Piernas cansadas e hinchadas por el calor: trucos para mejorar la circulación en verano

Piernas

Marta Chavarrías

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Con el calor y las altas temperaturas, es habitual que algunas personas noten las piernas cansadas y pesadas. Esto ocurre, entre otras causas, porque el calor dilata las venas y los capilares, lo que se traduce en un retorno venoso menos eficiente. Las piernas cansadas o la insuficiencia venosa no es más que un mecanismo de adaptación para regular la temperatura corporal pero que tiene un inconveniente: favorece la retención de líquidos y, por tanto, hace que nuestras piernas se hinchen. 

Esto explicaría también por qué en algunos casos podemos ver las venas varicosas, las que son más gruesas y de otro color. El síndrome de las piernas cansadas, que afecta a un 20-30% de la población adulta y que es cinco veces más frecuente en las mujeres, suele empeorar al pasar mucho tiempo de pie sin movernos, con el sobrepeso, el embarazo, la ropa demasiado ajustada y como consecuencia de algunas terapias hormonales.

Todos estos factores, junto con el calor del verano, lo que hacen es agravar algunos de los síntomas más comunes de las piernas cansadas como pesadez, dolor, cansancio, calambres musculares, sensación de que se nos adormecen, hormigueo, picor, agujetas, varices o hinchazón, un problema que en España afecta a más de nueve millones de personas, principalmente mujeres, como decíamos, pero cada vez también más hombres.

Las piernas son una parte sensible ya que soportan todo el peso del cuerpo lo que, sumado a la gravedad, hace que se concentren los líquidos en las extremidades inferiores. ¿Cómo podemos tratar y prevenir estos signos?

Siete formas de aliviar los síntomas de las piernas cansadas

Podemos aliviar los síntomas de las piernas cansadas con consejos útiles y fáciles de incorporar en nuestro día a día, sobre todo durante estos meses de verano. La Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC) aconseja:

  • Mantener las piernas en alto, por encima del corazón, durante unos 30 minutos de dos a tres veces al día. Cuando nos sentamos, podemos elevar las piernas por encima del nivel de las caderas y apoyarlas en un sillón sin cruzarlas. De esta manera, la gravedad ayuda a reducir la acumulación de líquidos y favorece la descongestión. 
  • Dormir con las piernas levantadas unos diez o veinte centímetros, con una almohada debajo de los pies o elevando el colchón ligeramente en la parte de los pies.
  • Evitar la exposición excesiva al sol o cualquier otra fuente de calor y humedad en las piernas. Por tanto, no debemos tomar el sol en las piernas de forma prolongada durante las horas de máximo calor, lo que conduciría a un efecto vasodilatador intenso, y evitar la depilación con cera caliente.
  • Caminar, nadar o pedalear de 30 a 60 minutos al día para aumentar el retorno venoso. El movimiento ayuda a promover la circulación y un correcto flujo sanguíneo. En el caso de que tengamos que permanecer muchas horas de pie, los expertos aconsejan hacer ejercicios como sentadillas o caminar sobre los talones.
  • Evitar la ropa ajustada como pantalones o calcetines y gomas estrechas, así como calzado ancho y los talones muy altos. Es preferible llevar calzado cerrado para evitar la aparición de varices.
  • Refrescar las piernas con duchas de agua fría para activar el retorno venoso y aliviar la pesadez y el dolor. Lo recomendable es aplicar agua fría en la parte posterior de las piernas, de abajo hacia arriba al final de la ducha para aliviar la sensación de pesadez. El frío es vasoconstrictor, restringe los vasos sanguíneos y desalienta el estancamiento venoso.
  • Caminar por la playa y bañarnos de vez en cuando porque el agua fresca activa la circulación y mejora la sensación de piernas cansadas. Si nos bañamos, deberemos ducharnos después para retirar la sal, que seca la piel, y aplicar crema hidratante.

Cremas, alimentación y terapia compresiva

Además de adoptar estos hábitos para reducir los síntomas de las piernas cansadas, también puede ayudarnos tomar acciones extra como realizar masajes con geles o cremas con efecto frío y extractos de plantas: esta medida será más efectiva si lo hacemos con las piernas en alto y desde el tobillo hasta la rodilla para subir después hasta la mitad del muslo, siempre de forma suave, que no provoque dolor, con las dos manos rodeando la pierna y apretando suavemente de forma continua. 

Es recomendable guardar estos cosméticos de efecto frío en la nevera  para que aumente su eficacia. Muchos de ellos incorporan activos como el castaño de Indias, el ruscus, el ginkgo biloba, la vid roja o la centella asiática. 

Otro aspecto clave es prestar atención a la alimentación. Una dieta rica en frutas y verduras que contengan vitaminas, minerales, fibras y agua favorece la actividad tonificante del sistema venoso y la eliminación de líquidos en exceso. Existen muchos alimentos con efecto diurético, como la cebolla, el apio, la piña, las coles, el pepino o el calabacín. Mantener una buena hidratación nos ayudará a expulsar las toxinas que se estancan en los vasos sanguíneos. 

En cambio, deberemos reducir el consumo excesivo de sal, que procede en la mayoría de los casos de los alimentos procesados, y erradicar la ingesta de alcohol ya que su consumo empeora la insuficiencia venosa crónica.

También la terapia compresiva puede ayudarnos a tratar este problema, es decir, aplicar presión externa sobre ciertos puntos de las piernas, de arriba abajo, con vendas o medias de compresión elástica (aquí deberemos prestar atención a la talla y modelo que mejor se adapte a nuestras necesidades). Su función es ejercer presión sobre las piernas para facilitar el funcionamiento del sistema de retorno venoso y, por tanto, que la sangre ascienda correctamente. 

Según la SEFAC, a pesar de la incomodidad que pueden suponer estas medias, su uso está especialmente indicado en los meses de verano, ya que por encima de los 25ºC existe riesgo de empeoramiento de los trastornos asociados al retorno venoso. Pero las usaremos siempre bajo recomendación médica, advierte la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).

Si el dolor o la inflamación no se alivian con todas estas medidas, se trata de algo más que simples molestias y aparece enrojecimiento y varicosidades, deberemos acudir a un especialista para que valore si es necesario iniciar otro tratamiento, advierte la Sociedad Española de Medicina y Cirugía Cosmética (SEMCC).

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