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Dentro del universo de Frida Kahlo, la militante comunista que convirtió la adversidad en arte

Fotografía de Frida Kahlo proyectada en la exposición 'Frida Kahlo, la vida de un mito'

Lúa Pena Dopazo

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A Frida Kahlo le gustaba decir que había nacido en 1910, año de la Revolución mexicana que puso fin a la dictadura de Porfirio Díaz, pero en realidad lo había hecho tres años antes. A pesar de esto, los creadores de la exposición 'Frida Kahlo, la vida de un mito', que nos sumerge en la vida de esta artista en el IDEAL Centro de Artes Digitales de Barcelona, creen que “la revolución sí que llegó con ella”. La obra y sobre todo el universo vital de esta célebre artista mexicana cuentan estos días con dos exposiciones muy parecidas en España, ambas inmersivas y multisensoriales. La citada en Barcelona y otra en Madrid: 'Vida y obra de Frida Kahlo'

En el espacio expositivo barcelonés IDEAL, que ya sumergió anteriormente a los visitantes en los cuadros y paisajes de Claude Monet y Gustav Klimt, permiten adentrarse ahora en el imaginario de Kahlo, mediante proyecciones audiovisuales de gran formato y diferente tipo, como la realidad virtual o la holografía. En Madrid, la muestra, promovida por Acciona y emplazada en el Teatro Instante, celebra la obra de la pintora mexicana con 2.500 fotogramas animados pintados por distintos artistas y una muestra de sus obras literarias y fotográficas.

De los vestidos tehuanos a la convalecencia

La exhibición 'Frida Kahlo, la vida de un mito' de Barcelona recibe al visitante con un altar de muertos, algo que, de forma inmediata, traslada a las costumbres y los ritos mexicanos. En este caso, preside el altar una gran fotografía de Frida Kahlo rodeada de los elementos tradicionales: agua para calmar la sed de los muertos, velas para guiarlos en el camino de vuelta, incienso y flores –en especial el cempasúchil–, entre otros. 

Frida Kahlo era la cuarta hija (de cinco) del fotógrafo alemán Wilhelm Kahlo y de la mexicana Matilde Calderón. La familia vivía en Coyoacán, a unos 11 kilómetros de la capital mexicana. Con 6 años, Frida contrajo poliomielitis, enfermedad que le dejaría secuelas de por vida: su pierna derecha era más delgada que la izquierda, aunque lo ocultaba mediante los largos trajes tradicionales tehuanos, típicos de las mujeres indígenas de la zona de Oaxaca y alrededores, que tanto la caracterizaban y que lucía con orgullo para reivindicar la cultura popular mexicana, a pesar de que ella no era de esta zona y de que tampoco se había criado en un entorno rural. En la muestra también pueden verse algunos modelos de vestidos tehuanos.

Desde una edad muy temprana, la pintora tuvo contacto con revolucionarios del ejército liberador del sur, conocidos como zapatistas en referencia a su líder Emiliano Zapata, a los que su madre ayudaba, acogía y curaba las heridas cuando era necesario. Por su parte, su padre le inculcó el amor por la cultura: la lectura, la música y la pintura. En 1922, consiguió una plaza en la Escuela Nacional Preparatoria de Ciudad de México, donde se preparaba para estudiar medicina. Allí, la joven Frida entró en contacto con el movimiento estudiantil que en aquella época se caracterizaba por reivindicar el orgullo por las raíces mexicanas y proclamar la necesidad de recuperar la cultura popular, que había sido silenciada y arrinconada por el colonialismo y los gustos europeos.  

El 17 de septiembre de 1925 sufrió un terrible accidente que cambiará su vida: el autobús en el que viajaba fue embestido por un tranvía. El choque le causó lesiones muy graves y los médicos creyeron que había pocas posibilidades de que pudiera sobrevivir. Kahlo “tiene que renunciar a ser médica para ser paciente el resto de su vida, una paciente capaz de convertir el dolor constante en arte”, se puede leer en una de las cartelas de la exposición. Tras el accidente, su madre encargó que le instalaran un caballete adaptado a la cama y un espejo de cuerpo entero para poder entretenerse mientras se recuperaba, aunque no se imaginaba que su hija acabaría convirtiendo la pintura en una de sus grandes pasiones. Asimismo, como consecuencia del atropello, la artista tuvo que someterse a más de 30 operaciones a lo largo de su vida y aprender a convivir con el dolor y las convalecencias constantes. Nunca pudo tener hijos y sufrió al menos tres abortos. 

