Un total de 60 colectivos de toda España se han puesto de acuerdo para realizar un llamamiento a la salvaguarda de ríos y humedales, motivados por las enseñanzas y reflexiones con los que la pandemia de coronavirus vuelve a recordar la dependencia del ser humano de los ecosistemas acuáticos “a los que sistemáticamente damos la espalda”.
En su manifiesto, las organizaciones explican que el amplio consenso a nivel internacional sobre la necesidad de conservar el planeta y su biodiversidad podría verse “entorpecido gravemente” por la crisis sanitaria y podría llevar a un “deterioro medioambiental incluso superior al de antes de la crisis”.
Las entidades firmantes señalan que hay que aprovechar las nuevas oportunidades para reorientar la inversión para la recuperación económica. Los países del sur de Europa, que además de ser los más vulnerables al cambio climático, han sido también algunos de los más afectados por la pandemia de COVID 19, “tenemos la obligación, en un escenario post-coronavirus, de liderar la recuperación de nuestras economías de una forma modélica, y demostrar al mundo que otro modelo social y económico es necesario y factible, basado en la sostenibilidad ambiental y socioeconómica, y en el respeto a la naturaleza”.
También apuntan que la salud humana está íntimamente ligada al entorno natural, por lo que ecosistemas sanos contribuyen a una mayor resiliencia ante pandemias u otros fenómenos del cambio global que nos amenazan. Y a la cabeza de esos ecosistemas señalan a los medios acuáticos, “los más amenazados del mundo”.
“Son los mayores proveedores de servicios ecosistémicos. Son sumideros de carbono y estabilizadores climáticos esenciales a escala mundial. Ejercen un papel importante en la mitigación de las inundaciones y las sequías, nos proveen de aguas limpias, protegen las costas y recargan los acuíferos subterráneos, sustentan una gran geodiversidad, desempeñan un papel imprescindible en el paisaje al proporcionar hábitats únicos y en la prestación de servicios recreativos y culturales a la sociedad”.
No obstante, las asociaciones remarcan que estos ecosistemas son los que más agresiones reciben en todo del mundo. Y consideran así que cuidarlos y restaurarlos es “muestra de madurez y responsabilidad hacia las generaciones futuras y además una estrategia inteligente y rentable”.
Por ello, creen que es posible la visión post COVID-19 de una Península Ibérica sostenible, apoyada en una economía baja en carbón y con unos sistemas acuáticos saludables y repletos de biodiversidad.
Para ello proponen algunas medidas como nuevos modelos de producción agraria con menor consumo de agua respetando la biodiversidad ligada a los ríos y humedales; potenciar la educación ambiental y la investigación; afrontar este reto en el próximo ciclo de planificación hidrológica y el Plan Estratégico de la nueva política agraria de la Unión Europea (PAC); potenciar inversiones públicas dirigidas a la innovación y en soluciones basadas en la naturaleza; involucrar al sector financiero mediante el fomento, desarrollo e implementación de planes de inversiones sostenibles; e impulsar la formación dirigida hacia los empleos sostenibles, el crecimiento verde y el fomento de una forma distinta de vida.
Entre los firmantes del manifiesto se encuentran, entre otras, agrupaciones de Ecologistas en Acción, Fundación Global Nature, WWF, Nueva Cultura del Agua, Greenpeace, Fundación Oxígeno, Plataforma de Toledo en Defensa del Tajo, la Red del Tajo, UGT y CCOO.
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