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Un edificio “verde” y andaluz, nueva sede cultural de referencia en Palestina

Un edificio "verde" y andaluz, nueva sede cultural de referencia en Palestina

EFE

Ramala (Cisjordania) —

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Un edificio “verde” construido por un estudio de arquitectura andaluz se convierte en la nueva sede de la fundación Qattan, que aspira a establecer en Ramala un núcleo cultural de referencia para que los palestinos se apropien de las instalaciones con conciertos, exhibiciones o lecturas.

El intenso sol dificulta aún más la dura tarea a la que hacen frente hoy casi un centenar de personas, que trabajan a contrarreloj para que los 7.730 m² de instalaciones sobre una árida colina a las afueras de la ciudad, estén listas para la gran inauguración de mañana, que será solo parcial, ya que el edifico solo estará terminado antes de finales de año.

Los motivos de la dilación en las obras, que en total se extenderán cinco años, están vinculados al contexto de ocupación israelí, aseguran los promotores.

La baja cualificación del personal, retenciones en los puestos de control militar, arrestos, o demora en la llegada de materiales, venidos en gran parte del exterior por la limitada capacidad productiva palestina y la negativa de la fundación a comprar material producido en Israel, han contribuido a la demora.

Como ejemplo, señala a Efe la arquitecta Estela Quintero, que ha participado en el proyecto desde que el Estudio Donaire ganara la convocatoria pública en 2012, “las estanterías (de la biblioteca) estuvieron desde abril en Ashdod (puerto israelí) y las liberaron la semana pasada”.

“La fundación tenía muy claro que quería un edificio que dotase de usos públicos, porque es una carencia grande en la ciudad. A la vez, quería un edificio emblemático que verdaderamente sirviese para que los artistas crezcan, se sientan integrados, que sea un área de encuentro”, resume Quintero.

Para lograrlo, disponen de talleres, un pequeño teatro, cafetería, plaza pública, terraza de uso público y biblioteca, que junto a las técnicas constructivas empleadas, de sostenibilidad y diseño, “ha supuesto un esfuerzo grande de conciliación con la práctica local, muy lejos de los estándares a los que estamos acostumbrados”, resume de una experiencia que califica de “reto”.

Juan Pedro Donaire, director del estudio, destaca que el uso de la piedra local era una de las condiciones del proyecto, para el que se ha usado una celosía de lama y corredores que crean un filtro bioclimático y facilitan el control energético.

Este y otros criterios, incluida la reconstrucción del paisaje olivar de alrededor, la reutilización de aguas residuales y la instalación de placas solares les ha valido el certificado Silver de sostenibilidad, el primero emitido según los estándares palestinos.

El edificio “se ha mimetizado con el paisaje”, pero no en su totalidad por su diseño contemporáneo, lo que le convierte en “una sorpresa arquitectónica” en la zona, apunta Donaire.

En la galería interior, se ultiman los detalles de la exposición “Naciones subcontratadas”, que revisa a través de la visión de más de sesenta artistas locales e internacionales la idea de nación, gobernanza e identidad.

Su comisario, Yazid Anani, apunta que la muestra cuestiona “si los servicios sociales que una vez fueron prometidos como servicios básicos para los ciudadanos han sido subcontratados por el sector privado”, como la educación o la cultura, lo que hace necesario organizaciones de la sociedad civil como Qattan.

Su fundador, Abdel Mohsin Qattan, falleció en diciembre del año pasado tras veinte años de dedicación filantrópica a la promoción de estos dos sectores entre los palestinos.

“Es necesario que exista una ciudad de la cultura, una ciudad que aúne la fragmentación” del mundo árabe y en especial, de los palestinos, diseminados entre Gaza, Cisjordania, aquellos que quedaron dentro de Israel tras su establecimiento en 1948 y la diáspora, señaló recientemente ante un grupo de periodistas Omar Qattan, hijo de Abdel Mohsin y director de la junta directiva.

Una idea que el director general de Qattan, Ziaf Jalaf, desea que cumpla este nuevo espacio con el que busca inspirar la creatividad: “Que sea un centro que proyecte actividades por toda Palestina y para todos los palestinos, donde quiera que estén”.

“Esperamos que ayude a que Ramala sea una ciudad vibrante en la que gente de toda Palestina o de cualquier otro sitio se junte, debata, se comunique; tenga fructíferas conversaciones que tiendan puentes entre las personas y mejoren el entendimiento”, dice Jalaf entre el repiqueteo de martillos y taladros de los últimos remates.

María Sevillano

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