En una de las salas del IDEAL se encuentran dos obras de nueva creación concebidas para esta biografía inmersiva. Son ‘El instante’ y ‘Convalecencia’, instalaciones diseñadas por el estudio Nueveojos y Jordi Massó, respectivamente. La primera, de carácter tridimensional, recrea ese accidente de tráfico; la segunda, una suerte de planta que brota y crece de su cuerpo encamado, recalca cómo Kahlo “convirtió una distracción en un motivo poderoso para enraizarse a la tierra y la vida”.

Para entender la vida de Frida Kahlo es imprescindible mencionar la intensa y turbulenta relación que mantuvo con el muralista, también mexicano, Diego Rivera. En 1928, Frida y Diego, que le doblaba la edad, se vieron por primera vez en casa de la fotógrafa comunista Tina Modotti; ese mismo año, Kahlo se afilió al partido comunista. Su matrimonio estuvo marcado por las peleas, las reconciliaciones y los amantes por ambas partes. En el caso de Frida, se dice que mantuvo relaciones con hombres y mujeres, entre ellos, el político ruso León Trotski y la cantante Chavela Vargas.

En 1939, la aventura de Rivera con la hermana pequeña de Kahlo hizo que la artista le pidiera el divorcio, aunque volvieron a casarse al año siguiente. Con todo, este hecho marcó un antes y un después en la vida artística de ella, ya que a partir de entonces ella quiso asegurarse su independencia económica, mediante su trabajo como profesora y la venta de obras, pero nunca consiguió la independencia emocional. 

Durante los años 30, Frida Kahlo consiguió hacerse un hueco en el mundo artístico y, en el 38, realizó su primera exposición individual en la Julien Levy Gallery de Nueva York y vendió la mitad de las obras. Sus amigos aseguraban que ella siempre declaraba que no le gustaba “la gente de Gringolandia”, pero ni ella ni Rivera tuvieron ningún problema en relacionarse con familias como los Rockefeller o los Ford, como demuestran las fotografías que forman parte de esta exposición biográfica.

A finales de la década, Kahlo participó en una muestra organizada por André Breton y Marcel Duchamp sobre arte mexicano y, también, en la Exposición Internacional del Surrealismo. Esto hace que algunos académicos incluyan su obra dentro del surrealismo, mas ella solía decir que pintaba su realidad: autorretratos donde aparecen de manera constante calaveras, camas y camillas, objetos punzantes, colibríes (símbolo de buena fortuna en el amor) o frutas (representación de la sexualidad y la fertilidad). Sin embargo, no tuvo su propia exposición individual en México hasta el año 1953, un año antes de morir.

Además de sumergirse en la biografía de Frida Kahlo y de recorrer el camino que explica cómo consiguió esta artista convertirse en un mito internacional que ha pervivido hasta la actualidad, las personas que visiten el centro IDEAL podrán colorear a su gusto un retrato de la pintora y viajar mediante unas gafas de realidad virtual por su habitación, su casa y los símbolos que configuran su universo artístico.

El ambiente intelectual y la Casa Azul

En la ‘Vida y Obra de Frida Kahlo’, en Madrid, la muestra incide más en su obra, aunque sin olvidar su figura y sus múltiples viacrucis personales. Para ello, el despliegue tecnológico es también considerable, con 1.129 metros cuadrados de superficie de proyección –suelo y paredes– y 38 proyectores. 

La exposición, comisariada por Roxana Velásquez Martínez del Campo (directora ejecutiva del Museo de Arte de San Diego) y Deidré Guevara (comisaria de la exposición Frida y yo, en el Museo Georges Pompidou de París) se distribuye en tres ámbitos temáticos. El primero muestra la obra de la pintora junto a su papel más público en el ambiente artístico e intelectual de la época. El segundo, se centra en lo más íntimo de la vida –sus raíces, su familia y el traumático accidente que decantó su trayectoria–. Y el tercer tema es su hogar: la Casa Azul.

Las técnicas de producción empleadas para las piezas audiovisuales han buscado la mejor manera de reproducir y reinterpretar el estilo pictórico de la artista. Se ha llevado a cabo una investigación gráfica de su pintura para así poder dar vida a elementos y personajes de su obra a partir de numerosos bocetos hechos a mano. Y para recrear ambientes y contextualizar de su vida, se han creado ilustraciones que mezclan fotos, dibujos y collages. 

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