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“Siempre ha habido poetas, pero han estado muy ocultas, ninguneadas e invisibilizadas”

Elvira Sastre. Foto: Andrea Abril

Paula Corroto

Elvira Sastre (Segovia, 1992) habla deprisa y con frases cortas. Como si lo tuviera todo bastante claro. También se expresa con la misma naturalidad con la que lo hace en sus poemas, que tienen numerosos seguidores en las redes sociales y que ya han sido publicados en editoriales como Visor. Es una poesía abierta en canal en la que se nota la influencia de poetas de la experiencia como Luis García Montero o Benjamín Prado.

Sastre forma parte de la nueva generación de poetas, pero es una voz propia y muy independiente, como confiesa en esta entrevista en la que, además de poesía, habla de feminismo, de la libertad de expresión y de la capacidad para decir que no. Para abril saldrá el que será su sexto poemario, Aquella orilla nuestra, con ilustraciones de Emba. Con ella celebramos el Día Internacional de la Poesía que se celebra este 21 de marzo. 

Naciste en 1992. ¿Te consideras una millenial?millenial

Estoy un poco fuera de onda porque aunque tenga 25 años soy un poco 'viejoven' en el interior. Soy millennial por lo que he leído en algún artículo, pero no soy de clasificarme en nada.

Ni siquiera has visto la última edición de Operación Triunfo.

Sí, eso sí, claro, pero eso no ha sido sólo una cosa de los millennials. No lo he visto de una manera fanática, porque ya lo fui de OT1, pero sí lo he seguido de vez en cuando.

Te lo preguntaba porque son chicos y chicas de tu generación y se ha puesto de relevancia una serie de valores y comportamientos que quizá no se habían visto tanto en la televisión, desde una apertura mayor hacia diferentes orientaciones  sexuales y una concienciación hacia temas sociales. Y me parecía que esto también está en tu poesía y en la de otros poetas de tu edad.

Sí, es que yo creo que tenemos una conciencia diferente. Internet nos ha permitido tener un acceso a la información… que es bueno siempre y cuando sepas lo que estás leyendo. Eso nos hace en general una sociedad más avanzada. Creo que estamos más acostumbrados a saber y a preguntarnos las cosas.

¿Qué poetas más mayores que tú te hacen preguntarte cosas?

Benjamín Prado para mí es una figura clave tanto a nivel personal como profesional. Yo le leía cuando era más jovencita y fue el que me hizo decir, yo quiero escribir porque esto me gusta.  He leído también mucha poesía de la experiencia, a Luis García Montero, Raquel Lanseros. Y después di el salto a poetas de América Latina como Ida Vilariño, Pizarnik… He descubierto a Gloria Fuertes…

¿Cómo conoces a Chus Visor, que ahora es tu editor?

Lo conocí personalmente en un encuentro de poesía en México.

Te lo pregunto porque ha sido un editor muy importante en los últimos años, pero recientemente ha sido criticado por no incluir a mujeres en su catálogo y también por participar en premios literarios que han sido concedidos más a hombres que a mujeres.

Yo estoy totalmente en desacuerdo con todas esas afirmaciones. Los intereses de quienes las hagan no sé cuáles son. En el tema de los premios yo he sido jurado en varios con él y no he visto ninguna cosa rara. Todo estaba en orden. Y si hay algo raro yo no lo he visto. En cuanto al tema de las mujeres ahí estoy yo sin ir más lejos. A mí Chus me dio una oportunidad, me abrió las puertas y me cuida muchísimo. Y yo creo que con todo esto no se puede poner a Chus en duda. No hay más que ver su catálogo, Ha dado pie a muchas poetas de América Latina y de España. Me parecen críticas muy injustas.

Por otro lado, sí que han aparecido nuevas poetas en el escenario. En tu generación hay otros nombres como Loreto Sesma, Irene X, Sara Bueno….

Sí, haber ahora no, porque siempre las ha habido, lo que pasa es que han estado muy ocultas, ninguneadas e invisibilizadas. Por ejemplo, Fernán Caballero era una mujer y hay muchas historias de hombres artistas de todos los ámbitos que luego se ha descubierto que el trabajo lo hacía su mujer. Ahora afortunadamente lo que hay es más visibilidad porque estamos cambiando un poco las cosas y se nos ha abierto más la puerta.

¿Influye esta mayor presencia de mujeres en la poesía? Cuando las he leído me ha parecido ver otros temas como la apertura en la sexualidad de las chicas que quizá no estaba antes.

