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El 'Kame Hame Ha' y otras técnicas para convertir Barcelona en la capital del manga

El Salón del Manga cumple 25 años de éxito.

Marc Vilajosana

Unas mil personas se reunieron en 1995 en un pequeño evento celebrado en la Estación de Francia de Barcelona. Aprovechando el tirón que la serie de animación Dragon Ball estaba teniendo en Catalunya y ubicándose en la misma localización donde se celebraba el Salón del Cómic, fue allí donde tuvo lugar la primera edición del Salón del Manga. “El manga es cosa de dos años” es una frase que fue muy repetida por aquel entonces. Sin embargo, el ahora renombrado como Manga Barcelona celebra este 2019 el cuarto de siglo de existencia en la Fira de Montjuïc con el objetivo de superar los 150.000 asistentes de la pasada edición.

“El interés por el manga está más vivo que nunca”, considera Oriol Estrada, coordinador de actividades de la convención. El Manga Barcelona es el segundo evento dedicado a este género con mayor asistencia en Europa, solo superado por la Japan Expo de París. Lo que empezó como una convención para aficionados al cómic japonés fue englobando cada vez más aspectos de la cultura nipona, desde la animación y el 'cosplay' -disfraces basados en personajes ficticios- hasta la gastronomía, las artes marciales o la escritura. Tras dos ediciones en la Estación de França, el Salón se mudó al recinto de La Farga (L'Hospitalet de Llobregat), donde el evento permaneció hasta 2012, año en que se mudó a la Fira de Montjuic, donde se ha celebrado hasta ahora. El cambio de ubicación fue clave para el crecimiento del evento: los 65.000 visitantes pasaron a ser 112.000 en solo un año.

“Aquí puedes venir sin que nadie te mire mal”, explica Pau, un joven de 21 años que ha asistido a la convención. “Se trata de un lugar en el que se concentra mucha gente que comparte una cultura que en muchos lugares es vista como errónea”, comenta el visitante, que ha asistido a muchas de las pasadas ediciones. En esta ocasión ha venido con un amigo, David, quien destaca la “nostalgia” que le provoca asistir a este evento. Un espacio en el que es fácil reconocer qué tendencias se viven en el mundo del manga con un simple vistazo a los atuendos de los asistentes, muchos de ellos vestidos de su personaje favorito. Una de ellas es Andrea, una chica de 23 años que ha confeccionado un 'cosplay' de un personaje de la serie My Hero Academia. “Si lo llevas por la calle te miran mal”, relata la joven, que explica que para los aficionados al 'cosplay' el Manga Barcelona es una ocasión especial: “En España hay varias oportunidades para mostrar tu trabajo, pero no tan grandes como esta”.

Los organizadores del Manga Barcelona saben que esta es una edición especial y han preparado varias actividades para celebrarlo a lo largo de los 78.000 km² de la Fira. Una exposición con paneles recuerda los momentos más icónicos de las anteriores ediciones del salón; del mismo modo, se ha querido promover la participación del público con retos especiales para cada día -el de este jueves, una conga que no ha terminado de funcionar-. Como ya es tradición, las grandes editoriales como Norma o ECC han traído a autores nipones para sesiones de firmas y talleres, entre los que han destacado Atsushi Ohkubo (autor de Soul Eater y Fire Force) y Mizuho Kusanagi (Yona princesa del amanecer). También, en colaboración con el MNAC, se ha impulsado la exposición “Osamu Tezuka, el Dios del Manga”, dedicada a uno de los pioneros del cómic japonés con la presencia de manuscritos originales, que se ha inaugurado este jueves y estará abierta hasta el 6 de enero.

Dragon Ball, el inicio de un movimiento

Dragon BallUna de las principales exposiciones de esta edición del Manga Barcelona está dedicada a Dragon Ball, uno de los fenómenos del manga y anime -series de animación japonesas- más famosos de todo el mundo y que fue la entrada al mundo 'otaku' de muchos catalanes por su emisión en el ya extinto canal 3XL. “No nos esperábamos el éxito de Dragon Ball, se trataba de un producto más”, reconoce Marc Zanni, actor de doblaje del protagonista de la serie, Goku, en Dragon Ball Z. Sin embargo, mientras realizaban el doblaje de la serie, algunos indicios le hicieron pensar en que se trataba de un fenómeno algo mayor: “Me llamaban al teléfono de casa de mis padres para preguntarme sobre el doblaje”, narra el actor, que pasó a convertirse en una figura pública en convenciones como el Salón del Manga. “Es curioso porque me veían físicamente y no sabían quién era, pero a la que hablaba me reconocían como la voz de Goku”, recuerda Zanni.

