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Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

La hora de Cayo Lara

Cayo Lara abronca a IU y pide "paz" interna: "Nos estamos matando y nos estamos comiendo"

Javier Lezaola

El coordinador federal de Izquierda Unida, Cayo Lara, estalló durante la última reunión de la Presidencia Federal de la organización. Lara no pudo más y, notablemente enfadado, se reconoció “avergonzado” por la imagen de división ofrecida por IU e instó a sus compañeros a “ayudar” a Alberto Garzón, porque es el candidato “de todos y cada uno” de los militantes de la coalición en las próximas elecciones generales y si Izquierda Unida no obtiene grupo parlamentario, “perdemos todos” y la organización se va “al garete”, dijo.

La reunión de la Presidencia Federal se celebró a puerta cerrada, pero alguien cometió la deslealtad de grabar la airada intervención del coordinador federal, que acabó publicada en la prensa.

Cayo Lara se puso al frente de IU en diciembre de 2008, recién estallada la crisis económica (Lehman Brothers había quebrado en septiembre) y con la organización más desunida que nunca –o tan desunida como siempre– y electoralmente desangrada por Gaspar Llamazares y compañía. La tarea que Lara tenía por delante no era fácil, y debía elegir entre llevarla a cabo con mano de hierro –levantando la voz y las alfombras– o con mano izquierda. Y optó por lo segundo, por contemporizar.

Izquierda Unida y su coordinador federal no quisieron o no pudieron llevar hasta sus últimas consecuencias el proceso de refundación de la izquierda que la organización puso en marcha en octubre de 2009, un año y medio antes del 15-M. Y tampoco han querido o han sabido reaccionar a tiempo ni ante el nacimiento y ascenso de Podemos ni ante la protección del aparato de Izquierda Unida Comunidad de Madrid (IUCM) a sus cargos internos e institucionales con responsabilidades políticas en el caso de las tarjetas black de Bankia. Dos asuntos clave que están más relacionados de lo que parece.

En primer lugar, Cayo Lara no fue consciente del potencial electoral de Podemos hasta después de las elecciones europeas, y sólo entonces decidió –acertada o equivocadamente– que no sería el candidato de IU en las generales, dejando vía libre al diputado Alberto Garzón, cuya proclamación fue automática, al ser el único militante de la organización que se presentó a las primarias. Pero ni el paso atrás del coordinador federal ni el apoyo tanto de Lara como del secretario general del PCE, José Luis Centella, a Garzón fueron suficientes para aplacar las muestras de hostilidad y el desdén de ciertos sectores de Izquierda Unida hacia el joven candidato, al que acusan de estar más cerca de Podemos que de la propia IU y de querer entregar la organización al partido de Pablo Iglesias.

En segundo lugar, Lara prefirió mantenerse al margen de las trifulcas entre el aparato de IUCM –vinculado a Ángel Pérez y Gregorio Gordo, expulsados de PCE e IU por su responsabilidad política en el caso de las tarjetas black de Bankia, pero que continúan como portavoces de IUCM en el Ayuntamiento y en la Asamblea de Madrid, respectivamente– y los afines a Tania Sánchez, que lograron el apoyo de la mayoría de los militantes y simpatizantes de IUCM en las primarias para encabezar las candidaturas de la organización al Ayuntamiento y a la Asamblea de Madrid. El aparato de IUCM y ciertos sectores de Izquierda Unida acusaban a Tania Sánchez –que acabó abandonando la coalición, impotente ante las zancadillas del aparato de IUCM y la falta de apoyo expreso de Lara– de lo mismo que a Alberto Garzón: de estar más cerca de Podemos que de IU y de querer entregar IUCM a Podemos.

Esos sectores contrarios –unos de forma pública y otros de forma más taimada– a Alberto Garzón se agrupan en torno a figuras como las de Francisco Frutos y Gaspar Llamazares, ex candidatos de IU en las elecciones generales, que cuando estuvieron al frente de Izquierda Unida se caracterizaron por su cercanía al PSOE. Los vinculados a Frutos –ex secretario general del PCE– han dado un paso más en las últimas semanas, extendiendo sus acusaciones a José Luis Centella –actual secretario general del PCE–, quien según ellos se habría convertido en una especie de marioneta de Alberto Garzón y querría entregar a Podemos no sólo IU, sino también el propio Partido Comunista. Por su parte, los vinculados a Llamazares y a su partido Izquierda Abierta –el nuevo hombre fuerte de IUCM, Luis García Montero, es uno de los principales– son más partidarios de hacer como que la cosa no va con ellos, frotarse las manos ante el río revuelto y confiar en que después del control de IUCM venga también el de Izquierda Unida.

Y Cayo Lara, en medio. Con todos en general y con ninguno en particular. Intentando –¿inútilmente?– poner un poco de orden. Templando gaitas, como se suele decir. Aunque en la última reunión de la Presidencia Federal explotó, recordando que “quien nos está rebañando los votos se llama Podemos” y que el partido de Pablo Iglesias ya “no quiere hablar con IU, porque la considera un lastre”, pero sobre todo reclamando algo tan básico –aunque desoído por tantos– como el apoyo de todos los militantes al candidato de Izquierda Unida en las elecciones generales, que no es otro que Alberto Garzón.

Pero ¿bastarán cuatro bocinazos –que probablemente llegan tarde– para asegurar la unidad de IU en torno al joven candidato? Todo apunta a que no. Y si efectivamente no bastaran, Lara sabe que ya no podría seguir limitándose a ejercer un papel moderador, con dos grupos –por un lado el del propio Alberto Garzón, Centella o Julio Anguita, más partidarios de la unidad popular con Podemos, y por otro el de IUCM, Llamazares o Frutos, más partidarios de la unidad de la izquierda con el PSOE, como han demostrado siempre– tirando de cada uno de los extremos de una cuerda cada vez más frágil y con elecciones municipales, autonómicas y generales a la vuelta de la esquina.

El tiempo corre en contra de Izquierda Unida. El generoso paso atrás de Cayo Lara para facilitar que Alberto Garzón fuera proclamado candidato de IU en las generales apuntaba a que Lara no repetiría como coordinador federal de la organización después de la próxima Asamblea Federal, pero en los últimos días –y a pesar de que su apoyo al candidato continúa intacto, al menos en apariencia– Lara está siendo cortejado por los sectores más alejados de Alberto Garzón y ya nada es descartable. Todos –unos y otros– esperan un movimiento de Cayo Lara que incline la balanza hacia su lado.

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