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El Cañón de Avilés convertirá a Asturias en la autonomía con 50 LIC de Europa
El Cañón de Avilés convertirá a Asturias en la autonomía con cincuenta LIC (Lugar de Interés Comunitario) de Europa, y la sitúa, junto con Canarias y Andalucía, en la comunidad con mayor número de espacios protegidos de España. La sima abismal, formada por tres cañones, es una de los diez espacios marinos que el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente presentará a la Unión Europea como LIC en el marco del proyecto “Life Indemares”.
La zona “es una de las más espectaculares del mundo y uno de los mayores cañones del Atlántico”, señala Javier Cristobo, director del Instituto Oceanográfico de Gijón, que participa en el proyecto junto a Francisco Sánchez, del Instituto Oceanográfico de Santander, e investigador principal de los estudios científicos para que el Ministerio pueda realizar la propuesta.
Esta fractura geográfica tiene su origen a sólo siete millas de la entrada de la ría de Avilés, se hunde 4.800 metros en las profundidades marinas y contempla una longitud de 40 kilómetros. El Cañón de Avilés tiene gran interés tanto desde el punto de vista geológico como pesquero, ya que es uno de los lugares más ricos en especies del occidente asturiano.
Tras cinco años de investigación, se ha realizado un mapa bien definido de su orografía, donde se dan los arrecifes coralinos y las estrellas de mar, y se ha efectuado un estudio completo sobre la circulación de las aguas en estos cañones del Cantábrico. Sus características convierten al Cañón de Avilés en un hábitat de gran valor para el mantenimiento de especies marinas, como la merluza y el rape, cuyas crías se alimentan y crecen en determinados hábitats presentes en las cabeceras de los cañones.
Los arrecifes cuenta con dos especies de corales, que les aportan su estructura tridimensional, la Lophelia pertusa y la Madrépora oculata, catalogadas de interés por la UE y protegidas por sus normativas incluidas en la Directiva de Hábitats.
Es una zona donde faenan 280 barcos y eso explica la reticencia de los pescadores a que sea declarada Lugar de Interés Comunitario. “Que sea protegido no quiere decir que se cierre, sino que se someterá a unas medidas de gestión para proteger la riqueza pesquera y el mantenimiento de la biodiversidad”, señala Francisco Sánchez, autor del informe que recibirá en breve el Ministerio de Miguel Arias Cañete.
El investigador del Instituto Oceanográfico de Santander comprende los recelos de los pescaderos y que “asusta la terminología de área protegida, pero es bueno que se den cuenta que no es incompatible faenar y mantener un ecosistema sostenible”.
Los pescadores asturianos tienen el antecedente de El Cachucho, la primera Área Marina Protegida de la costa asturiana a 65 kilómetros de la costa de Ribadesella, de gran riqueza marina y denominada los Picos de Europa del mar. Una gestión informativa deficiente por parte de la administración terminó en un enfrentamiento ante el incumplimiento de lo pactado. En la actualidad, es un oasis donde está prohibido pescar con artes de pesca que actúen sobre el fondo.
La diferencia es que en El Cachucho apenas había barcos, pero en el Cañón de Avilés “faenan un montón”, dice Sánchez y eso exige una gestión diferente del área protegida. “Se trata de resolver los conflictos de uso que se puedan presentar, como por ejemplo que no se podrá utilizar ni el arrastre ni el palangre en las zonas con hábitats protegidos por las normativas europeas, y determinar qué tipos de artes son compatibles con la conservación de la biodiversidad y que repercusiones socioeconómicas tendrá”, añade.
La cuestión es que en esta zona no se puede plantear una veda, algo que los pescadores entienden y aceptan, según explica Sánchez, “sino que estamos hablando de corales. No se puede cerrar un año y después abrir. Estamos hablando de organismos de crecimiento muy lento y extraordinariamente vulnerables”.
Para tranquilidad de los pesqueros, los planes para el Cañón de Avilés son menos estrictos. Se trata de hacer compatible la conservación del ecosistema generado por los cañones submarinos, con el uso sostenible de los recursos.
“Será un área protegida, sometida a diversas medidas de gestión para cumplir con las necesarias normativas europeas, pero no cerrada. Con la pesca tradicional, los pescadores tendrán más ayudas, el etiquetado verde reportará mayores beneficios económicos y habrá una lista limitada de buques a la que tendrán acceso para participar, con observadores a bordo, en proyectos sobre el efecto de conservación del ecosistema. Hay que quitar ese miedo visceral que tienen algunos pescadores, a que se cierre su sustento de vida”, señala Francisco Sánchez.
A pesar de la cantidad de barcos que faenan en la zona, la orografía y la profundidad han permitido que los principales hábitats vulnerables del Cañón de Avilés estén bien conservados y el hecho de incluirlos en zona protegida, garantizaría las pesquerías en el futuro. Como dice Sánchez, no se puede utilizar todo el mar para la pesca.
Pero en este tema no sólo están implicados los pescadores; las autoridades portuarias tendrán que mediar sobre el efecto contaminante del transporte marino. También se ha descartado como uso turístico. Su profundidad sólo permite descender a robots por la sima abismal.
La propuesta de incluir al Cañón de Avilés en los espacios de la Red Natura 2000 llega tras un profundo y dilatado trabajo de investigación, coordinado por la Fundación Biodiversidad, en el que han participado los Institutos Oceanográficos de Santander, Gijón, A Coruña y Madrid y las principales organizaciones conservacionistas de España. Además se han mantenido reuniones con los pescadores, la Universidad de Oviedo y la Consejería de Agroganadería y Recursos Autóctonos del Gobierno de Asturias.