El Hospital Insular de Gran Canaria tendrá en 2021 el equipo contra el cáncer que CC le negó hasta en cinco ocasiones

Hospital Insular de Gran Canaria. (ALEJANDRO RAMOS)

Iván Suárez

Las Palmas de Gran Canaria —

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A la sexta fue la vencida. El Complejo Hospitalario Universitario Insular Materno Infantil (CHUIMI) de Gran Canaria tendrá en 2021 el equipo contra el cáncer que los profesionales sanitarios reclaman desde hace al menos cinco años. Se trata del denominado PET-TAC, siglas en inglés de tomografía por emisión de positrones y de tomografía axial computarizada, una técnica mixta que permite diagnosticar de manera eficaz los tumores y su extensión. El pasado miércoles finalizó el plazo que la Consejería de Sanidad había concedido a las empresas para presentar sus ofertas en el concurso convocado formalmente en agosto, pero acordado en un Consejo de Gobierno en mayo. El presupuesto base de licitación es de 4,12 millones de euros, resultado de sumar al precio de adquisición del aparato, valorado en 2,3 millones, las obras de acondicionamiento de la sala donde va a ir ubicado (aproximadamente 180.000 euros) y las labores de mantenimiento durante los ocho años siguientes al término de los dos años de garantía, con un importe estimado de 1,5 millones. El plazo de ejecución será de un máximo de seis meses a partir de la formalización del contrato y se financiará con tramitación anticipada y con cargo a una partida de los presupuestos del próximo año, según las bases.

El Insular sigue siendo el único hospital público de España con acreditación de docencia que carece de este equipamiento en un servicio de Medicina Nuclear, una especialidad dedicada al diagnóstico y tratamiento de patologías, principalmente oncológicas, a través de radiofármacos. Hasta en cinco ocasiones tuvo la oportunidad durante la pasada legislatura el Gobierno en minoría de Coalición Canaria (CC) y su equipo de Sanidad, con José Manuel Baltar a la cabeza, de adquirir el PET-TAC para el complejo, pero en ninguna de ellas la consideró una inversión prioritaria, como el propio consejero reconoció en una comparecencia parlamentaria.

El antecesor de Baltar, el socialista Jesús Morera, recientemente cesado como gerente del Hospital Doctor Negrín tras el regreso de Conrado Domínguez a la dirección del Servicio Canario de Salud (SCS), incluyó ese equipo en el listado de inversiones del plan de renovación tecnológica de 2016, a ejecutar en los sucesivos ejercicios según un cronograma que sus sucesores no cumplieron. A mediados de 2017, ya en solitario en el Gobierno tras la ruptura del pacto con el PSOE a principios de año, CC también acabó borrando el PET-TAC del Insular de la primera relación de equipamientos para el diagnóstico y tratamiento contra el cáncer que se preveían financiar con los 17,7 millones de euros donados por la Fundación Amancio Ortega.

En julio de ese mismo año, el Gobierno canario aprobó el mayor crédito extraordinario de la historia del Archipiélago, una ampliación de presupuesto de 340 millones de euros, de los que 156 se destinaron a Sanidad. Una enmienda presentada por el PSOE permitió incorporar el PET-TAC entre las inversiones a acometer con esa inyección financiera, pero el proyecto volvió a quedar guardado en un cajón durante los dos años siguientes. Los socialistas insistieron un año después a través de otra enmienda a las cuentas de 2019 que fue finalmente rechazada.

La quinta oportunidad llegó en los compases finales de la pasada legislatura. El Gobierno regional aprobó otro crédito extraordinario de 25 millones de euros para financiar, con cargo al superávit del ejercicio anterior (unos 300 millones de euros), equipamiento tecnológico para el Servicio Canario de Salud (SCS). El PET-TAC volvía a quedarse fuera del plan de renovación sanitaria. “Las priorizaciones las marcan los técnicos, no las marco yo”, respondió Baltar en el Parlamento de Canarias a las críticas vertidas entonces por el PSOE en boca del diputado Iñaki Lavandera, que le había sugerido utilizar esos fondos para concretar la compra a la que se había comprometido dos años antes, ya que era una inversión financieramente sostenible.

