Ya habrán visto la que se ha armado en torno a las pretensiones de algunos de perpetuar y tapar, tapar y perpetuar (tanto monta, monta tanto), en el ámbito de La Caja de Canarias. Como basiliscos salieron los adalides del periodismo creativo del extrarradio evidenciando que no las tienen todas consigo y conscientes de que más pronto que tarde serán descubiertos en sus propias mentiras. Lo peor no es eso, que no constituye novedad, sino que hayan puesto por delante el buen nombre de Juan Manuel Suárez del Toro, un buen nombre que necesitaban para dar un barniz de prestigio a las trapisondas que tratan de esconder. Tanto lo engañaron que le hicieron admitir ser miembro de la lista de consejeros generales de La Caja por los ayuntamientos para a continuación obligarle a engañar a Jerónimo Saavedra negándose a aceptar ir en la lista del municipio de Las Palmas de Gran Canaria.