INCENDIO EN TENERIFE
Proteger el suelo afectado por el incendio ante las precipitaciones, una de la prioridades en Tenerife

Un helicóptero realiza tareas de extinción sobre el incendio forestal de Tenerife

Gara Santana

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Uno de los nuevos desafíos que enfrenta el incendio forestal de Tenerife, después de dos meses, es la pérdida de suelo en las zonas afectadas ante la posible intensidad de las precipitaciones que se esperan en la isla.

En la mañana de este martes, José María Sánchez, director de extinción del incendio, ha asegurado que “lo peor que puede pasar es que se aproxime un frente subtropical que ocasione daños severos”, un hecho que afectaría en mayor medida a las áreas afectadas de la zona sur, donde el incendio ha tenido una mayor intensidad.

Estas áreas presentan suelo frío, pero no existe vegetación que las proteja porque no hay pinocha y, además, constan de laderas elevadas. En la parte norte, sin embargo, el suelo también está desestructurado, sin materia orgánica, y precisará un proyecto de compactación y estabilización ante lluvias fuertes.

La intervención humana en este tipo de procesos es clave contra la pérdida de superficies que son cruciales para los ecosistemas tal y como los conocemos.

Para Jaime Coello, director de la Fundación Telesforo Bravo-Juan Coello, la pérdida de suelo tras los incendios forestales es algo muy serio que debe evitarse a toda costa.

“Cuando se produce un incendio forestal el suelo es una capa que sufre mucho y que pasa de ser, en ocasiones, permeable y que permite la penetración del agua, a una capa totalmente cerrada e impermeable que provoca que el agua circule por encima llevándose a su paso estratos de superficie”. Coello afirma que esto sucede porque “las raíces que estuvieron ahí ya no están fijadas y porque muchos elementos que estaban previamente ya no están”.

La posibilidad de que el suelo se “pierda en el litoral” es alta, tal como ocurrió en el último incendio forestal del parque nacional Garajonay en 2012: “Estamos hablando de muchos centenares de años en que ese suelo se ha estado formando perdidos en muy poco tiempo”.

En algunos lugares, se colocan elementos para sujetar la superficie, que pueden ser naturales o artificiales, que permiten que el suelo o la pequeña capa que haya quedado no se vaya con la lluvia porque de lo contrario pueden pasar dos cosas, según explica Coello: “Que ese suelo pueda provocar acumulación con otros materiales y generar avenidas si la lluvia es suficientemente fuerte; o que ese suelo se acabe perdiendo en el mar”.

Todo dependerá, en última instancia, del impacto de las precipitaciones anunciadas para estos días y sus características, de si se trata de lluvias torrenciales que sobre un suelo que ha perdido su capacidad de absorción pueden tener un efecto “devastador”.

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