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Artículos de opinión de Javier Gallego, director del programa de radio Carne Cruda.

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El último, que cierre

15 de enero de 2024 23:12 h

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La izquierda sigue a la gresca. Ahora ha sido por el decreto de reforma del subsidio de desempleo. Podemos ha votado en contra porque había un recorte en las pensiones para los parados de más de 52 años a partir de junio (no para los actuales) que verían reducida su base de cotización progresivamente los próximos años. Esos nuevos parados cotizarían menos que los antiguos. Esto es cierto. También lo es que el decreto incluía otras muchas mejoras para los trabajadores y que hasta la aplicación del recorte en junio, se podría haber seguido pactando, pero mientras habrían entrado en vigor esos avances. Unidas Podemos lo hizo en la anterior legislatura: avanzar algo, mejor que no avanzar nada. El camino elegido por Podemos es el inverso: hasta que no se elimine la pérdida de derechos de unos, no aprobamos la mejoría de los demás. 

Pero el recorte no es una propuesta del Ministerio de Trabajo de Yolanda Díaz, fue una imposición del Ministerio de Economía de Nadia Calviño. Si el PSOE no cede, se pierden todos los progresos, que no son pocos: se sube el subsidio 900 euros al año a 700.000 parados de larga duración, se puede seguir cobrando en parte aunque se empiece a trabajar, se cobra inmediatamente después de que se te acabe la prestación por desempleo (sin un mes de carencia), se amplía el subsidio a menores de 45 años y eventuales del campo, se aumenta en 28 días el permiso retribuido de lactancia, se priorizan los convenios autonómicos (generalmente mejores) sobre los estatales… Creo que debería haberse apostado por el bien mayor frente al mal menor, como han hecho Bildu, ERC y BNG, con la condición de seguir negociando. 

El problema es que Yolanda Díaz no quiere negociar con Podemos, esto también hay que decirlo. Lo afirman los socialistas, molestos con ella porque su enfrentamiento con los morados la han llevado a cortar todo diálogo, complicando la legislatura, según ha contado Esther Palomera en este medio. Puedo entender sus rencillas, pero no puedo aprobar que la líder que dijo que venía a unir a todas las izquierdas y que ha pactado hasta con la Patronal, anteponga en este caso sus diferencias personales. Podemos no se lo ha puesto nada fácil, pero ella tampoco ha facilitado el camino con sus vetos. Quien lidera, tiene que liderar. El líder tiene que estar por encima del resto, no solo en las maduras, también en las duras. La responsabilidad mayor es de quien tiene mayor responsabilidad. 

A Yolanda Díaz le preocupa mucho la desafección de los votantes. La izquierda es hoy una fábrica de desafectos por su falta de afectos. Más allá de los convencidos, no convencen. Cuando todos quieren llevar la razón todo el tiempo, nadie la tiene. La razón se construye a través del consenso y del disenso, pero nunca a través de la intolerancia y del silencio. Díaz no ha sabido liderar el espacio de la izquierda y Podemos no sabe asumir que ha perdido el espacio. Entre todos, se están perdiendo. El PSOE solo tiene que ponerse de lado para dejarles caer en su propio abismo. La izquierda fratricida es también suicida. Esta legislatura puede ser la del final de la pluralidad y la vuelta al bipartidismo, o la de la llegada de la ultraderecha al gobierno.

Podemos cumple 10 años. Se cierra un ciclo político que empezó en 2014 y parece que la izquierda quiere cerrarlo del todo. Podemos porque se ha convertido en su versión más agria, Sumar porque se ha convertido en su versión más azucarada. Unos parecen inflexibles con todos, otros demasiado flexibles con el PSOE. Unos son el ceño fruncido; otros, la sonrisa permanente. Unos, el bastonazo; los otros, una muleta. Van a acabar como en el Duelo a garrotazos de Goya, tan hispánico, hundidos en el fango. Es una pena porque hay gente muy válida a ambos lados, pero ambos lados se anulan mutuamente. Si no salen de su ensimismamiento, de su papel intercambiable de víctimas y verdugos, Podemos morirá matando y Sumar morirá sin haber nacido realmente. El último, que cierre. 

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