El empeño de Cervantes ha sido decisivo para que esta disparatada operación saliera adelante. Cuando retomó el asunto, habló con Arnáiz, pero a éste le parecía mucho dinero lo que se pedía, 4,5 millones por unos 150.000 metros cuadrados. Eran tiempos en que se pensaba que todos los propietarios venderían a la vez, y en esa creencia se alcanzó un acuerdo en el consejo de administración. Arnáiz, sin embargo, le dijo a Cervantes que procurara bajar a 3,5 o 4 millones, pero a lo más que se llegó fue a una propuesta de 4,1, que fue la que resultó aprobada. Finalmente, como les informamos hoy, lo que se hizo fue segregar una parte de la operación y comprar justamente los terrenos que menos valen. Como siempre, lo mejor para el interés general.