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El efecto Colau empuja a las izquierdas catalanas hacia una confluencia para ganar la Generalitat

Candidatos municipales de Barcelona, Badalona y Cornellà se solidarizan con los huelguistas de Movistar

Arturo Puente

El éxito rotundo de las confluencias municipalistas en las pasadas elecciones ya está teniendo efectos importantes en las posiciones de los partidos, que han comprobado que la unión es una fórmula ganadora. Solo dos días después del 24-M, ICV-EUiA, CUP y Podemos se han mostrado dispuestos a establecer un diálogo sobre una candidatura de confluencia para ganar la Generalitat en las elecciones autonómicas previstas para el 27 de septiembre. Podemos, que había negado en diversas ocasiones esta posibilidad, ha acabado abriendo la mano en vista del empuje de las listas ciudadanas en las municipales.

La formación morada en Catalunya alberga dos tendencias. Por una parte se mantienen en la apuesta que el partido a nivel de toda España hizo en la asamblea de Vistalegre por presentarse a las autonómicas con sus propias siglas. Concurrir a las elecciones elecciones del 27-S bajo la marca Podemos sería una buena forma de medir la entrada que el partido de Iglesias tiene en Catalunya.

Pero, por otra parte, los resultados del 24-M han demostrado que las confluencias son una apuesta de enorme potencial que podrían desbancar a Mas de la Generalitat. La constatación de lo segundo ha hecho que el partido replantee su posición y se abra a sumar nuevos sectores aunque, por el momento, no desistan en su pretensión de acudir a las elecciones con sus propio candidato y colores. El hecho de que el partido decidiera elegir a su cabeza de lista solo una semana después de las elecciones municipales es un órdago hacia el resto de formaciones de izquierdas, sobre todo ICV-EUiA, que desde hace meses reclaman una unidad también a nivel autonómico.

La líder de ICV-EUiA, Dolors Camats, salió a mostrar su satisfacción en cuanto Podemos anunció su cambio de planteamiento. Para la ecosocialista la experiencia de Barcelona nos demuestra que “se pueden combinar proyectos políticos diferentes con sumas y candidaturas”, y recordó que su partido siempre ha sido “generoso”, recordando el paso atrás dado por su exportavoz en Barcelona, Ricard Gomá, para facilitar el acuerdo con Colau y Podemos.

Tras meses de bloqueo por la negativa de Podemos, las relaciones entre ambas formaciones se deshelaron como por arte de magia solo dos días después de la victoria en Barcelona. Pero el efecto Colau no acabó ahí. La CUP, que rechazó la confluencia en Barcelona en Comú, tampoco ve ahora con malos ojos una suma de sectores de izquierdas. El diputado independentista Quim Arrufat compareció este martes y aseguró que la CUP no tendría problemas en aliarse con Podemos para el 27-S “siempre y cuando Podemos deje de vincular el proceso constituyente catalán a uno en clave española”.

Inicio de un proceso de unidad incierto

Los partidos marcan perfil y ponen condiciones de máximos, pero también reaccionaban a la sacudida que el 24-M había cambiado el mapa político catalán. Los resultados en Catalunya hablan por sí solos de las posibilidades de la izquierda. Una confluencia ha ganado la capital y otra, con la CUP y Podemos, tiene altas posibilidades de hacerse con la alcaldía de Badalona, la tercera ciudad catalana. Además, han obtenido segundos lugares en Terrassa, Santa Coloma o Cornellà. La suma de los resultados de las candidaturas bajo el paraguas de ICV y las que concurrían con la marca de la CUP da un 19% del voto total, a solo 2,5 puntos de CiU. Unos resultados, en definitiva, que mejoran todas las previsiones y que hacen prever que una fuerza de este tipo podría ganar la Generalitat.

Tanto Podemos como la CUP, hasta ahora más reacios, se han acercado a las posiciones de ICV-EUiA, que desde la asamblea Ara és Demá de febrero de 2014 está haciendo una apuesta decidida por formar un bloque izquierdas que pueda sumar a nuevos sectores sociales. Pese a que el terreno se ha allanado, el camino de una posible confluencia ni siquiera se divisa en el futuro cercano. Podemos encara esta semana el proceso de elección de candidato e ICV debe hacer lo mismo, sin siquiera fecha para ello.

Por su parte la CUP, que debe renovar su candidatura al completo, ni siquiera tiene claro como será el proceso de elección. Tradicionalmente la formación ha celebrado asambleas territoriales, pero hace un mes el periodista Antonio Baños aseguró que se postularía como candidato, lo que abrió una discusión en el seno de la CUP sobre si decantarse o no por un proceso de primarias.

La última en saltar a la arena fue Teresa Forcadas, líder de Procés Constituent, al mostrarse dispuesta a ser candidata de consenso de una posible confluencia. Procés Constituent persigue desde su formación el objetivo de unir a las izquierdas catalanas, una pretensión que ahora está sobre la mesa como nunca antes. Podemos, en cambio, considera que la propuesta de Albano Dante es inclusiva con las diferentes sensibilidades de izquierdas y que, si como se prevé resulta elegido candidato de la formación, sería un candidato de suficiente consenso para todos.

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