Una confusión de nombres deja sin pensión de viudedad a una anciana de Gran Canaria

Laura Herrera, hija de Elvira y Matías, ordenando toda la documentación de sus padres.

Silvia Álamo

Las Palmas de Gran Canaria —

Elvira Micaela Monzón e Irene Matías Herrera se casaron en 1957 en La Aldea de San Nicolás. Tras más de seis décadas de unión, él falleció a los 90 años el pasado 18 de abril debido a una enfermedad. Solo una semana después comenzó un “calvario” para los hijos de este matrimonio. Su madre, que padece alzhéimer y párkinson, no tiene derecho a cobrar la pensión de viudedad por la defunción de su marido. Según la resolución del Instituto Nacional de la Seguridad Social, el motivo se debe a “no acreditar ni la identidad del sujeto causante ni la de la solicitante”. Ambos tenían dos nombres y, a pesar de haber documentado en numerosas ocasiones que se tratan de la misma persona, para la administración todo es papel mojado y no brindan soluciones que pueda llevar a ver algo de luz en el problema al que se enfrenta la familia. “Tenemos todo para demostrar que eran matrimonio, solo queremos lo que nos pertenece, pero ya no sabemos qué hacer”, lamentan sus hijos.

Una semana después de la muerte de Matías, como era conocido en el municipio del oeste de Gran Canaria, los hijos comenzaron a realizar los trámites para que su madre, incapacitada, cobrara lo que le pertenece. Desde el furgón, una especie de oficina andante de la Seguridad Social que cada jueves se desplaza a La Aldea, les dijeron que “había problemas” para cobrar el subsidio. La confusión de nombres ha convertido este proceso en un auténtico caos en el que no tienen forma de demostrar que son dos personas con dos nombres cada una. Los documentos de Elvira son confusos, en unos aparece con ese nombre y en otros con el de Micaela, lo mismo ocurre con el fallecido, que se identificaba bajo Irene o Matías. La conclusión de la administración es que no son la misma persona, por lo que ese matrimonio no se puede acreditar.

Un hecho que se contradice, sin embargo, con la primera resolución emitida en el mes de mayo. En la misma reconocieron una prestación de auxilio por defunción por la que la anciana cobró 46,50 euros. Desde entonces sobrevive con 149 euros al mes, una pensión en concepto de beneficencia que cobra desde hace unas décadas, y gracias a la ayuda de sus cuatro hijos, también pensionistas. “De ese dinero tenemos que pagar hasta sus medicinas, como no consta como viuda tampoco lo hace como pensionista”, manifiestan.

Para los hijos de Elvira estos cuatro meses sin su padre han sido un martirio. Cientos de viajes a Las Palmas de Gran Canaria con el objetivo de buscar una solución. “No se imaginan las veces que hemos tenido que ir al Registro Civil, al Juzgado, al Obispado y nuestra madre no aparece registrada, sólo tenemos la partida de bautismo; ella nació en la capital”, explican. “Está casada pero no aparece en el registro, esto es una locura”, clama Paco Herrera, uno de sus hijos.

Lo realmente curioso es que Elvira y Matías han vivido toda la vida con normalidad. Tienen documento de identificación, les llega la correspondencia habitual, han disfrutado de la sanidad durante toda la vida y el padre de la familia cobraba la pensión que le correspondía. Si bien es cierto que dos de sus cuatro hijos figuran en sus DNIS como hijos de Elvira M. e Irene Matías y los otros dos de Elvira y Matías.

“Nosotros siempre vimos eso con normalidad porque nuestro padre firmaba a veces con un nombre y a veces con otro, mi madre sí que se llama Elvira Micaela en el libro de familia, pero eran las cosas de hace años”, cuentan. Los hijos de la anciana recuerdan con gracia como en una de las ocasiones le dijeron que se trataba de dos mujeres casadas. “En los años 50 cuando se casaron nuestros padres eso no se permitía y en el mismo libro de familia se ve la foto de ambos, hombre y mujer”, sentencian.

La familia Herrera Monzón ya no sabe qué hacer para demostrar que su madre y su padre fueron matrimonio durante más de 60 años y que su padre cotizó durante toda su vida, por lo que ella tiene derecho a cobrar una pensión de viudedad. Desde un primer momento acudieron al Ayuntamiento de La Aldea y desde allí se emitió un Certificado Policial constatando que son dos personas con dos nombres.

En el documento se indica: “CERTIFICO Con valor de mero testimonio (STS …) que según informes suministrados por la Policía Local de fecha 26/04/19 resulta: Ser cierto lo solicitado, por lo tanto, Don Matías Herrera Suárez Don Irene Herrera Suárez es la misma persona”. El mismo escrito tuvo lugar con la viuda: “Doña Elvira Monzón Jiménez y Doña Micaela Monzón Jiménez, es la misma persona”, reza en el texto.

Sin embargo, para la Seguridad Social ninguno de estos documentos es válido y simplemente se han limitado a desestimar, una y otra vez, el subsidio a la viuda. “Es ir, gastar dinero y volver para el pueblo calladitos, con las manos vacías porque no sacamos nada”, cuenta Paco mientras su hermana Laura guarda toda la documentación en dos carpetas y sus otros dos hermanos asienten con la cabeza. Lo han enseñado todo: partida de bautismo, libro de familia, documentos de los hijos… En una esquina del patio su madre los observa, sentada en una silla, tranquila, ajena a todo lo que ocurre.

Este periódico contactó con la Seguridad Social, pero aún no ha recibido respuestas a las preguntas planteadas por este caso.

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