Regreso a Honduras a través de la gastronomía

Alba Patricia Sánchez, refugiada hondureña en Canarias.

Natalia G. Vargas

Las Palmas de Gran Canaria —

Las recetas atraviesan fronteras y, con ellas, las culturas, las historias y las personas. Con esta idea, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) ha inaugurado en Canarias el proyecto Acoge un plato, iniciativa que reunió el pasado 20 de julio en Gran Canaria a la gastronomía de distintos puntos del planeta como Mauritania, Siria o Venezuela de la mano de personas que reciben apoyo de esta ONG. Gracias al encuentro, la hondureña Alba Patricia Sánchez pudo viajar de nuevo al hogar del que tuvo que huir por la violencia diaria que asola a su país. Una situación que empeora gravemente si, además, eres mujer. El plato que escogió fueron las enchiladas de carne. “Es mi favorito. Se cocina en todo el país y, además, me recuerda mucho a mi familia. En cada cumpleaños convencía a mi madre para que las hiciera”, confiesa.

Con 22 años, la inestabilidad política y social que atraviesa Honduras la ha empujado a empezar de cero. En agosto de 2017 viajó a Gran Canaria con la única compañía de la prima de su madrina, escapando de una rutina marcada por el miedo y la inseguridad y dejando atrás a su madre, a su padre y a su hermano pequeño. “Todos los días, si enciendes la televisión, vas a ver que asesinan a un niño, que desaparece, que matan a un hombre, a una mujer. Siempre hay asesinatos. Es muy duro”, asevera. Las maras o bandas criminales, el narcotráfico y la inacción gubernamental se esconden detrás de este infierno. “El Gobierno muchas veces, o está con los mareros, o no actúa por miedo a que las pandillas vayan también en su contra”, explica Sánchez. “No hay justicia”.

“Las maras persiguen el dinero. Si tú tienes un negocio, ellos cobran un impuesto, pasan cada mes cobrándote una renta como si eso fuera de ellos. Si no lo pagas, te matan a ti, a tu familia, o te destrozan el comercio”, relata Sánchez. “Lo que quieren es hacerse de dinero”. Este modus operandi dibuja un escenario hostil para los niños y niñas que crecen en este ambiente. “Los niños se crían viendo muertes, viendo droga en todos los barrios”, lamenta. Además, la hondureña revela que las pandillas utilizan a los niños de mula para transportar droga. En otras ocasiones, los ponen de vigilantes en las esquinas de las calles para que avisen a los mareros por si viene la policía. “Los menores lo hacen para llevar dinero a sus casas, para su familia”.

Una vez en la Isla, solicitó la protección internacional y en seis meses el trámite fue resuelto favorablemente. Un desenlace poco habitual en Canarias, donde solo el 0,28% de las peticiones de asilo fue aceptado en 2017. La posesión de las pruebas suficientes para justificar la situación de peligro que corría en su país de origen agilizó el procedimiento. Honduras es el cuarto país de origen del que procede el mayor número de solicitudes de asilo en España, pasando de 970 en 2017 a 2.410 en 2018. Un incremento del 60%, según datos del último informe anual de CEAR, que también señala a las maras como principales causantes de las huidas: “Extorsión, violaciones, secuestros, asesinatos y desapariciones se producen de forma cotidiana”.

A pesar de ello, el documento revela que de las 160 peticiones de asilo de Honduras resueltas en 2018, solo en diez se otorgó refugio. Datos que “contradicen” al Tribunal Supremo y a la Audiencia Nacional que “entiende que la persecución vinculada a estas organizaciones puede dar lugar al reconocimiento de la protección internacional”.

95% de feminicidios, impune

95% de feminicidios, impune1.944 feminicidios registrados entre 2002 y 2017 en Honduras. El 95% de ellos, impune. “El machismo se pronuncia muchísimo”. Alba Patricia recuerda casos de algunas conocidas suyas. “Conocía a una chica. Un pandillero se obsesionó con ella. La seguía a todas partes. Incluso ella tuvo que salir una vez por el sótano de la universidad para que no la viera. Al final, se fue del país porque no podía más”.

Según el informe de CEAR, el país cuenta con una de las tasas de homicidio más altas del mundo: 43,6 por cada 100.000 habitantes. Además, los ratios de pobreza son alarmantes. De acuerdo con el Banco Mundial, el 64,3% de las personas vive por debajo del umbral de la pobreza. El salario base de la población oscila entre las 7.500 y las 8.000 lempiras (entre 300 y 400 euros). Un billete de ida como el de Alba Patricia supera los 1.000 euros. “Muchos ahorran, otros piden préstamos, o cobran lo equivalente al paro de una sola vez para poder venir”, explica. Comercio, construcción o asesoramiento bancario son las profesiones más frecuentes en el país.

Una vez aquí, toca empezar de nuevo. Su madre y su hermano ya están en la Isla. “Me siento más completa”. La joven hondureña ha encontrado en la cocina su vocación. Después de varios cursos desea seguir aprendiendo. Ahora, con el respaldo de haber cocinado la receta de su infancia con el prestigioso chef Ángel Palacios en Acoge un plato. “La gastronomía al final nos hace una misma persona, da igual de dónde vengas”, concluye.

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