A José Manuel Soria sólo se le consigue sacar de su discurso de manual siendo con las preguntas la mitad de agresivo que es él con las respuestas. Carlos Acosta, de El Día, lo consigue aparentemente. Una pregunta de su entrevista, referida a la denuncia de un grupo ecologista sobre las prisas del Ministerio de Industria por desarrollar las prospecciones antes de que entren en vigor nuevas y más restrictivas normas comunitarias, conduce al titular de esa cartera a una respuesta evasiva, de las pocas en las que tuvo que mandar la pelota a córner sin jugarla. “No entro en consideraciones de esa naturaleza. Me guío por lo que digan los informes técnicos y jurídicos de los funcionarios, que están muy cualificados en el Ministerio de Industria”. Una confirmación en toda regla. En los demás periódicos tuvo que insistir reiteradamente en su acrisolada vocación de sacrificio hacia la colectividad y de defensa del interés general, “no el interés de Repsol”. Como no estuvimos presentes en todas esas entrevistas no podemos confirmarles que los periodistas se descoyuntaran allí mismo al escuchar esa proclamación ética. Lejos de hacer buenos los presagios que hablaban de que su nuevo cargo le había insuflado aires algo menos altaneros y más sutiles, Soria lanzó en esa entrevista un nuevo aviso a Paulino Rivero: “Creo que este Gobierno de Canarias tiene que darse cuenta de una vez de que ha cambiado el ciclo político en España y de que esa tendencia al aislamiento que tiene no es conveniente para el propio Ejecutivo ni para los intereses de Canarias”. Desde el PSOE siguen desmintiendo cualquier tipo de conversación, tentación o pecado en grado de tentativa.