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Así se investiga un incendio forestal: el grupo de agentes medioambientales valencianos que ha seguido la pista a 10.672 fuegos cumple 25 años

Efectivos de la lucha contra incendios de la Generalitat Valenciana.

Lucas Marco

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El equipo de agentes forestales especializado en investigar incendios ha cumplido 25 años. Fue el primero creado en España y uno de los más antiguos de Europa; entre 1995 y 2019 ha seguido la pista de 10.672 incendios forestales en el territorio valenciano. Los 13 agentes medioambientales que forman el Grupo Operativo de Investigación de Incendios Forestales (GOIIF), dependiente de la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica investigan todos y cada uno de los incendios forestales que se producen en la Comunitat Valenciana en las primeras 72 horas desde que se inicia el fuego. La ley los cataloga como policía judicial genérica y sus informes son la clave de las investigaciones que inicia la Fiscalía.

La mayoría de los incendios se debe a negligencias o accidentes vinculados a la actividad humana. La causa número uno son las quemas agrícolas, aunque también se han producido un centenar de incendios por fumadores, 70 por hogueras y barbacoas, 60 por líneas eléctricas, 42 por fuegos artificiales e incluso cinco a causa de maniobras militares, según el Análisis de causas de incendios forestales en la Comunitat Valenciana para el periodo 2009-2018 elaborado por la conselleria.

“Este 2020 es un año que yo no he conocido en la vida y llevo en esto 27 años”, advierte Asensi Regal, coordinador del GOIIF. El organismo, que cuenta con agentes permanentes asignados desde 1994, inicia sus investigaciones con carácter inmediato y en las primeras 72 horas desde que se inicia el fuego. Los agentes proceden a la recogida de datos, principalmente el parte de incendio y la lectura meteorológica. A partir de ahí, se llevan a cabo inspecciones oculares para “reconocer el territorio, la superficie quemada y la geometría perimetral del incendio”, explica Regal. La investigación deduce las diferentes trayectorias que las llamas dejan sobre el suelo y los materiales vegetales.

La metodología de las evidencia físicas permite a los investigadores determinar el punto de inicio y el proceso de expansión de las llamas. “Cuando tenemos establecida el área en la que podemos determinar que se ha iniciado el incendio, mediante indicadores de propagación, averiguamos qué partes de los objetos están más quemadas”, añade el coordinador del GOIIF, quien recuerda que las condiciones ambientales “a pie de incendio” son fundamentales. Los agentes comprueban los datos del GPS con los del visor del Institut Cartogràfic de la Generalitat Valenciana y proceden a la validación de los resultados contrastando esa información con los testimonios de las unidades desplegadas en la primera línea de combate del fuego, así como las imágenes tomadas desde el helicóptero o por parte de vecinos.

En la última fase de la investigación, que analiza el cuadro de indicadores, los agentes del GOIIF inspeccionan la zona en busca de vestigios y evidencias (“alguna colilla o carboncillo de un tubo de escape”) que permiten determinar si ha sido un incendio intencionado, una quema agrícola o un cable de una línea eléctrica roto. Todos estos indicios “nos permitirán asociarlo a la posible actividad causante del incendio”, explica Regal. “La fase de averiguación del causante se realiza con técnicas estrictamente policiales”, añade.

El informe preliminar del GOIIF, si el incendio se debe a causas humanas, llega a la Fiscalía Provincial. Cuando en una misma investigación participan varios cuerpos de las fuerzas y cuerpos de seguridad, generalmente el Seprona de la Guardia Civil o la Policía autonómica, el Ministerio Fiscal ejerce la supervisión y la coordinación en cada provincia. La sección de Medio Ambiente de la Fiscalía en cada provincia, que cuenta con un fiscal especializado en materia de incendios forestales, recibe todos los atestados e informes de los diferentes cuerpos y lleva un “control directo de las diligencias” para impulsar y agilizar la tramitación, “evitando dilaciones y diligencias innecesarias”.

En 2018, según la última memoria disponible de la Fiscalía de la Comunitat Valenciana, se incoaron 161 diligencias de investigación penal por incendios forestales en la provincia de València y nueve en Alicante (de Castelló no da la cifra exacta pero advierte de que “han aumentado”). La memoria del Ministerio Fiscal elogia la labor de los agentes medioambientales, que “cumplen una labor esencial”, especialmente el GOIIF “por la inmediatez de su intervención y la calidad de los informes técnicos emitidos sobre las causas que los provocan, que se suman a los atestados instruidos por la Guardia Civil”.

“La forma de investigar los incendios forestales fundamentalmente tiene que ver con el informe de causas, luego en determinados supuestos va acompañado de otros informes periciales sobre acelerares de combustión, químicos o ADN de las colillas”, explica el fiscal coordinador de incendios forestales de València, quien alude a la dificultad de localizar datos sobre los titulares de las parcelas para determinar la responsabilidad civil y al desastroso impacto medioambiental que ocasionan los incendios forestales en materia de pérdida de especies, contaminación de los acuíferos o emisiones de efecto invernadero.

En los últimos años, los incendios forestales han descendido notablemente en el territorio valenciano (2019 fue el año con menos incendios desde hace 33 veranos) a pesar de que sólo 268 municipios valencianos del total de 542 cuentan con un plan municipal de prevención de incendios aprobado. “Este año ha sido un año muy bueno pero tenemos miedo de que el verano pueda ser peligroso, hay riesgo de que sea un año malo”, alerta el fiscal coordinador de incendios forestales de València. “Un incendio se sabe cómo empieza pero no cómo acaba”, advierte. Sobre el verano “es arriesgado decir nada porque se debe de hablar cuando haya pasado el toro”, dice el coordinador del GOIIF, Asensi Regal.

Los fuegos han descendido, según coinciden ambos, porque cada vez hay menos imprudencias. “Ha habido un descenso de los incendios porque hemos formulado muchas denuncias”, defiende el fiscal. La gente se lo piensa dos veces a la hora de quemar restos agrícolas o rastrojos cuando el vecino de la parcela de al lado ha tenido problemas judiciales. “Con más educación y concienciación, gran parte de los incendios serían evitables”, lamenta el coordinador del GOIIF.

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