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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

Autonomía basura

Rubén Cervantes, activista social y participante en Podemos

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Vivimos rodeados de basura. Comida basura, bonos basura, trabajo basura... y ahora la casta valenciana exporta al mundo su última innovación: la autonomía basura. El hediondo olor desprendido por esta crisis política llega hasta Bruselas y pone en peligro el ya de por si mermado autogobierno valenciano. Cotinos, Blascos, Fabras, ejércitos de imputados y facturas olvidadas en un cajón, evidencian el bajo nivel democrático y la nula transparencia de la «Comunitat Valenciana» y, en general, de las instituciones surgidas del régimen de 1978. No podemos olvidar que estas instituciones son herencia del franquismo, la herencia de aquellos fascistas que de la noche a la mañana se convirtieron en demócratas de toda la vida... Las diputaciones y su despilfarro son ejemplo de la inspiración franquista que rezuma por todas nuestras administraciones; instituciones que reproducen la corrupción como método común en la concesión de contratos o nombramiento de asesores, en las que el dinero público es fuente de negocio para la élite y sus lacayos, para esa suerte de lumpen-oligarquía que no duda en falsear las anotaciones contables y la realidad. Lamentablemente la realidad huele y no hay cajón donde esconderla.

La sociedad valenciana necesita nuevos referentes políticos e institucionales que recuperen la iniciativa económica y terminen con la emergencia social en la que vivimos. No es suficiente con medidas cosméticas, más aun cuando estamos al borde de una intervención estatal o incluso de la Troika. Auditoría publica de la deuda, transparencia, participación ciudadana en la toma cotidiana de decisiones, revocabilidad y rotatividad de los cargos electos, control de salarios máximos no son consignas vacías o ideologizadas: son las medidas básicas, junto con la apertura de procesos constituyentes, para la regeneración económica y democrática del «País Valencià».

Es la hora de la gente, de recuperar la soberanía popular y expulsar a la casta de la gestión de lo común, de lo que es de todos. Es la hora de ser crítico con lo anterior y no aceptar medias verdades ni apaños por arriba entre políticos profesionales. Es la hora de romper con el régimen de 1978 y decidir entre todas las valencianas y valencianos que futuro social, político y económico queremos construir. Hay que sacar la basura.

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