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Espacio de opinión de Tenerife Ahora

Separatistas y unionistas

Paco Déniz, sociólogo.

Paco Déniz

Santa Cruz de Tenerife —

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Mucho se habla en estos días de los separatistas como si en el escenario político no hubiera contrincantes. Por lo visto, los catalanes desean independizarse porque no tienen nada mejor que hacer, y porque están en manos de unos cuantos. Con esos argumentos infantiles y preintelectuales pretenden los unionistas mantener la unidad de las Españas. Con esos y con amenazas de suspensión de la autonomía, de prohibir las urnas y alguna que otra asonada más. En esa línea de actuación han puesto a trabajar a todas las cloacas del Estado español para ir mermando la legitimidad del soberanismo. Se trata de endurecer la batalla desde las tertulias, noticiarios, prensa escrita, prensa deportiva, revistas del corazón, comisarías, cuarteles, fiscalías, y todo aquello que pueda contribuir a desacreditar esta fase superior del catalanismo. Por ahora no han logrado encontrar un resquicio para enjuiciar a Mas o a Junqueras, pero les pisan los talones y les han colocado micrófonos. Al menor movimiento en falso escenificarán el castigo, aunque por ahora están procurando que les salpique lo de Pujol.

Pero esa es una estrategia equivocada, están jugándoselo todo a destruir a sus líderes, no quieren ver que la cuestión del soberanismo se ha convertido en la motivación principal de la sociedad catalana, en inmensos movimientos sociales, en sentimientos diversos que confluyen en objetivos escalonados de un proceso irreversible: la independencia. Y eso no es de ahora; de forma latente, el soberanismo siempre ha existido en Catalunya. Además, la escasa altura intelectual del unionismo españolista les lleva a intentar fomentar una fractura social inexistente. Siempre lo han hecho, utilizando una supuesta e inexistente discriminación del castellano. Desde las cloacas lanzan una munición que solo está haciendo efecto en la población más españolista, porque el ataque del frente unionista está más preocupado de hablarle a su galería y conquistar sus votos que de resolver el problema planteado. Si fueran más civilizados y demócratas seguirían el camino del inglés: campaña de debate, ofertas y contraofertas, referéndum vinculante y que el pueblo opine y decida. Esa es la nueva moda social, el salto cualitativo de la democracia; pero los unionistas españoles no se enteran, y creen que les basta con el NoDo. No quieren darse cuenta que los catalanes ya saben escribir y leer.

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