Pero no se vayan ustedes a creer que los meneos dirigidos al inigualable Larry Álvarez van a parar en sus lindezas hacia los colectivos de gays y lesbianas. No señor. En aquella época de tanta locuacidad, cuando compartía espacio en la sección de Opinión de Canarias7 con quien poco después se convertiría en su jefe, estrella y guía, Larry también escribió irrepetibles artículos contra las mujeres, y en concreto, contra la manía que tienen las señoras de ponerse a trabajar y contribuir de ese modo a que crezca el desempleo. Majaderas, a su juicio de él. Tampoco se quedó atrás el número cuatro del PP al Cabildo a la hora de referirse a la Monarquía con ocasión de la una boda de una infanta. El hombre criticó los fastos, el dispendio de gasto público que supuso y hasta el despliegue mediático de la tele pública. Tanta indignación le produjo que, al parecer, se alineó del lado republicano, el muy dúctil. No se imaginaba ni por asomo que Aznar gobernaría y casaría con gran boato a su hija Anita. Ni que alguien le convencería para ser candidato mientras otros tiraban de hemeroteca.