Niños que huyen del conflicto y buscan futuro en Europa, el perfil de los menores extranjeros no acompañados

Menores extranjeros atendidos por la Cruz Roja.

Ana Rodrigo (EFE)

Madrid —

0

Los menores extranjeros no acompañados que llegan a España -los menas- tienen distintos perfiles: muchos vienen de países en conflicto como Siria, otros se suben en pateras huyendo del hambre y la miseria y hay un tercer grupo integrado por jóvenes traídos por sus padres, que luego regresan a sus países.

Lo explica a Efe el presidente de Aldeas Infantiles SOS de España, Pedro Puig, una ong dedicada al acogimiento de los menores tutelados por las administraciones porque no pueden vivir con sus padres -por distintas circunstancias- o porque se encuentran solos, como en el caso de los menas.

“Llegan a un país en el que muchas veces no dominan el idioma, son niños que viven en situaciones muy complejas, que han sufrido muchos traumas, algunos con trayectos largos y muy complicados”, explica el responsable de Aldeas, una ong que atiende a los menores a través de hogares con personas de referencia estable (madre SOS) que ofrece a los niños los cuidados y el afecto necesario.

Entre el 1 de enero y el 30 de septiembre de 2018 había casi 12.000 menores extranjeros no acompañados en España, la mayoría en Andalucía (5.621), Cataluña (1.074) y Melilla (1.090), según los últimos datos del Ministerio del Interior, aunque también en Canarias, donde su cifra actual es de 330, según el Gobierno Autónomo.

Para intentar equilibrar esa atención a los menores, competencia de las comunidades autónomas, el Gobierno ha aprobado en el último Consejo de Ministros los criterios de reparto de un fondo de 40 millones de euros.

Castilla y León, Extremadura y Asturias son las comunidades autónomas que se han comprometido a acoger más menores extranjeros no acompañados de otros territorios.

“No solo vienen chicos en pateras, vienen chicos que les dejan aquí sus padres y ellos vuelven porque quieren una vida mejor para ellos; quieren que estén en Europa, y vienen a España o a Italia como primer punto y luego van a otros países europeos en busca de nuevas condiciones de vida”.

El experto en la atención de los menores explica que cuando cumplen los 18 años, y por tanto salen del sistema de protección, Aldeas mantiene ese acompañamiento y ayuda a que los niños puedan concluir sus estudios o encuentren un trabajo que permita su emancipación.

“En Aldeas, los menores extranjeros no acompañados cuando cumplen los 18 años pasan al programa de jóvenes, lógicamente como cualquier otro niño español que ha crecido bajo la protección de la ONG”, añade, y se les da el apoyo que se requiere en cada caso, como reforzar el idioma o su formación.

“No hay capacidad suficiente para atender a todos los menores -extranjeros y españoles- y algunas comunidades están abriendo nuevos centros, pero en otras están saturados”, asegura Puig, quien recuerda que “hay que atender bien a todos los niños y poner todos los medios, valorando la individualidad de cada niño, si quieren estudiar o trabajar”.

Además, destaca la importancia de que los chicos extutelados mantengan abierto el contacto con las organizaciones. “Cuando tienen dificultades pueden volver y les acompañamos, incluso jóvenes que han estado ya desde hace muchos años y atraviesan cualquier dificultad, pueden venir a pedir cualquier ayuda o consejo o simplemente contarnos alguna noticia que les haya pasado”, ha aseverado.

Según Save the Children, la llegada de los menores extranjeros no acompañados aumentó el pasado año un 60% respecto a 2016.

En el informe Los más solos, esta organización de defensa de la infancia alertaba de que muchos de esos niños abandonan los servicios de protección y aparecen “en fuga” en los registros, al desconocerse su paradero, porque no quieren ser tutelados por una comunidad en la que no desean quedarse.

Así, cientos de menores se concentran en zonas de puertos de Melilla y Ceuta con la intención de llegar a la península escondidos en transbordadores.

Etiquetas
stats