Tras la Cooperativa Colival de Valdepeñas en Ciudad Real, que fue la primera de las cooperativas que se unió hace unos meses a este sello en la región las siguientes cooperativas que formalizaron su incorporación al sello de calidad “Producto Cooperativo, sabor auténtico del campo” han sido la Cooperativa Bodegas Yuntero, Cooperatiba Bodegas Cristo de la Vega (CRISVE), Cooperativa DCOOP-Vinos BACO y Cooperativa Virgen del Carmen (COVICAR).
Las producciones de estas cinco cooperativas de Castilla-La Mancha se han incorporado ya al ‘Sello Cooperativo’, una marca impulsada por Cooperativas Agroalimentarias de España y que identifica y da valor a los alimentos que se producen por las sociedades cooperativas.
El objetivo de este distintivo es que el consumidor pueda diferenciar estas producciones agroalimentarias en el lineal del supermercado y conozca que cuando las elige para su cesta de la compra no sólo se lleva calidad y el sabor sino que apoya unos principios de economía social, mantenimiento del medio rural y sostenibilidad medioambiental.
Cooperativa Bodegas Yuntero
En Manzanares (Ciudad Real), la Cooperativa Nuestro Padre Jesús del Perdón-Bodegas Yuntero es ya toda una institución, no en vano lleva 70 años haciendo vino. Se funda en 1954 con 102 viticultores de la zona que querían elaborar y comercializar juntos para defenderse de la especulación a la que se veían sometidos, según señala la propia cooperativa en su web, con una capacidad de 6 millones de kilos.
Hoy, 70 años después, su presidente Felipe Rodríguez resume la actividad de una entidad social que reúne 1100 socios, y que no sólo hace vino sino también tiene secciones de cereales, frutos secos y una fábrica de mosto en Tomelloso que les está dando muchas alegrías, con una facturación de 100 millones de euros. Sólo en uva, el pasado año recogieron 180 millones de kilos. Es la sección de vinos la que se acaba de incorporar al sello Producto Cooperativo.
De su producción de vino, un 95% se dedica a los graneles. “Es nuestro principal activo. Se vende principalmente en Centroeuropa, aunque trabajamos en más de 25 países, pero especialmente en Alemania, Reino Unido, Francia, aunque también trabajamos en Asia y en EEUU. Con el mosto nos estamos diversificando mucho”, asegura.
Para él, llevar el refrendo del sello cooperativo supone poner de manifiesto que “las cooperativas tenemos unos valores diferentes a la empresa privada, tanto en lo económico, como en lo social y medioambiental. Somos empresas sostenibles y creemos en la diferencia que supone la economía circular”.
Incluso, a su juicio, “debemos poner en valor lo que repercute una cooperativa en su pueblo” y trabajar para que “esta marca la gente la conozca porque en muchos casos sostenemos gran parte de los pueblos”.
Felipe Rodríguez considera que Yuntero, está en una zona privilegiada frente a otras de la Mancha: “Tenemos aun regadío, y una cantera de gente más joven y estamos trabajado día a día para que los jóvenes que se incorporan a la agricultura entren por la cooperativa o por otras de la zona. Sí, tenemos un relevo generacional, los chichos ven que hay dinero y futuro, de hecho tenemos un grupo de jóvenes a los que intentamos incentivar para que sigan aquí en el sector y en las cooperativas”.
Cooperativa Bodegas Cristo de la Vega (CRISVE)
También los vinos de Bodegas Cristo de la Vega en Socuéllamos (Ciudad Rea) van a lucir en sus etiquetas el sello ‘Producto Cooperativo’.
Así lo asegura su presidenta María José Moreno: “Pensamos que este sello supone ensalzar nuestros productos, diferenciarlos, porque aquí, a aparte de ser un negocio, hacemos bien a la sociedad, tenemos arraigo en los pueblos, estamos manteniendo una economía”.
Esta cooperativa de vino se fundó en 1955 con sólo 25 agricultores, hoy son más de 750 que recogen una cosecha en torno a los 79 millones de kilos, un 70 por ciento de uvas blancas y un 30 por ciento de tintas.
En las primeras, por supuesto, la reina es la airén, pero también han ido introduciendo verdejo, chardonnay, sauvignon blanc y moscatel. Por lo que se refiere al tinto, la más numerosa es la cencibel aunque cultivan además tienen syrah y merlot. Además, un 30 por ciento de su producción es en ecológico.
La mayor parte de su comercialización es en formato granel, tan sólo embotellan entre uno y dos millones de litros. Exportan un 40 por ciento a Alemania, también a Italia, Francia y EEUU.
María José Moreno cree que ha habido un tiempo en que se ha ido perdiendo ese perfil del cooperativista de antes, aunque “parece que se está volviendo a ese espíritu con la gente joven que viene”.
El futuro lo ve con cierto optimismo. “Nos mantendremos como estamos ahora mismo, hay mucha gente mayor pero viene gente joven”, por eso mantienen el número de socios y las hectáreas.
“El sello va a ser una forma de darnos a conocer, de poner nuestros productos en valor poco a poco, se está haciendo una cosa nueva y esto siempre cuesta”, reflexiona.
Cooperativa Virgen del Carmen (COVICAR)
La producción de aceite de oliva y vino es la actividad de la cooperativa Virgen del Carmen (COVICAR) ubicada en Almodóvar del Campo en Ciudad Real que acaba de unirse también al ‘Sello Cooperativo’.