La licitación publicada en agosto permitirá al Archipiélago contar con tres equipos de estas características en su red sanitaria pública. El PET-TAC en funcionamiento en el Hospital de La Candelaria será sustituido también en 2021. La adquisición del nuevo aparato para el complejo tinerfeño está contemplada en el mismo concurso, en otro lote por un importe que asciende (entre la compra, las obras y el mantenimiento) a 3,7 millones de euros. El segundo equipo está ubicado, desde el año 2009, en el Hospital Doctor Negrín de Gran Canaria. A pesar de ser de titularidad pública, lo explota en la última planta del complejo, en el servicio de Medicina Nuclear, una empresa privada, Dimec, filial de uno de los grandes conglomerados sanitarios de las Islas, Hospitales San Roque, gracias a un contrato que expiró en 2015 y que se ha ido prorrogando a través de expedientes de nulidad, un procedimiento administrativo reservado para situaciones excepcionales que permite abonar los tratamientos facturados mes a mes.

Unos 1.500 pacientes asignados al área sur de salud de Gran Canaria, que tienen el Hospital Insular como centro de referencia, son derivados cada año al Hospital Negrín para someterse a una exploración con ese PET-TAC. Cuando este sistema se avería o cuando la lista de espera se dispara, la solución pasa por la concertación. Y es ahí donde vuelve a aparecer Clínicas san Roque. A mediados de 2016, justo en el momento en el que comenzaban a aflorar las diferencias entre CC y el PSOE a propósito de la gestión sanitaria y de una supuesta desviación presupuestaria en el área regida en aquel momento por los socialistas, con el presidente Fernando Clavijo convocando a los gerentes de los hospitales para apremiarles a ejecutar recortes, la empresa privada presentaba en público su última adquisición, un PET-TAC para el diagnóstico y el tratamiento contra el cáncer, en un acto que contaba con la presencia destacada de su entonces gerente y futuro consejero de Sanidad, José Manuel Baltar.

En aquel momento ya se conocían las intenciones del socialista Jesús Morera de devolver a manos públicas el servicio de Medicina Nuclear del Hospital Doctor Negrín. Un informe firmado por el entonces gerente del complejo, José Miguel Sánchez, cifraba en 800.000 euros el ahorro. Con posterioridad, el equipo de Baltar filtró un contrainforme que comparaba la gestión pública de La Candelaria con la externalizada del Negrín para concluir que esta última opción era la más económica para las arcas públicas. Ese estudio fue duramente cuestionado por el PSOE y por Podemos, que advirtieron de los artificios que se habían utilizado para justificar la continuidad del “negocio” de la antigua empresa del consejero, que durante 2017 vio incrementada su facturación a través de esta vía en un 82%. Con el cambio de gobierno, y la llegada de la socialista Teresa Cruz a Sanidad, se encargó un tercer informe del que aún no se conocen los resultados.

El actual consejero, el también socialista Blas Trujillo, señaló este mismo miércoles, durante una comparecencia en la Comisión de Sanidad, que enero y junio de 2020 se realizaron en La Candelaria y en el Negrín un total de 4.049 exploraciones con PET-TAC, un 10% menos que en el mismo periodo del año anterior. El diputado Iñaki Lavandera, de su mismo partido, destacó la importancia de la adquisición de este equipo para el Insular, que permitirá “incrementar la tasa de supervivencia” de una enfermedad con cada vez mayor prevalencia en las Islas. Según los datos que maneja el parlamentario, en el Archipiélago se han diagnosticado en torno a 35.000 casos de cáncer en los últimos cinco años y han fallecido por esta patología unas 4.500.

Para Lavandera, la compra del PET-TAC supone la constatación de que “era posible gobernar con el interés por la salud de las personas por encima de otros intereses” y “devuelve la dignidad a la sanidad pública canaria”.

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