El dueño del local donde almorzaron sin medidas anti COVID los murgueros: “Les llamamos la atención un montón de veces”
El dueño del restaurante Miller, más conocido como ca’Babá, en Las Palmas de Gran Canaria, local donde se produjo el polémico almuerzo de la murga Chacho´Tú este fin de semana, ha asegurado a este periódico que al grupo de 27 personas lo dividió en “mesas de seis”, pero que los asistentes “no respetaron ninguna distancia” a pesar de que “les llamamos la atención un montón de veces”.
La murga publicó en sus redes sociales las imágenes de la comida navideña, una cita llena de “reencuentros, emociones y muy buenos momentos compartidos, disfrutando dentro de la nueva normalidad que estamos viviendo”, según dijo el grupo en Twitter. Tras compartir estas publicaciones, Chacho´tú comenzó a recibir numerosas críticas de otros usuarios, por lo que optó por despublicar un vídeo del almuerzo en el que se les veía comiendo y cantando junto a un músico, juntándose para hacerse fotos y circulando por el salón sin guardar distancias unos de otros.
La versión del dueño del local asegura que intentó poner orden entre los participantes de la reunión, que “llevaron una guitarra” y estaban “haciendo escándalo”, y lo único que obtuvo, según él, fueron insultos de los comensales.
En las imágenes compartidas del interior del local de restauración se aprecia que se sentaron en grupos de seis personas por mesas, pero que estas no guardaban la distancia de separación obligatoria de dos metros y que los asistentes, la mayoría sin la mascarilla, tampoco respetaba la distancia entre personas y no evitaban el contacto físico.
Babá, dueño del Miller, afirma que desconocía algunas de las medidas obligatorias, como la distancia entre las mesas, pero insiste en que “les llamamos la atención un montón de veces” y se les dijo que debían seguir las medidas de seguridad. Además, acusa a uno de los murgueros de haberle increpado con insultos racistas.
El Gobierno de Canarias decretó el pasado 4 de diciembre para todo el Archipiélago que en los establecimientos de restauración deberá existir “una distancia de al menos dos metros con el resto de mesas del establecimiento”. Tras el acuerdo, impuso medidas más restrictivas en Tenerife y limitó las reuniones en el Archipiélago a un máximo de seis personas, siempre y cuando se respetaran las distancias.
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