Tiene también una larga tradición ya que se fundó en 1961 como almazara para dar servicio a medio centenar de socios que se unieron para producir y comercializar juntos su aceite de oliva. A partir de ahí, a lo largo de los años han ido creciendo con secciones de bodega, créditos, cereales, suministros y taller de reparaciones y recientemente frutos secos, concretamente almendra y pistacho. Actualmente son 1.160 los socios que las componen.
Según los datos facilitado por el gerente, Miguel Gasca, la producción principal de la cooperativa es el aceite de oliva, que supone entre el 50 y el 60 por ciento de su facturación. La producción media está entre los dos millones y los dos millones y medio de kilos, dependiendo de la climatología. La mayoría se destina al granel, solo se dedica al embotellado, bajo la marca Dehesa de Almodóvar, entre el 5 y el 10% de su producción.
Italia es el principal destinatario de las exportaciones de aceite, a donde llega entre el 60 y 70 por ciento, también son buenos clientes los países nórdicos.
También en vino, su producción es sobre todo granel y lo que se envasa se hace en gran formato, en envases de 3 y 5 litros.
Gasca es muy contundente con las virtudes del sello p al que se ha sumado la sociedad. “Creemos que hay que diferenciar el producto cooperativo como una producción que elabora el propio dueño de la empresa, es algo que le pertenece, que es suyo, es un sistema más social, que integra a la población, que intenta producir con la mayor calidad posible porque los primeros consumidores son los propios dueños de la cooperativa”.
“Es un sello con el que queremos diferencia una forma de hacer las cosas y poner en valor la forma de hacer del sector agrario, del primario y de la zonas rurales y diferenciar el producto de otros que tiene una elaboración más industrial”, considera.
Dcoop-Vinos Baco
La sección de vinos de la Cooperativa de segundo grado Dccop también acaba de incorporarse a ‘Sello Cooperativo’.
Su gerente y presidente de Cooperativas Agroalimentarias de Castilla-La Mancha, Ángel Villafranca, da valor a una sello que reivindica a las cooperativas. “Al contrario de lo que en otras épocas, donde parecía que había que esconder la figura de la cooperativa, en este momento es una figura en alza porque es un empresa para generar riqueza a sus socios y su entorno. No es una ONG queno tiene carácter económico, la cooperativas genera riqueza y demuestra que lo que está ofreciendo a los consumidores es un producto hecho por personas del entorno cercano, con una trazabilidad garantizada y que aporta esa seguridad al consumir”.
“La cooperativa nos dice que el producto viene directo del campo a la mesa y al mismo tiempo estamos aportando ese beneficio a todo ese entorno rural de mantener población, la biodiversidad, del medioambiente, de aporta vida a nuestros pueblos. Al mismo tiempo, estamos hablando que son productos de lo nuestro, de aquí, originales y auténticos”, asegura.
DCoop, es una cooperativa de segundo grado con distintas secciones, donde el aceite de oliva es la más importante. Tiene también aceituna de mesa, frutos secos, almendra y pistacho principalmente, vino; leche de cabra, donde hace pasta de queso y queso de cabra; cárnicas sobre todo vacuno; cereales; sección de suministros, desde el gasóleo para los socios como la contratación de electricidad; fertilizantes, fitosanitarios, mantenimiento de vehículos; y una sección de financiación que es la sección de crédito. En definitiva una comunidad de más de 70.000 socios con un facturación 1.505 millones de euros en 2024.
Sólo una parte de la sección de vinos entra de momento en este sello, aunque Villafranca ve factible que vayan entrando el resto de los productos finales. En vino, “actualmente agrupamos casi 8.000 socios de Castilla-La Mancha y Rioja con una producción 1.800.000 litros de vino y mosto, donde tenemos desde nuestro concentrados de mosto, línea de envasado de vinos, podemos hacer desde espumosos hasta tranquilos, pasando por baking box, tetrabrik, botellas y con una parte importante de comercialización de vinos a granel”.
Disponen también una “destilaría donde procesamos nuestros subproductos de la viña y también hacemos aguardientes y alcoholes”. En total, la sección tiene una facturación de 99 millones de euros.
Dcoop Vinos Baco tiene una importante vocación exportadora. “Una gran parte va a exportación, entre el 80 y el 87 % del volumen total”, asegura. Podemos decir que están en el mundo entero: Los mercados principales son Alemania, Suiza, Portugal, Italia, Francia, Países Bajos, Reino Unido, EEUU, Japón, Corea del Sur, China, Mali, Costa de Marfil, países del Golfo de Guinea de África y algo a América del Sur, Brasil y Centroamérica.
Los vinos que lucirán en su etiquetado el sello de producto cooperativa serán las gamas Dominio de Baco que son vinos de DO Mancha y la gama de varietales, Viña Ábala. Además, van a incluir vinos desalcoholizados. “Ya tenemos una instalación de desalcoholización de vinos para hacer vinos sin alcohol, y recientemente, en Fenavin, hemos lanzado una marca de vinos sin alcohol blancos y tintos, con el nombre Whitetopia y Redtopia. Estos llevaran el sello cooperativo”, señala Villafranca.
Entroncan estos productos con la diversificación y los nuevos gustos de los consumidores: “Son productos que abren el abanico de opciones para nuevos consumidores, que hay consumidores clásicos de vino que les gusta los tintos con grado y estos vinos tienen su mercado, pero luego hay nuevos consumidores que buscan vinos bajos en alcohol o con cero alcohol, muchos más suaves y más agradables, con burbujas también, tipo espumosos y este mercado hay que atenderlo”, concluye.