Otro que ha optado dinerariamente este mismo martes ha sido el portavoz del PP en el Ayuntamiento de La Laguna, Pedro Suárez López de Vergara, presidente hace tiempo caducado de la gestora del partido en esa ciudad y firme candidato, según los mentideros populares, a convertirse en secretario general en Tenerife como número dos del virtual presidente Manuel Domínguez. Suárez López de Vergara es un personaje singular que ha estado en misa y repicando, que ha sido monaguillo, monje y fraile, pero siempre asido como ha podido a un sueldo público o semipúblico desde que entró en política, allá por los finales de los años noventa. Efectivamente, en uno de esos gobiernos del PP fijos discontinuos con Coalición Canaria, Suárez López de Vergara ocupó la plaza de director general de Comercio, justo cuando se implantaban en esta ultraperiférica patria las grandes superficies y sus secuelas. Algo pasó que le retiraron su confianza, lo que le condujo poco después a atracar en el siempre resguardado refugio pesquero de CC, donde lo colocaron como ejecutivo en la Mutua Regional de Accidentes, otro de los arcanos oscuros de la historia de la nacionalidad.