Dragon Ball, Doraemon, Shin Chan o One Piece son algunos de los anime que más éxito cosecharon en la cadena de televisión catalana, que a lo largo de la década de los noventa y a principios de siglo apostó de manera evidente por la animación japonesa. Pero con la llegada de la crisis económica, la Corporació Catalana de Medios Audiovisuales decidió dejar de invertir en el anime y el canal 3XL cesó sus emisiones en 2012. “TV3 creó el manga anime en Catalunya y TV3 lo ha dejado morir”, sentencia Marc Zanni.

Hace 25 años, el manga era una afición relacionada especialmente con los jóvenes. En la crónica que ha recuperado betevé sobre la cobertura de esa primera edición, el propio representante del Salón del Manga ubicaba su público objetivo en “jóvenes de entre 13 y 20 años”. Con todo, y aunque los adolescentes siguen representando un porcentaje alto del público, esos jóvenes de entonces han crecido y todavía mantienen su interés en la cultura japonesa. Es el caso de Lorena, de 31 años, que ha acudido al Manga Barcelona junto a su pareja y a su hijo pequeño, todos ellos vestidos de la familia Dalton, de la serie Lucky Luke. “Quieras que no, una quiere transmitir sus hobbies a sus hijos”, reconoce la madre. “Espero que el día que se haga mayor y vea las fotos no se avergüence demasiado”.

El manga español, una industria minoritaria

Como comentaba Marc Zanni, Dragon Ball y One Piece han sido una gran influencia para la comunidad 'otaku' catalana. Uno de ellos es Guillem Casasola, el ganador del concurso de manga de esta edición del salón, con su obra “El que no corre, vuela”. Este joven de 24 años oriundo de Viladecans inició su afición al dibujo retratando precisamente a los personajes de sendas series de animación y ahora se dedica profesionalmente al dibujo de mangas.

“El Salón para mí es un lugar de reunión, donde conozco gente nueva y se reúne mucha gente que no tenía la oportunidad de ver”, explica Casasola. El joven dibujante se considera “afortunado” por vivir cerca de Barcelona, el “epicentro del manga” en Catalunya. “Tengo gente en mi entorno aficionados al manga o a los videojuegos, pero sí que es verdad que los dibujantes que conozco son sobre todo por internet”, apunta el 'mangaka', que es optimista respecto al futuro del manga en el país: “Cada vez hay más personas atraídas por el anime o que quieren dedicarse al dibujo”, sostiene.

Sin embargo, aunque la comunidad de aficionados crezca, tal y como se constata en los sucesivos récords de asistencia a este salón, la producción local de mangas es todavía incipiente. “En España no existe una industria del manga”, reconoce Casasola, si bien matiza que algunas editoriales están empezando a apostar por el producto nacional. Es el caso de la Editorial Planeta, que recientemente ha publicado Planeta Manga, una revista basada en los modelos japoneses como Shonen Jump que incluye, a modo de antología, las obras de varios autores nacionales. Un proyecto que también destaca Oriol Estrada: “Con el mero anuncio de la revista la reacción del público ya fue muy positiva”, reconoce el coordinador de actividades del Manga Barcelona, que opina que la industria se encuentra en estos momentos en un “punto de inflexión”.

Estrada pone Francia como país de referencia en el desarrollo de una industria del manga nacional: “Ya existen casos de autores franceses que publican su cómic estilo manga en Japón y le terminan adaptando su obra al anime”, explica. Por su parte, Casasola ve dos opciones para aquellos que quieran dedicarse al manga en España: “Aprender japonés y probar suerte en Japón o bien apostar por quedarse aquí y tener fe en que se pueda llegar a montar una industria”.

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