoce el recorrido de Palante y me da un voto de confianza desde el inicio. Eso da tranquilidad. Micrófono o megáfono como en el Carnaval de la calle, aunque con peluca es otra historia...”.

P: ¿Cómo llegó a los escenarios?

- A.G.: “Mi hermano fue el vehículo, él dirigía (y dirige) la compañía Teatro13, que cuando yo comencé a participar era universitaria y ahora profesional. Junto a él, que es una fuente inagotable de talento, aprendí a desenvolverme en escena y poco a poco fui cayendo en la comedia y el café teatro. Y hasta hoy”.

- K.P.: “Llegué de broma, casi por un ”¿a qué no te atreves?“. A las 4 de la mañana en un tenderete todo el mundo es gracioso y yo me lo hacía, hasta que uno que no había bebido tanto como yo me dijo que hiciera lo mismo, pero en su bar a las 11 de la noche, y allí que me fui. Lo de descubrir que quizás fuera la mío y una manera de ganarme la vida me lo fue dando el tiempo y las emociones”.

- D.L.: “Mi hábitat natural siguen siendo los vídeos. Los escenarios son una consecuencia del trabajo que realizamos en las redes. Los directos nos dan la posibilidad de escuchar las risas y los aplausos que no podemos percibir cuando compartimos un video y que al final son empujones para seguir Palante”.

P: De todo lo que escribe, ¿qué porcentaje sale a la luz? En un espectáculo como el de La hora golfa, ¿cuánto hay de improvisación? La hora golfa,

- A.G.: “Escribir escribo poco, se me ocurren ideas que fijo como líneas de pensamiento y a partir de ahí confío mucho en el directo. Es como contar una anécdota, no hay guión, sabes bien lo que pasó e intentas contarlo con gracia”.

- K. P.: “Se desechan muchas cosas, pero mi sistema es sacar todo lo que creo que puedo interpretar de forma cómica. Mi laboratorio está casi exclusivamente en el escenario y suelo luchar mucho mis ideas aunque no funcionen en un primer momento. No soy un cómico de guión y memoria, trabajo más con las ideas y la exploración en vivo”.

- D.L.: “Ideas hay muchas, a diario surgen y las vamos anotando. En una segunda fase las desarrollamos en detalle. Pasar de esa idea a una pieza audiovisual nos lleva un tiempo importante de preproducción, ejecución, montaje, etc. Una actuación nos da la oportunidad de compartirla directamente. En los locales que se prestan hay un mínimo de interacción con el público y esa parte siempre es viva, no sabes por dónde va a salir la gente. Fuera de eso, cuando subo al escenario lo hago sabiendo lo que les quiero contar”.

P: ¿Cómo se trabaja un monólogo, cómo se le da forma?

A.G: “La verdad que yo no me considero eminentemente monologuista, pocas historias tengo para contar, me gusta mucho la otra parte del show, la de la improvisación, las canciones, la expresión corporal. Creo que en mi caso el espectáculo se redondea por ahí”.

K.P.: “No tengo la forma más ortodoxa de trabajarlos, ni siquiera sé si es la correcta, pero de momento me funciona. Tengo ideas, que conjugo, me imagino la historia contada, coloco los gags donde creo que pueden funcionar, y luego me la juego a ver si cuela. Sorprendentemente y contra pronóstico cuela muchas veces...”.

D.L.: “Pienso en qué quiero contar, la historia. Busco experiencias próximas que me resultan graciosas en la línea de la historia, al final todos nos reímos de las mismas cosas, e intento que todo tenga coherencia. Me gusta que la actuación tenga cierta lógica en conjunto.  Después, como todo lo entiendo más fácil con lo audiovisual, apoyo la actuación con imágenes y vídeos”.  

P: No todo será fiesta... ¿cuáles son los malos momentos sobre un escenario?

A.G: “En general todo es fiesta, si bien hay determinadas actuaciones en las que hay más frío y nunca se sabe por qué; ahí es donde debe surgir el oficio y tener las herramientas para inventarse el viento que saque el barco de la calma chicha o estás perdido”.

K.P: “Solo hay una forma que un cómico disfrute en el escenario, y es que el público se ría, quién te diga lo contrario, creo que miente. Cuando tú crees que la gente se debería reír y no lo hace, sufres, hay un pequeño infartito que intentas solucionar en el siguiente. Y no disfrutas hasta que no escuchas ese sonido tranquilizador que en este medio se escribe ja ja ja”.

