Tiempos de campañas institucionales que se entremezclan con las electorales, que se superponen, se solapan, se integran, se funden y se sulibeyan de mala manera. La Junta Electoral hace lo que puede, pero es de tal calibre el número de transgresiones a la norma que casi mejor lo deja para el día 26 y empieza a quitarle concejales, consejeros y diputados a todos los que se desparramaron más de la cuenta. Sería lo justo. En el bando contrario, en el de los que no hacen caso a las indicaciones de relevancia institucional de manual, está por ejemplo José Miguel Suárez Gil, presidente de la Cámara Plateada, al que el presidente del Gobierno le ha cogido la matrícula por no poner el logotipo del Gobierno del grosor, tamaño y textura que se merece en la cosa de la ventanilla única empresarial. El presidente de la Cámara de Comercio de Las Palmas ha hecho colgar a la puerta de los locales en León y Castillo un gran, grandísimo, anagrama de su institución al lado de otro pequeño, minúsculo, raquítico del Gobierno, lo mismo que sucede con todo el material de papelería. ?Ya le he dicho que si nosotros financiamos al 97% la Ventanilla Única quiero que ponga un escudo acorde con el tamaño de nuestra aportación?, amenazaba en su penúltimo acto de gobierno. Así que menos abrazos y más escuditos, anda.