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Pere Aragonès, investido al tercer intento gracias a la mayoría independentista del Parlament

El líder de ERC, Pere Aragonès, durante el debate de investidura en el Parlament

Arturo Puente / Oriol Solé Altimira

21 de mayo de 2021 13:35 h

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El candidato de ERC, Pere Aragonès, se ha convertido este viernes en el nuevo president de la Generalitat, el primero de su partido desde la transición, gracias a los votos de la mayoría absoluta del independentismo en el Parlament. Los 74 diputados que suma ERC, Junts y la CUP han dado su apoyo a la investidura de Aragonès, después de los dos acuerdos paralelos a los que han llegado los republicanos con sus otros dos socios tras tres meses de complicadas negociaciones con los posconvergentes. Durante su discurso el nuevo president se ha comprometido a resolver el conflicto constitucional en Catalunya, para lo que ha propuesto un referéndum acordado con el Estado, a la vez que ha propuesto una “sacudida” para modernizar la Generalitat.

Aragonès, que tomará posesión previsiblemente el lunes, formará un Govern de coalición con Junts, partido que controlará la vicepresidencia y el área económica, además de la cartera de Salud o la planificación de obras públicas. Los de Aragonès por su parte retendrán Educación y liderarán consejerías de nuevo cuño, como la de Feminismos o Acción por el Clima, dos promesas del candidato en campaña y que se han plasmado en el acuerdo de legislatura alcanzado entre ERC y Junts. Las dos grandes formaciones independentistas necesitaron tres meses para llegar a un pacto en un tortuoso proceso negociador que llegó a darse por descarrilado a principios de este mes.

Finalmente el candidato republicano ha contado con los votos de todas las formaciones independentistas y ha presentado un programa centrado en la cuestión social y reactivación económica tras la pandemia, basada en lo que Aragonès ha llamado “las cuatro banderas de la Generalitat republicana”, que incluye además la preocupación verde, feminista y de radicalidad democrática. Junto a esto, el nuevo president se ha propuesto como un líder que quiere combinar el diálogo con el Estado con la reivindicación independenitsta y, a la vez, llevar a cabo una mejor labor de gestión que en los últimos años, hasta el punto de que ha hablado de una “intensa labora legislativa”

La jornada ha sido de celebración en ERC, que este viernes vivía una fecha histórica para sus siglas. Menos optimistas se han mostrado los 'comuns', que por boca de su líder Jéssica Albiach han lamentando la composición del Govern con la que Aragonès llega a la presidencia. “Para cambiar de etapa hace falta un cambio de Govern y usted nos presenta el mismo”, ha señalado la diputada de En Comú Podem, que ha asegurado que los republicanos tenían opciones alternativas para pactar pero que finalmente han vuelto a caer en un Govern “zombie” y que es el mismo que Catalunya “lleva años arrastrando”. La fórmula de coalición elegida para el Ejecutivo, ha asegurado Albiach, sirve para dar una patada al calendario pero nace “con obsolescencia programa”, pues ha pronosticado una legislatura corta.

Enfrentado a la coalición del gobierno que liderará Aragonès se ha situado el líder del PSC, Salvador Illa, que en la sesión de este jueves ocupó ya la voz del líder de la oposición. El socialista anticipó que su crítica al Govern sería implacable durante la legislatura, pero también tendió la mano para llegar a acuerdos puntuales, en especial en la cuestión económica y de la crisis sanitaria. Una oposición que describió como “contundente y constructiva”, comenzando por la agenda nacional de Aragonès, que Illa considera divisiva e imposible. El exministro consideró además que era un “chantaje” poner fecha de caducidad a la mesa de negociación con el Gobierno central, tal como ha hecho ERC en el pacto con la CUP, que señala que el foro se abandonarán en dos años si no ha dado frutos.

Illa también aprovechó los pactos suscritos por ERC con diferentes partidos independentistas para cargar contra algunas de las medidas pactadas. El socialista cargó especialmente contra el llamado “embate democrático” planteado por los independentistas. “¿De verdad un embate democrático es lo que percibe que quiere la sociedad catalana?”, cuestionó el socialista. “Con embates no se vence al virus ni se aprovechan los fondos europeos”, lamentó el exministro, que reclamó a Aragonès que el diálogo no sea solo con el Gobierno central, sino también interno entre los catalanes.

Los acuerdos suscritos entre los independentistas y cómo encaja el documento sellado por la CUP y el alcanzado con Junts, también ha sido fruto de debate entre las formaciones afectadas. El líder de Junts en el Parlament, Albert Batet, elogió la alianza como un “buen acuerdo” que recoge los puntos de unión entre las dos grandes formaciones independentistas y traza un camino compartido para los próximos años. En ese sentido, Batet prometió lealtad a Aragonès en su apuesta por mantenerse en la mesa de diálogo con el Gobierno, pese a que expresó escepticismo sobre sus posibilidades, al tiempo que reclamó mantener en alto la espada de la “confrontación” contra el Estado. “Confrontación y negociación son dos caras de la misma moneda”, afirmó el diputado.

También la CUP ha puesto deberes al nuevo president. La cabeza de lista de los anticapitalistas, Dolors Sabater, ha alertado que los votos favorables de sus nueve diputados no son “un cheque en blanco” y le ha exigido “señales” inmediatas en materia de derechos sociales, en especial en vivienda, para mantener el apoyo conseguido. Entre otras cuestiones, Sabater ha recordado que el documento consensuado con su partido incluía la prohibición de que los Mossos participen con antidisturbios en procesos de desahucio, una medida que ha afirmado que debe cumplirse ya, y también el resto de propuestas en la agenda social. Respecto a la mesa de diálogo con el Gobierno, los anticapitalistas han recordado que no apuestan por ella pero también han prometido que no la boicotearán.

Una de las imágenes del día se ha producido fuera del hemiciclo, cuando el líder de ERC encarcelado, Oriol Junqueras, ha acudido al Parlament para presenciar la investidura de su sucesor al frente del partido, Pere Aragonès. Junqueras ha salido de la cárcel de Lledoners (Barcelona), donde cumple condena por sedición y malversación, y ha llegado sobre las 10.45 horas al Parlament, donde ha sido recibido con aplausos por parte de varios diputados republicanos, entre ellos los parlamentarios Sergi Sabrià, Meritxell Serret y Roger Torrent.

El bloque de la derecha, que cuenta con 20 de los 135 escaños del Parlament, ha competido para ver quién criticaba más al nuevo Govern de Aragonès. Ignacio Garriga, líder de Vox, ha considerado que Aragonès pretende “reactivar el golpe de estado”, ante lo que ha asegurado que su formación será “la principal oposición nacional”. Carlos Carrizosa (Ciudadanos) ha pronosticado que el nuevo Govern será “tormenta perfecta de izquierda y nacionalismo independentista que busca el control de la sociedad”. Y Alejandro Fernández, del PP, ha cargado contra Aragonès acusándolo de ser “un president teledirigido desde Waterloo y Lledoners”.

La mayor salida de tono la ha protagonizado Garriga, que ha tildado de “invasión” la llegada de personas procedentes de Marruecos, a lo que Aragonès ha replicado con una de sus primeras medidas como president: acoger a los menores migrantes llegados a Ceuta que le correspondan a Catalunya. “La lucha por la igualdad es indisociable de nuestro compromiso político, y más cuando hay quien quiere utilizar la miseria para dividir la sociedad”, ha zanjado el nuevo president.

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