D.L.: “Cuando empiezan a tirarme ropa interior me ruborizo, jeje. Malos malos momentos no, algún lapsus, chistes que no funcionan, pero de todo eso se aprende”.

P: ¿Siente que forma parte de un nuevo movimiento de humor en Tenerife o incluso en Canarias?

A.G: “Hay un gremio muy lindo, si bien es cierto que en mi caso en particular llevo currando en esto desde antes de que surgiera esta corriente, cuando existían quizá dos o tres grupos de comedia y todos veníamos del teatro. No existía, más allá de Manolo Vieira, el concepto de stand up comedy. Ahora es muy bonito ver cómo cada vez más gente se suma a este mundo. Cuanta más competencia mejor, nos retroalimentamos y nos hacemos mejores”.

K. P: “Siento que formamos parte de una nueva camada de cómicos canarios, por mi naturaleza conejera, que estamos asomando la cabeza e intentando hacernos un hueco en el panorama. Hay una hornada que hemos coincidido en tiempo y forma a la hora de ”asaltar“ una demanda de comedia, hasta ahora cubierta casi en su totalidad por Manolo Vieira, Clave de Ja o Juanito Panchín, entre otros. Lo bueno es que no se trata de un ”relevo“ como se empeñan en decir por ahí, cabemos todos y no hace falta que se vaya nadie para que venga aire fresco. Abubukaka, Darío, Aarón, Dani Calero, Florido, etc., son las nuevas (quién dice nuevas, dice que llevan 10 y 15 años ya currando) incorporaciones a una comedia a nivel regional, que tiene una salud envidiable”.

D.L.: “Movimiento de humor suena demasiado pretencioso. Un movimiento de humor es una carcajada ¿no? No creo que estemos inventando o revolucionando nada. Hacemos las mismas cosas aprovechando los nuevos medios. Las redes sociales han amplificado el trabajo de algunos de nosotros y nos está dando la oportunidad de darle recorrido a lo que más nos gusta”. 

P: ¿Qué le evocan personajes como Manolo Vieria?

A.G.: “Pues Manolo es una estrella polar, cuando el comenzó no había mucho más de comedia en las Islas, y él solo se forjó un nombre y una carrera. Hace una semana actuamos en su Chistera (Kike Pérez y yo) y se subió al escenario con nosotros, creo que somos los primeros cómicos a los que invita a hacer su show completo allí (Dani Calero y Kike Pérez habían ido a participar alguna vez), y eso nos llena de orgullo, fue una noche increíble. Es como una especie de padre artístico, un lujo, un honor”.

K.P.: “Me evoca recuerdos, inspiración y cariño, de cuando era pequeño, y ahora me evoca amabilidad, compañerismo e ilusión. Manolo ha pasado de ser un ídolo a (sin dejar de ser lo primero) un compañero que nos ha tendido la mano. De forma muy natural hemos empezado a compartir experiencias, a aprender estando muy cerquita de él y jugar sin importar las diferencias generacionales. Es un lujo, tenerlo tan a mano, y poder contar con él para lo que necesitemos, formar parte de su entorno y que me considere compañero es uno de mis sueños de chico”.

D.L.: “Don Manolo Viera uno de los maestros junto con Juan Luis Calero, Piedra Pómez, Anticraisis Consort,... referencias totales, lo que uno ha mamado de chico”. 

P: ¿Hay algo sobre lo que no haría humor?

A.G: “Creo que los humoristas estamos obligados a hacer humor sobre cualquier cosa, empezando por nosotros mismos”.

K.P: “No haría humor sobre algo que creyera que le iba a hacer daño a alguien de antemano, pero eso no se puede calibrar. Intento no tocar en público temas muy delicados que tengan que ver con el dolor, pero he de reconocer que en privado tengo un humor bastante durito”.

D.L: “Muchas cosas, Palante Producciones es de un humor muy blanco y blandito, somos de lo más sanos, pero igual también por eso llegamos a muchos públicos. Aarón Gómez en relación a la actuación en La noche golfa comentaba ”¿pero qué tiene Darío de golfo?“.

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