En Comú retoma el hilo del catalanismo popular 40 años después de la Diada de Sant Boi

“A diferencia de otros comunistas que consideraban que la autodeterminación era burguesa, nosotros reivindicábamos a Andreu Nin y ya reclamábamos la autodeterminación. Y, ya ves, 40 años después la seguimos pidiendo”, explica Roser Rius con una sonrisa de oreja a oreja. Viaja en un tren que la lleva al acto que En Comú celebra en Sant Boi, en recuerdo de la Diada de 1976, la primera que se celebró tras la muerte de Franco.

Roser estuvo en aquella histórica concentración. Entonces militaba en la Liga Comunista Revolucionaria, una actividad política por la que había estado presa algo más de un año, cumpliendo una condena de tres y por la que fue amnistiada. Este 11 de septiembre de 2016 ha cogido el mismo tren para hacer el mismo trayecto de hace 40 años entre Barcelona y Sant Boi, solo que esta vez lo hace como militante de Barcelona En Comú y de Procés Contituent.

Muchas cosas han cambiado desde 1976, pero las reivindicaciones que diversas voces del entorno de los comunes han lanzado desde un llenísimo anfiteatro del Parc de la Muntanyeta de Sant Boi, no tanto. La autodeterminación, como expresión central de la soberanía, ha sido proclama común de todos los que se han subido al escenario: el cineasta y activista histórico Pere Portabella, la socióloga y expolítica Marina Subirats, el economista e impulsor de Procés Constituent Arcadi Oliveres y, por último, el líder de En Comú Podem, Xavier Domènech. La plana mayor de Barcelona en Comú, entre los cuales estaba la alcaldesa Ada Colau, seguían el acto desde la primera fila.

La reivindicación del referéndum para Catalunya, marcado como “irrenunciable”, no es un obstáculo para que los comunes disientan de los planes del independentismo mayoritario. “Parecen atrapados en hojas de ruta, en acrónimos, en DUIs y RUIs”, ha observado Xavier Domènech en tono de sorna. Su propuesta, como repite Domènech, pasa por la “fraternidad”: “La lucha por la libertad de Catalunya es la lucha por la libertad de todos los pueblos de esta piel de toro”. Por esto, para los comunes, “no hay espera que valga pero tampoco hay prisa que valga, porque no queremos levantar un muro ni un choque”.

Pero, pese a la discrepancia, esta tarde la mayoría de los líderes de En Comú acudirán a la manifestación independentista de la ANC y Òmnium. Como ellos, también lo hará Roser Rius, la antigua militante comunista y actual “comú”. Según explica como testigo directo, la concentración de la Diada del 76 fue el inicio de muchas cosas que después serían determinantes para entender el capítulo catalán de la Transición. Entre ellas, constituyó la consolidación de la fuerza social del catalanismo popular, hegemonizado en un primer momento por el PSUC antifranquista y que después perdería comba en favor del PSC. Aquella Diada fue además el preludio de la gran manifestación del 77, la llamada “del millón”, que marcaría el fin de la dictadura.

La memoria de aquellos días ha sido esgrimida por Domènech para proponer esta Diada como el principio de algo nuevo, el inicio de un espacio político heredero de aquel catalanismo popular, representado ahora, a su parecer, por En Comú. “Esta es la primera Diada que celebramos juntos”, ha recordado el diputado en el Congreso, “tenemos que saber construirnos como espacio electoral pero también como alternativa de país para las clases populares”.

Después de proponerlo como heredero de aquella tradición, Domènech ha desplegado las líneas centrales del programa del partido que están construyendo. “Sólo se construye un nuevo país si se construye una nueva sanidad, una nueva escuela, un nuevo urbanismo”, ha reivindicado. Según ha considerado, los comunes ha defendido “como nadie, como absolutamente nadie, el derecho a decidir de nuestro pueblo”.

Tras el pistoletazo de salida dado este domingo por el líder de En Comú en el Congreso, el partido que pretende unir a ICV, EUiA y Podem, además de todas las candidaturas alrededor de los comunes, comenzará su proceso de construcción. En él, serán claves los círculos locales como el Roser, que se reúne cada 15 días en el círculo de Sants En Comú. “La transición fue mala pero sin la lucha que llevamos a cabo entonces hubiera sido mucho peor”, asegura. Después de haber sido parte de la construcción del catalanismo popular de los años 70, Roser participará con orgullo de la construcción de otra fuerza. 40 años después, aún tiene ganas de luchar.