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Sobre este blog

Este blog se dedicará a hablar de uno de los fenómenos más incipientes de la actualidad: el mundo seriéfilo. Recomendará, analizará y traerá curiosidades de series de televisión estadounidenses, británicas, europeas y de otros países del mundo.

 

'Narcos’: Pablo Escobar, retrato de una obsesión

Foto: www.loslunesseriefilos.com

Mario Cerdeño

Netflix ha entrado en el mercado de la producción propia con mucho acierto aunque también con algún que otro error. Ha conseguido, en poco tiempo, crear detrás de la marca una auténtica marea de fans que adoran todas sus producciones. El gigante del ‘streaming’ bajo demanda por internet desembarca esta semana en España, así que aprovecho para escribir sobre ‘Narcos’, que vendrá de la mano con el estreno de esta plataforma. Está creada por Chris Brancato, Calor Bernard y Doug Miro, y para dar empaque, el director Brasileño José Padilha (‘Tropa de élite’ o ‘RoboCop’).

El antihéroe es aquel personaje que durante el relato narrativo realiza las funciones del héroe tradicional pero que difiere en su apariencia y valores ético-morales. Ejemplos tenemos muchos a lo largo de la historia de la televisión: Tony Soprano, Walter White, Vick Mackey, Nucky Thompson, Dexter Morgan, Omar Little, etc. En ‘Narcos’ el protagonista es el colombiano Pablo Escobar, narcotraficante y líder del Cártel de Medellín, que sembró el caos en Colombia durante más de una década, además de convertirse en uno de los hombres más ricos del mundo. Él y sus compinches formaron la organización criminal más violenta y despiadada de la historia moderna. La mediatización de su figura se establece en tres etapas: héroe - antihéroe - villano. Todas ellas reflejan el carácter tan carismático y despreciable que a veces no se aleja tanto de las características básicas de nuestros antihéroes favoritos.

‘Narcos’ se contextualiza en los años 80 y 90 con una atmósfera cargada, amarillenta, sucia y a veces granulada, y que revela una ambientación y fotografía cuidada al milímetro. La lucha contra Pablo Escobar por parte de los Estados Unidos, principalmente de la DEA, y de las autoridades colombianas no se merecen menos. La historia está narrada a través de la voz en off del agente Steve Murphy (Boyd Holbrook). Él hace de confidente y cómplice del espectador con su tono socarrón e irónico y sus constantes alusiones. Sin duda, me recuerda a los guiños y miradas en ‘Funny Games’ de Micheal Haneke.

‘Narcos’ cuenta la vida de Pablo Escobar como ya antes lo hicieron otras: ‘Pablo Escobar, el patron del mal’ o ‘Escobar: Paraíso perdido’. Cuenta con una historia interesante y real pero ficcionalizada, aunque esto no hace que la serie pierda realismo. De hecho, como la misma ficción se encarga de señalar, nos introducimos en el denominado movimiento literario hispanoamericano del realismo mágico: pretende con la introducción de elementos fantásticos en la narración profundizar en la realidad a través de lo mágico que hay en ella. Se apoya más aún en lo veraz cuando el relato se salpica de imágenes de archivo -fotos, telenoticias, discursos presidenciales- y en una extensa recopilación de información, dando un tono documental perfecto.

El brasileño Wagner Moura da vida a la controvertida figura de Pablo Escobar. Si dejamos de lado el desatino en el acento y su pronunciación semi-robótica al intentar alcanzar el tono colombiano, el actor consigue dar un toque gestual magistral al personaje. Transmite frialdad, violencia, locura y miedo, las características de un auténtico tirano con altas dosis de psicopatía. Su historia y la de sus socios es la principal y más importante en ‘Narcos’. Quizás ahí está otro desequilibrio en la serie ya que, la otra cara del relato -DEA, EEUU y el gobierno de Colombia- no tiene la fuerza necesaria para plantarle cara. Somos testigos de la evolución personal y mediática de un villano de manual: de Robin Hood a líder del cártel de Medellín, uno de los más sanguinarios de la época moderna; de ‘héroe’ del pueblo a tirano; y, de pobre a ser uno de los más ricos del mundo. Eso sí, siempre teniendo en mente el espectador ese doble rostro de Escobar.

Los agentes de la DEA: Steve Murphy (Boyd Holbrook) y Javier Peña (Pedro Pascal) encabezan un cuadro que se puede hacer llamar ‘El retrato de una obsesión’. Ellos dos junto el gobierno cubano quieren extirpar un cáncer criminal extendido por Colombia y que además está exportando sustancias estupefacientes a lo largo y ancho de EEUU. Esta caza se convierte en algo prioritario en un país que se desangra a una gran velocidad pero el dinero, poder, miedo e influencias de Pablo Escobar la convierten en algo casi imposible ya que en esta partida de ajedrez, ellos tendrán más que perder.

Si algo se lleva una crítica es el gobierno de Estados Unidos, ya que durante el desarrollo de esta primera temporada se dejan ver dardos a su política exterior: totalmente de conveniencia. Hasta los mismos EEUU mantienen relaciones con grandes narcotraficantes para echar a los comunistas de ciertos países. Por eso, en esta guerra contra Pablo Escobar y el narcotráfico, se pueden ver los claroscuros -mentiras, alianzas o traiciones- estadounidenses. La serie no se ha molestado en esconderlos y, para mí, es uno de los puntos positivos.

Aunque la serie no destaque demasiado en su dirección, sí lo hace en su fotografía y ambientación. El guion con sus más y sus menos, y en cómputo general, consigue ser un texto interesante sobre la historia de Pablo Escobar; con unos diálogos repletos de humor negro, además de que cada personaje nos habla en su propia lengua -inglés o español-. Todo esto aderezado con un BSO muy acorde a la narración. El reparto no consigue ser redondo aunque tiene algún actor destacado -a parte de los que ya he citado-: Juan Pablo Raba, que da vida al presidente Gustavo Gavira; Manolo Cardona, como Eduardo Mendoza; o Roberto Urbina, que interpreta a Fabio Ochoa.

‘Narcos’ introduce al espectador en un mundo donde los límites entre el bien y el mal son muy difusos. Una lucha en la que corre mucha sangre y que tiene como principal culpable un personaje, Pablo Escobar, que da unas posibilidades gigantescas a la narración. Un villano de manual que desprende carisma por todos los lados. Es quizás lo doloroso ya que a veces puedes sentir hasta un poco de empatía por él. Sin duda, ‘Narcos’ es una serie recomendable al cien por cien de la que vais a disfrutar.

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