Sí, ahora hay menos miedo y menos censura. Se escribe de las cosas de forma mucho más natural. Yo por lo menos lo hago así.

Pese a formar parte de esta nueva generación, tu voz parece muy independiente.

Sí, siempre he sido un poco así. Esto tampoco es algo que me esperaba y no he querido correr y he dicho que no a cosas. Procuro cuidar mucho todo lo que hago en cuanto a la poesía.

No es nada fácil decir que no. ¿A qué has dicho que no?

No, no lo es. Te hacen ofertas suculentas y te prometen cosas que en el momento pueden ser estupendas pero tienes que pensar en lo que estás haciendo y sobre todo lo que quieres hacer. Creo que ya tengo un sexto sentido para este tipo de cosas.

Tu último poemario publicado se titula La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida. Cuánto sufrimiento para tener 25 años.La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida

Sí, es que fue fruto de una ruptura no muy esperada y al final es un libro muy conceptual de poemas escritos en muy poco tiempo, que en el momento me salvaron, pero también es que condensan toda la parte mala, triste y rabiosa.

¿De dónde salen tus poemas?

Depende de un momento. Hace poco me pilló en la sala de espera del médico. En cuanto llegué a casa me puse a escribir porque lo necesitaba. Son momentos, detalles o sensaciones que me vienen a la cabeza y que necesito sacarlas.

Tienes muchísimos seguidores en las redes sociales, has conseguido premios, publicas en Visor ¿Cómo se evita que a una no se le suba la fama a la cabeza?

He tenido mucha suerte porque importa mucho tu entorno y la educación que te han dado tus padres. Y me han dado una de tener los pies en la tierra. Mi padre es mi mayor crítico. No me doran la píldora, y mis amistades igual. Yo necesito muy pocos amigos, pero los que lo sean que sean de verdad. No he tenido un momento de que se me haya ido la olla, pero si he tenido el amago me lo han frenado.

Y políticamente, ¿te han intentado arrastrar partidos, instituciones?

No, no en términos políticos. Por ejemplo, cuando Luis García Montero hizo la campaña por Izquierda Unida en Madrid le apoyé, pero le apoyé más a su persona que al partido. También he colaborado con alguna frase para Podemos y hace poco cedí los derechos de un poema para una campaña a favor de la adopción que ha hecho en Baleares el PSOE. No ha sido tanto ser la cara de un partido, que no lo sería nunca, sino que son actos que a mí me interesan en lo personal y que creo que son buenos.

La verdad es que cuando me piden cosas que están fuera de la literatura no les suelo prestar mucha atención. Es cierto que luego en las redes sociales, como cualquiera, sí he compartido mis ideas políticas sin ningún problema porque ante todo creo en la libertad de expresión.

¿Y cómo ves la libertad de expresión en estos momentos?

Yo tengo algún poema social y son los que más disfruto cuando leo. Recuerdo cuando querían aprobar la Ley Mordaza y el hecho de que yo estuviera hablando de eso en voz alta me hacía sentir bien. Ahora parece que se pueden decir cosas pero sólo desde un lado y no desde el otro y eso no es democracia, estaríamos hablando de otra cosa. De todas maneras, creo que han sido casos puntuales, que a todos les ha pillado de nuevas Internet  y que habrá una regulación democrática. Al menos es lo que a mí me gustaría.

Te voy a dar una opinión reciente de Mario Vargas Llosa: “El feminismo es hoy el más resuelto enemigo de la literatura”. ¿Qué te parece?

Son unas declaraciones súper desafortunadas. Pero creo que es muy importante diferenciar al autor de la obra. A mí me ha dado mucho respeto conocer a la gente que admiro porque luego cada uno es como es. De Cernuda dicen también que era un misógino, pero si yo eso no lo veo reflejado en su poesía me da igual, entre comillas. Me tienen que gustar sus libros, no él.

También creo que se está cayendo en muchos errores como el de una obra a la que cambiaron el final porque en él el hombre mataba a la mujer. Eso me parece absurdo porque la literatura es un reflejo de la sociedad y si empezamos a cambiarlo todo y a edulcorarlo, cuando pasen siglos y se estudien las obras de ahora va a parecer que era todo igualdad y todo maravilloso, y no es cierto. Cambiar las obras es algo peligroso porque las obras son eso, las obras.

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