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La cuarta ola feminista en la comunidad gitana: cambios con empoderamiento

Manifestación 8 de marzo

Bárbara D. Alarcón

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Son muchas las razones por las que hombres y mujeres se han sumado a la lucha feminista durante los últimos años. Todos los sectores ya cuentan con iniciativas que intentan mitigar las desigualdades de género, las cuales se endurecen en ciertos contextos económicos, sociales o culturales. Es el caso de la comunidad gitana ya que las mujeres gitanas sufren las discriminaciones propias de este grupo cultural sumadas al machismo propio de nuestra sociedad actual.

Mitigar estas barreras es el objetivo del Programa Cali, un conjunto de formaciones para mujeres gitanas, impartidas tanto a nivel regional como estatal de forma personalizada y por personal especializado en igualdad. “La iniciativa busca el fomento de la igualdad de género, la igualdad de oportunidades y la igualdad de trato”, explican fuentes de la Fundación del Secretariado Gitano, entidad creadora del Programa.

Desde su creación en 2016, y según cifras de su edición 2019, hasta 1.700 mujeres de toda España, y 281 de Castilla-La Mancha, han participado en las formaciones. “Creamos grupos de trabajo formados por un máximo de quince mujeres a las que se les ofrecen itinerarios personalizados en función de sus niveles de estudio, edad y experiencia laboral”.

En general las beneficiarias del Programa tienen “una formación baja, poca experiencia laboral”, explica la técnica en igualdad Cortes Muñoz. Bajo estas premisas, profesionales como Muñoz trabajan con las beneficiarias sus competencias sociales, personales y laborales además de ofrecerles atención psicológica para fortalecer su autonomía. “Queremos que a través del trabajo en grupo encuentren su propio proyecto de vida más allá del hecho de ser hijas, esposas o madres”.

Más empleabilidad, formación educativa y empoderamiento

Según la Fundación del Secretariado Gitano, durante el año pasado, el Programa Cali consiguió que 29 de sus participantes encontraran un empleo y que 65 de ellas iniciaran una formación. “Consideramos que los resultados hasta ahora son muy buenos”.

Las beneficiarias del Programa Cali son mujeres “que tienen escasa formación, que no han salido nunca de su casa o que son amas de casa. Por ello intentamos que ellas mismas encuentren su proyecto de vida y que ejerzan otro papel que no sea el de hijas, esposas y madres”, añade la técnica de igualdad.

El empoderamiento, a través de reforzar las cualidades personales, es clave para reducir los índices de violencia de género ya que, según Muñoz, empoderando a las participantes se asientan las bases para conseguir poner fin a relaciones de pareja basadas en el maltrato.

Este es uno de los principales aspectos del Programa Cali que ha llamado la atención de la Consejería de Igualdad de Castilla-La Mancha. “Trabajan a nivel sociocomunitario para empoderar a las mujeres participantes consiguiendo que sean ellas las dueñas de sus propias decisiones individuales a través de la mejora de su autoestima y empleabilidad”, afirmaba en declaraciones a este medio Blanca Fernández, consejera de Igualdad y Portavoz del Gobierno regional. “Las mujeres gitanas son personas que pueden tomar sus propias decisiones”.

En definitiva se trata de “un curso de formación en el que todos se benefician ya que la igualdad de género en las que ellas se forman luego la transmiten en su casa y entre sus amistades: es un efecto dominó”, concluye la técnica de la Fundación del Secretariado Gitano.

“Los cambios sociales son lentos” reconoce Muñoz y, al encontrarnos en una sociedad machista, la consecución de una igualdad de género real también lo es. “También intentamos que los hombres se impliquen en esta lucha y vemos que la voluntad existe”.

El Programa Cali cuenta con grupos de trabajo mixtos donde hombres y mujeres de diferentes edades comparten experiencias para romper con las desigualdades de género más enraizadas en nuestra sociedad.

Tal y como recuerda la técnica de igualdad, las mujeres gitanas sufren una doble discriminación: la que vive cualquier mujer por el mero hecho de serlo y la de su propia cultura, “la minoría más discriminada en España”.

De la teoría a la práctica

Macarena Amador, a sus 26 años, fue una de las participantes en el Programa Cali durante el año pasado. Con una formación previa, en su caso el Programa la ha ayudado sobre todo personalmente. “He conseguido sentirme más útil y menos avergonzada a la hora de buscar trabajo. Además, ahora me siento más segura de mi misma y eso es muy importante, por ejemplo, durante una entrevista de trabajo”, cuenta Amador.

La joven, residente en Albacete capital, no duda en recomendar participar en el Programa Cali. “Gracias a esta iniciativa conseguí trabajo en un hotel pero lo más importante es el refuerzo anímico. Gané en seguridad en mí misma”.

La Fundación del Secretariado Gitano desarrolla esta iniciativa tanto en Albacete como en Ciudad Real, Cuenca y Talavera de la Reina. “Cuentan con técnicos, tanto payos como gitanos, y conecta a las beneficiarias con otros programas de empleabilidad”, añade la consejera de Igualdad.

Fernández mantuvo un encuentro con miembros de la Fundación para conocer de cerca las características del Programa Cali y establecer puntos de unión. “Las administraciones públicas tenemos la obligación de trabajar con las entidades del tercer sector”.

Desde la Consejería de Igualdad, se intentará que las participantes de Cali “puedan acceder a convocatorias en promoción de valores o en prevención de la discriminación múltiple porque entendemos que entran en los objetivos de estas convocatorias. Se trata de buscar puntos de colaboración para conectar los objetivos de las entidades con los del Gobierno”.

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