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Ray Loriga indaga “cuánto se puede barrer debajo de la alfombra” en su novela

Ray Loriga indaga "cuánto se puede barrer debajo de la alfombra" en su novela

EFE

Madrid —

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Al escritor Ray Loriga le gustan los personajes pusilánimes porque, dice, las personas creen que pueden jugar con las circunstancias más de lo que éstas permiten y por eso el protagonista de su novela es uno de ellos, un libro que habla de “cuánto se puede barrer debajo de la alfombra hasta que hace bulto”.

Más de 25 años después de su primera novela, “Lo peor de todo”, el escritor Ray Loriga (Madrid, 1967) acaba de publicar “Sábado, domingo” (Alfaguara), en la que, ha indicado en una entrevista con Efe, ha vuelto a utilizar “una voz” que no había usado desde entonces “para ver si la tenía todavía y antes de perderla del todo”.

“Es como cuando te encuentras ropa antigua en un armario y te la pruebas a ver si te entra”, ha explicado el escritor, que quiso retomar la “voz” del Madrid urbano de su primera novela, que publicó en 1992, después de escribir “Rendición”, una historia “orwelliana” sobre la autoridad y la manipulación colectiva con la que ganó en 2017 el Premio Alfaguara de Novela.

“Sábado, domingo”, es una misma historia contada de dos formas distintas y separadas por más de 20 años. En la primera parte, un adolescente, que sufre episodios de pérdida de conocimiento por epilepsia, relata un suceso reciente ocurrido un sábado de verano que le provoca un sentimiento de culpa originada por su cobardía. En la segunda, ese adolescente es un hombre que deberá enfrentarse a aquel episodio y la culpa que le ha perseguido toda su vida.

“Un solo suceso contado por dos testigos que son la misma persona, pero que ya no son la misma”, ha señalado Loriga, que ha querido en esta novela “indagar en lo que pensábamos que íbamos a ser y en lo que hemos llegado a ser”.

El sábado es, para Loriga, la adolescencia, mientras que el domingo representa “la pesada madurez”: “cuando hay que asumir lo que hemos hecho con nuestra vida”.

El relato tiene partes con algunos aspectos personales del autor, ha señalado Loriga, que ha destacado no obstante que el protagonista no se parece a él, que desde muy pronto soñó con ser escritor mientras que el personaje de la novela “va cayendo del lado de ilusiones frustradas por su falta de empeño”.

“Un tipo bastante pusilánime”, dice el autor, que siente predilección por este tipo de personajes “con poco tesón, al socaire de las circunstancias, que se siente culpable de haber sido testigo silencioso y no saber si es responsable de algo que cree que ha sucedido”, un argumento que sirve a Loriga para indagar sobre “cuánto se puede barrer debajo de la alfombra hasta que haga bulto”.

No obstante, ha intentado alejarse de la figura del perdedor, que está “muy manido”, explica el autor.

La primera parte de la novela está ambientada a finales de los años 80 en Madrid, una ciudad en la que transcurre la vida de un adolescente que se relaciona con otros chicos privilegiados para los que son fundamentales las apariencias y las diferencias de clase.

Diferencias sociales que, aunque sigan existiendo en la actualidad, se han transformado, ya que el mundo digital hace más similares modas y experiencias para los adolescentes, concluye Loriga.

Carmen Naranjo.

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